Varios antiguos mandos del CNI firmaron la carta de los 73 militares a Felipe VI

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Al menos media docena de los firmantes trabajaron en los servicios secretos. El único conocido es el coronel Antonio Lago, quien tuvo que testificar en el juicio contra los exdirectores Manglano y Calderón por las escuchas ilegales en la sede de Herri Batasuna

Al menos media docena de antiguos miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) aparecen entre los 73 militares retirados de la XXIII Promoción de la Academia General Militar que firmaron la polémica carta enviada a Felipe VI el pasado 25 de noviembre, según coinciden varias fuentes de los servicios secretos consultadas por Vozpópuli. Tanto el Ministerio de Defensa como el propio CNI prefirieron guardar silencio a preguntas de este periódico.

Una de las fuentes eleva a una decena la cifra de exmiembros del CNI que aparecen en la misiva publicada por El País el pasado domingo. En uno u otro caso, se trata de un número significativo -alrededor del 10%-, un hecho que ha provocado sorpresa tanto en el departamento de Margarita Robles como en los propios servicios secretos que dirige Paz Esteban.

Pese a ello, las citadas fuentes niegan que haya excesiva preocupación por este descubrimiento y estiman que muchos de ellos pudieron sumarse a la iniciativa por «el afecto y la camaradería» que existe dentro de la citada promoción.

Eso sí, en el CNI se está indagando en los expedientes de estas personas a raíz de la polémica. La mayoría de ellos lleva «entre cinco y nueve años» fuera de La Casa, el nombre con el que los agentes llaman a la sede principal de los servicios secretos en Madrid. Y buena parte de ellos se jubilaron tras cumplir una larga trayectoria, de varias décadas, en lo que antes se llamaba el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) y luego, desde 2002, el CNI.

La directora del CNI, Paz Esteban y la ministra de Defensa, Margarita Robles.
La directora del CNI, Paz Esteban y la ministra de Defensa, Margarita Robles. EFE

Varios de los firmantes tuvieron, además, cargos importantes dentro de los servicios secretos, un dato llamativo que ha causado inquietud en Defensa, donde se están tomando muy en serio este asunto de las cartas de militares retirados dirigidas a La Zarzuela.

Sobre todo, la aparente correlación que hay entre la misiva de la XIX Promoción del Ejército del Aire -enviada al Rey y al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, el 10 de noviembre- con la siguiente de la XXIII Promoción de la AGM, que empezó a gestarse el 15 del pasado mes y que se envió al jefe del Estado diez días después.

Dicha sucesión temporal, así como el uso de un lenguaje parecido, sugiere que hubo una posible coordinación entre los firmantes para hacer ver a Felipe VI que la preocupación por la situación política del país se extendía a buena parte de los ejércitos que forman las Fuerzas Armadas

El caso del coronel Lago

En aras de la seguridad nacional, Vozpópuli mantendrá en el anonimato los nombres de estas personas que han pasado por el CNI. El único de los firmantes que estuvo en los servicios secretos y cuya identidad es conocida, tal y como adelantó El Confidencial Digital, es el coronel retirado Antonio Lago Palomeque.

A principios de los noventa, él fue uno de los jefes del Departamento de Acción Operativa del CESID. En 2002 tuvo que testificar en el juicio contra los exdirectores de los servicios secretos, Emilio Alonso Manglano y Javier Calderón, por el espionaje a la sede de Herri Batasuna en Vitoria sin autorización judicial y sin conocimiento del Gobierno.

En el CNI se está indagando en los expedientes de estas personas a raíz de la polémica. La mayoría de ellos lleva «entre cinco y nueve años» fuera de ‘La Casa’

Por tanto, Lago era el máximo responsable de los agentes operativos del CESID, los llamados ‘Grupos KA‘, encargados de realizar aquellas actividades del servicio secreto español que requerían medios, procedimientos o técnicas especiales. Fue el mismo puesto que tuvo Juan Alberto Perote unos años antes que él.

Manglano y Calderón fueron condenados finalmente en 2003 por la Audiencia Provincial de Álava a tres años de cárcel por el delito de interceptación ilegal de comunicaciones telefónicas. También fueron condenados dos supuestos agentes del CESID Mario Cantero y Francisco Buján a dos años y seis meses de prisión para cada uno.

En los últimos años, el número de militares dentro del CNI es cada vez menor. Según la propia web de los servicios secretos, el 62,4% de sus miembros procede del mundo civil, mientras que el 26,8% vienen de las Fuerzas Armadas y el 10,6% de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lejos quedan, por tanto, aquellos tiempos en los que los representantes de la milicia copaban las estructuras del antiguo CESID.

(Antonio Rodríguez. VozPopuli)

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