Los eurodiputados se resisten a un acuerdo arancelario que reduciría los derechos sobre los productos estadounidenses y dejaría expuestos al acero y al aluminio de la UE.
La polémica sobre Von der Leyen y las concesiones comerciales a EEUU
El Parlamento Europeo ha abierto un duro enfrentamiento con la Comisión Europea por las concesiones comerciales de Von der Leyen a EEUU. Los eurodiputados rechazan un acuerdo arancelario que reduciría los derechos a productos norteamericanos y pondría en riesgo al acero y al aluminio europeo. El debate llega en un momento crítico, apenas iniciando el segundo mandato de la presidenta de la Comisión.
Los expertos señalan que el plan favorece a Washington y sacrifica la industria europea. El presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento, Bernd Lange, fue tajante: «No veo por qué se justifica que el acero y el aluminio europeos se enfrenten a un arancel del 50 % mientras que los productos estadounidenses deberían estar sujetos a cero».
Los eurodiputados rechazan un acuerdo desequilibrado
Los parlamentarios europeos, desde socialistas hasta conservadores, coinciden en que este acuerdo representa una cesión innecesaria a EEUU. El problema no es solo económico, sino también político. Para muchos eurodiputados, estas concesiones comerciales de Von der Leyen a EEUU rompen la simetría de las relaciones bilaterales y colocan a Europa en una posición de debilidad.
El comisario de Comercio, Maroš Šefčovič, tuvo que aclarar que se aplicará el procedimiento legislativo ordinario, con la participación del Parlamento y de los Estados miembros. Sin embargo, la desconfianza hacia la Comisión se mantiene, porque Bruselas parecía decidida a avanzar sin contar con los legisladores.
El caso de Marie-Pierre Vedrenne, eurodiputada francesa, refleja el sentir general. Calificó las presiones estadounidenses de “chantaje inaceptable” y defendió el derecho soberano de Europa a regular su mercado digital y a proteger su industria.
Europa frente a las presiones de Washington
El debate sobre las concesiones comerciales de Von der Leyen a EEUU también refleja un trasfondo geopolítico. El expresidente Donald Trump ya impuso aranceles a los vehículos europeos y amenazó con sanciones adicionales si la UE mantiene sus normas digitales contra los gigantes tecnológicos como Google, Apple o Meta.
Los liberales temen quedar atrapados entre la lógica del mercado y las presiones políticas. Mientras tanto, los Verdes y los socialistas denuncian que el acuerdo con EEUU solo serviría para debilitar a Europa frente a la competencia china en el sector automovilístico y al mismo tiempo destruiría miles de empleos en la siderurgia europea.
El sector del automóvil es el gran afectado. En 2024, Europa exportó 758.000 vehículos a Estados Unidos, con un valor de 38.900 millones de euros, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). Si el Parlamento bloquea la propuesta, estas exportaciones se verían comprometidas, pero muchos eurodiputados prefieren asumir ese riesgo antes que aceptar lo que consideran un pacto desigual.
El Parlamento contra Von der Leyen: un desafío político
El pulso no es solo económico, sino también institucional. Las concesiones comerciales de Von der Leyen a EEUU llegan justo después de que obtuviera la confianza para iniciar su segundo mandato. Un rechazo en el Parlamento sería un duro revés político que debilitaría su liderazgo y su capacidad de negociación internacional.
La propia Comisión insiste en que el simple registro de la propuesta bastaría para que Washington cumpla su parte. Pero los legisladores europeos rechazan ese planteamiento. Consideran que Bruselas no puede actuar como si el Parlamento fuera un órgano decorativo, especialmente en un asunto tan sensible.
Este conflicto abre una grieta entre las instituciones europeas. Mientras la Comisión busca soluciones pragmáticas para salvar a la industria automovilística, los eurodiputados defienden la soberanía económica y la dignidad política de Europa frente a Estados Unidos.
Europa ante una decisión clave
Las concesiones comerciales de Von der Leyen a EEUU no son un asunto técnico. Representan una prueba de hasta qué punto la UE está dispuesta a sacrificar su industria y su independencia política para calmar a Washington. Si hoy se cede en acero, aluminio y automóviles, mañana se hará lo mismo con la agricultura, la energía o la tecnología digital.
El debate se convierte, así, en un símbolo de la Europa que queremos: una Unión sometida a los intereses de Estados Unidos o una Europa firme en la defensa de su industria, su empleo y su soberanía.
Un pulso que definirá el futuro de Europa
El caso de las concesiones comerciales de Von der Leyen a EEUU muestra un choque frontal entre la Comisión y el Parlamento. Para muchos, el acuerdo es una rendición que amenaza a la industria europea y erosiona la soberanía política.
La presidenta de la Comisión se juega mucho más que un simple pacto arancelario. Se juega su credibilidad, su liderazgo y la confianza del Parlamento en su segundo mandato. Europa, por su parte, se enfrenta a una disyuntiva histórica: aceptar un papel secundario en el comercio mundial o reafirmarse como potencia capaz de defender sus intereses frente a EEUU y China.
El desenlace de este pulso marcará el rumbo de la política comercial europea durante los próximos años. Lo que está en juego no es solo el futuro del acero o del automóvil, sino la fortaleza de Europa como actor soberano en un mundo dominado por potencias que no dudan en defender lo suyo.