¿Una monarquía golpista?
El rey, desdiciéndose de su intervención contra el golpismo de 2017, ha firmado el golpismo mucho más peligroso de la amnistía. Con ello se ha unido al Doctor Saunas y ha debilitado y en parte desarmado cualquier otra oposición que pudiera venir de los jueces, de otras instituciones o de VOX, y ha dejado a España sin ley, en plena crispación social. Es el acto político de mayor gravedad desde la transición: es la liquidación de ella y el paso al golpismo abierto. Quizá Felipe piense que uniéndose a los golpistas salva la monarquía: precisamente uno de los objetivos del Doctor Saunas es liquidar la monarquía, QUE HISTÓRICAMENTE VIENE DE FRANCO, algo que no puede borrar ni disimular ninguna ley y que nunca le perdonará el nuevo frente popular. Es muy probablemente el suicidio de la monarquía, lo cual no tendría demasiada importancia si no comprometiera, además, la unidad nacional y la democracia.
Si Felipe VI hubiera cumplido su deber de defender a España y la democracia rehusando firmar la amnistía, habría creado un conflicto institucional del mayor alcance. Se dilucidaría entonces si el golpismo vencía o era derrotado. Casi seguramente los responsables de otras instituciones y la mayoría del pueblo respaldarían en ese caso al rey, con en 2017, y el golpismo fracasaría. Pero el rey no ha asumido su deber y los riesgos implícitos, con lo que se hace cómplice del Doctor Saunas y deja a España, repito, sin ley. Las perspectivas para el país no pueden ser más sombrías, a menos que los jueces, o algunos de ellos, y los responsables de otras instituciones, mantengan la Constitución, por más que la monarquía quedase en entredicho por su evidente cobardía moral. De los muchos actos políticos muy graves desde la Constitución, tantas veces vulneradas, este es el más grave, con aspecto de definitivo.
El secreto del rey
El rey sabe que la amnistía no es amnistía, porque los “amnistiados” han proclamado su intención de repetir el golpe en cuanto puedan. Sabe, que, aun si no fuera así, es una medida anticonstitucional ya en un plano golpista. Sabe que el propósito de los “amnistiados” es destruir la unidad nacional de España. Sabe que coinciden con el Doctor Saunas, convertido en golpista principal, en considerar a España, no como una nación sino como un amasijo de “naciones” con derecho a disgregarla. ¿Por qué, entonces, ha firmado un ataque tan frontal, tan golpista, a España y a la propia Constitución, dejando a España sin ley? ¿Ha claudicado o ha colaborado?
El secreto de su decisión creo que es doble. La Constitución, hecha con algunas trampas y por políticos de poco fuste, es ambigua: afirma la unidad nacional y al mismo tiempo la socava hablando de “nacionalidades”, sin derecho explícito de autodeterminación, pero con derecho a ampliar indefinidamente sus competencias a costa de la unidad. Esta ambigüedad ha llevado a un sinfín de vulneraciones de la ley, hasta llegar a la situación presente, que no es de vulneración sino de simple y llano golpismo. La Constitución permite defender la unidad nacional y socavarla hasta el golpe de estado como ocurre actualmente. Llegado un momento, es necesario elegir, y el rey parece haber elegido contra la unidad nacional, base a su vez de la Constitución y de la democracia.
Esto ha sido posible porque desde la crisis moral del 98, el problema mayor de fondo de España, junto con el de la evolución totalitaria, ha sido el mencionado: ¿es España una nación o un estado impuesto sobre varias naciones que tendrían derecho –casi obligación, dada la constante denigración de la historia de España– a separarse? Obsérvese que la tendencia a la disgregación ha ido aliada a la totalitaria, representada sobre todo por el PSOE ya desde 1918. Este doble problema es la raíz y la explicación de la guerra civil, y hoy reaparece con fuerza amenazante.
¿Qué concepción de España tiene el rey? Si observamos atentamente sus declaraciones, vemos en ellas cierta tendencia a concebir España como plurinacional, algo parecido al Imperio austrohúngaro. Está además fuertemente influido por una formación anglosajona y demasiado íntimamente unido a la monarquía inglesa (la de Gibraltar, no se olvide). Historiadores y políticos ingleses han querido presentar a España como un conjunto deshilvanado y sin verdadera unidad (ver mi “Galería de charlatanes“, con Raymond Carr y otros). Los actos de Felipe VI hacen sospechar que su firma de una seudoamnistía golpista no es una anécdota, sino que incide en un problema fundamental que obliga a tomar postura. Y ya la ha tomado. A menos que rectifique de algún modo.
Pío Moa | Escritor | https://www.piomoa.es/
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