VOX debería rectificar | Pío Moa

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A principios de año, creo recordar,  VOX preparaba una moción de censura contra el Dotor.  Abascal en un gesto falsamente caballeroso y contradictorio, dijo que lo habían abandonado para no perjudicar al PP, sumido entonces en una crisis interna: “A nosotros el único sorpasso que nos interesa es al PSOE, que se ha aliado con los enemigos de España”. ¿Y el PP no? ¿Por qué ha roto Abascal con el PP, entonces, si solo se diferencian en cuestiones secundarias o de matiz? Asombroso. Si la gente solo ve diferencias de matiz, y no de raíz entre VOX y el PP, votará al PP como la opción más útil. Y se preguntará por qué Abascal ha creado un nuevo partido, que debilita la unidad de la derecha, en lugar de presionar dentro del PP, como Ayuso, por ejemplo.

La anterior moción de censura de VOX fue un gran éxito de propaganda, que le permitió llegar ampliamente a la opinión pública y definir al PSOE  por debajo de su hojarasca retórica y de paso retrató al PP. Una segunda moción de censura habría sido un nuevo gran éxito aunque no consiguiera desalojar al Dotor, y por las mismas causas. Si VOX no se distingue claramente del PP y no lo “sorpassa”, será cosa de poco tiempo que termine desinflándose, como pasó en Andalucía, donde se ha vuelto irrelevante después de sus jactancias de que iba a gobernar con el Nocilla, a quien ahora se ofrece a ayudar patéticamente “contra la inflación”.

Ahora VOX, o varios de sus dirigentes, creen que el electorado les exige que vayan aliados como auxiliares del PP, con la esperanza de superarlo mostrándose más radical en tales o cuales aspectos. Para lo que deben dejar en segundo plano la gran política y ocuparse fundamentalmente de las políticas menores, “las que interesan a los ciudadanos”, y a las que todos apelan (¿qué partido va a defender la inflación, que parece ahora  la cuestión clave para VOX? Todos hablarán contra ella y tan bien o mejor que VOX).

Otro grave  error de VOX, es promover una “ley de concordia” (idea del PP) como si un gobierno pudiera obligar a la gente a “concordarse”. De nuevo asoma la pretensión totalitaria, ya “normal» en todos los partidos, de dictar desde el poder  los sentimientos de la gente. La demagogia implícita es que “los españoles se abrazaron y reconciliaron”, además, en la transición. Eso es cierto solo a medias:  no hubo abrazo, aunque sí reconciliación de hecho, y no en la transición sino en los años 40, cuando el franquismo salvó a España de la SGM y venció al maquis y al aislamiento. La “concordia” cae implícitamente en la infame demagogia del PP al pretender que la guerra se libró porque algunos locos sádicos  de un lado y otro decidieron matarse y arrastrar a los demás españoles. Ahora se trataría de “olvidar” y  “abrazarse”. La verdad incuestionable es que fue una guerra de sovietizantes y separatistas contra partidario de la unidad nacional y la cultura española, de raíz cristiana. Y que ganaron precisamente los buenos. Mientras estas verdades evidentes no se reconozcan, la política navegará a la deriva, satelizada a  las demagogias socialistas-separatistas.

Denunciar que las leyes de memoria crean odios está bien, pero es enormemente insuficiente. Lo principal es que son leyes inadmisibles, totalitarias, que deben combatirse desde el primer momento. En segundo lugar, que las mismas leyes implican el reconocimiento de que las versiones de izquierda son falsas, ya que necesitan tales leyes. Y solo en tercer lugar que, efectivamente, fomentan los odios sociales. No se debe atender a lo más secundario y explotable emocionalmente, dejando de lado lo real y de verdad relevante. Es como la llorera sentimental por la “guerra entre hermanos”, olvidando lo que pretendían unos “hermanos” y otros.

Temo que vamos a ver cómo VOX se va desinflando. Quizá ello le incite a rectificar.

Pío Moa | Escritor

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