La llegada de los peajes a las autovías no tiene vuelta atrás. El compromiso con la Comisión Europea para materializar esta normativa en el primer trimestre de 2022 y que se convierta en realidad en 2024 -y que sigue la hoja de ruta marcada por la agenda 2030 y el Foro de Davos- provoca que la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y su equipo busquen socios para impulsar esta medida. Y aunque nadie se quiere manchar las manos con esta medida tan impopular, pero que al final todos van a aceptar.

Porque al final todos tragarán, ya que esta medida viene desde Bruselas y porque, sobre todo, es parte de la agenda 2030 y del Foro de Davos en la que todos los partidos políticos del arco parlamentario- a excepción de Vox- están comprometidos. Es decir, protestarán un poco de cara a la galería y para no perder votos de su electorado pero nada más

Ídem con algunos gobiernos autonómicos- socialistas 

Tampoco pueden justificar los peajes los gobiernos de Aragón, Castilla-La Mancha o Extremadura. Barones socialistas Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara y Emiliano García-Page librará su particular batalla con Raquel Sánchez para no defraudar a su electorado.

En el caso de su negativa al peaje de las autovías,  su protesta se fundamenta en que el tejido industrial de estas tres regiones, de gran dispersión, dependen de la conexión por carretera. Una conexión que ya está siendo castigada con la subida de los hidrocarburos y el aumento del impuesto de matriculación.

La oposición también protestará un poco

La oposición tampoco le dará tregua con los peajes. La medida casa con las doctrinas de Bruselas y, como explican desde el entorno del Partido Popular a este medio, «tiene un gran lógica económica». Pero el PP no perderá la oportunidad para sacar rédito de este ‘callejón sin salida’.

En definitiva, la llegada de los peajes a las autovías no tiene vuelta atrás.  Y ya saben, siguiendo el lema del Foro de Davos, «no tendrás nada y serás feliz»