Moncloa prepara un asalto masivo a los medios

La estrategia del Gobierno es intensificar su control sobre los medios ante el desgaste de RTVE y la urgencia por blindar la imagen de Pedro Sánchez

Periodista Digital 

En los pasillos de La Moncloa se percibe inquietud. La televisión pública, antaño instrumento clave del relato oficial, muestra signos de fatiga. Las 12 horas diarias de emisión destinadas a reforzar la imagen de Pedro Sánchez ya no bastan.

El control mediático del Gobierno se ha convertido en una prioridad estratégica. Las tensiones internas en RTVE y el desapego creciente de la audiencia alertan a los asesores más cercanos al Ejecutivo. Mantener la influencia sobre la opinión pública requiere ahora maniobras más agresivas y diversificadas, extendiéndose más allá de la televisión pública.

RTVE: rebelión interna y afinidad con el Gobierno

La corporación pública enfrenta un clima de tensión inédito. Periodistas veteranos critican la contratación masiva de colaboradores afines al PSOE. Nombres como Jesús Cintora, Javier Ruiz, Xabier Fortes, Mamen Intxaurrondo y Sarah Santaolalla dominan debates y espacios centrales.

La plantilla de RTVE denuncia favoritismo hacia productoras externas, mientras los trabajadores internos quedan marginados. El descontento se materializa en los “Viernes negros” y otras protestas simbólicas.

Enchufismo y favoritismo: fichajes polémicos

La selección de periodistas y tertulianos prosocialistas en RTVE y medios afines ha provocado rechazo generalizado. Se cuestiona la idoneidad de figuras como Ana Cuesta, Gonzalo Miró, Pepa Bueno, Bob Pop, Ignacio Escolar, David Broncano, Inés Hernand y Marta Flich.

El control mediático del Gobierno se traduce en un descarado nepotismo, con vínculos personales y sentimentales que refuerzan la presencia de afines en espacios estratégicos. Se estima que el gasto del “chiringuito” mediático de RTVE supera los 1.000 millones de euros en favor de productoras y rostros alineados con el Ejecutivo.

El Consejo de Informativos advierte que estas prácticas erosionan la independencia, vacían de contenido la programación y amenazan la credibilidad del servicio público.

Más allá de RTVE: el “asalto” a otros medios

El desgaste de RTVE y el traslado de audiencias a plataformas privadas y digitales obligan al Gobierno a buscar nuevos frentes. El Grupo Prisa, propietario de El País y la cadena SER, se perfila como un actor estratégico.

El objetivo es garantizar que la línea editorial permanezca alineada con los intereses de Sánchez y del Ejecutivo. La Moncloa explora alianzas empresariales, captación de periodistas y refuerzo de vínculos para consolidar el control mediático del Gobierno.

Los analistas coinciden: si Sánchez logra asegurar la influencia en Prisa, la resistencia de otros grupos será mucho menor. Esta estrategia busca neutralizar voces críticas y consolidar un ecosistema mediático favorable.

Polarización, recelos y lucha por audiencias

La partida mediática se juega en varios frentes. RTVE enfrenta crisis de identidad, división interna y audiencias fragmentadas. Al mismo tiempo, el Gobierno intensifica la presión sobre grandes grupos privados, buscando consolidar la narrativa oficial.

Los fichajes de periodistas afines generan recelos tanto dentro como fuera de las redacciones. La batalla por la audiencia se traslada a las plataformas digitales, donde el espectáculo y la viralidad en las RRSS determinan la agenda.

El control mediático del Gobierno ya no depende únicamente de la televisión pública. Ahora requiere alianzas estratégicas, influencia digital y capacidad para adaptarse a un ecosistema mediático en constante transformación.

Implicaciones para la pluralidad y la democracia

La concentración de poder mediático y la influencia sobre la información afectan directamente la pluralidad y la democracia. La ciudadanía enfrenta un riesgo: recibir un relato sesgado y manipulado que favorece al Ejecutivo, mientras se silencian opiniones críticas.

El fenómeno de los “enchufados” y la saturación de voces afines socialistas debilitan la independencia de los medios. Es la dictadura mediática de Sánchez. La transparencia, la objetividad y la imparcialidad, pilares esenciales de una sociedad, quedan comprometidos.

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