Nadie al timón del barco | José Antonio Ruiz de la Hermosa

Los que escribimos, habitualmente no tenemos tiempo para leer. Es difícil compaginar ambas cosas, pero…, a veces, los amigos nos recomiendan leer los escritos de otros, también amigos, por su enjundia o acierto en el tema a elegir. Y en esas estamos, cuando nuevamente recalamos en las controvertidas elecciones europeas. No vamos a entrar en el tema ya manido de que Junts, un partido independentista catalán, haya sido tercera fuerza política en mesas de votaciones de Madrid, Las Palmas o Asturias, con los votos justos y necesarios entre todas para poder tener así representación en Bruselas.

Queda claro, que la magia de INDRA, una empresa semi-estatal, cuyos directivos están ahí, curiosamente, por ser amigos o conocidos de gente de Moncloa, pero no piensen ustedes nada raro al respecto, que no es así. Las cosas son como son y no debemos nunca pensar mal, aunque pasase que en las Juntas Electorales se solicitó las comprobaciones oportunas por los representantes de varias asociaciones y algún partido, y se les negase la comprobación que la Ley no sólo permite, sino que queda claro que es perfectamente legal, se le informara con cierta mala educación, presuntamente, que, si seguían protestando, la fuerza pública se haría cargo de acompañarlos, y no, precisamente a la salida.

En fin, y volviendo al principio, mi amigo y director de algún medio digital, don Carlos Caldito, trató de hacer un artículo sobre la evolución de las elecciones llamadas democráticas en los últimos años, y empezando por ahí, terminó de darse cuenta de que, en realidad, esta evolución está plenamente enraizada y sobre todo ha llegado a donde está, porque hay una mayoría, la que verdaderamente ha ganado las votaciones. Sí, no sé si se han dado cuenta, pero las votaciones europeas las ha ganado, por amplia mayoría, un partido que se llama: ¡Abstención! Ustedes dirán, ¿cómo?, ¿por qué? Evidentemente porque son mayoría y además si vemos el conjunto de Europa. más que absoluta, pues superan el cincuenta por ciento.

Pues sí, además de ustedes, todavía hay quienes se extrañan de que en las últimas elecciones al parlamento europeo haya aumentado la abstención y el número de personas que han votado a quienes los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas denominan «la extrema derecha» … La Unión Europea se ha convertido en un tren fuera de control, un tren cuyos maquinistas dirigen hacia un precipicio. Y lo que es más preocupante, los maquinistas no paran de arrojar más y más carbón a la locomotora a un ritmo alarmante, acelerando el tren en lugar de ralentizarlo, algo parecido a lo que sucede en aquella famosa película de los hermanos Marx, ninguno se llama Carlos, ni tiene que ver con el socialismo, pero sus disparatadas acciones son meramente lo antes expuesto.

En Europa, todavía, una gran mayoría prefiere ignorar que el tren se dirige hacia el precipicio. Lo cual, hasta cierto punto es comprensible, ya que a nadie le gusta la idea de saltar de un tren en marcha. Sin duda, no es una elección agradable de llevar a cabo. Pero como decía Ayn Rand, “se puede optar por ignorar la realidad, no tenerla en cuenta, o lo que sea… pero no se pueden ignorar las consecuencias cuando se ignora la realidad”. Y esto es verdaderamente preocupante. Hablábamos de un tren con maquinistas alocados, pero en realidad a mí me da la impresión de un puente de mando de un barco, al que entramos y vemos que está vacío, y que nadie lleva el timón.

Pues no, estoy en ligero desacuerdo, no respecto a los pasajeros, que en un número importante están acongojados por la situación, sino a los maquinistas o a los timoneles. Siempre elegidos por sus partidos llamados democráticos, y que envían al “cementerio de elefantes” de Bruselas a los que ya no pintan nada en casa y hay que premiarlos con una buena paga, los cinco años de cada eurodiputado nos cuesta a los contribuyentes la friolera de medio millón de euros, y luego, una jubilación de por vida, que claro está, todavía no podemos valorar.

Por otra parte, van a Bruselas los encargados de llevar adelante la agenda 2.030, esa guía de destrucción de Europa, consistente en machacar la Europa que ha creado el estado del bienestar y que molesta a los “Woke” de USA, sobre todo a los que hacen negocios en Wall Street y que, curiosamente, son aficionados a ciertos ritos satánicos y no puedo seguir porque me llamarían racista, xenófobo, anti determinada raza, etc.…, pero ya saben ustedes de quien hablo.

La U.E. se está caracterizando por perseguir y arruinar a los que en ella viven, como los del sector primario, que ven cómo les eliminan por ejemplo las presas, porque es muy importante que los pececillos puedan ir a desovar a las fuentes de los ríos europeos, aunque, eso sí, los del río Nilo les da igual. También eliminar la industria, como ejemplo España, otrora 8ª potencia mundial, lo es en la actualidad y gracias a estas políticas ni se sabe qué puesto, si es que ocupa alguno. Y siguiendo con España, que entre 1975 y 1980 tenía lo que se denomina paro técnico, como la primera en parados en la actualidad. Pero eso si, importando cientos de miles de magrebíes y subsaharianos todos los años, que carecen de oficio y beneficio. Mientras, nuestros titulados medios y superiores o profesionales acreditados se van a trabajar a otros lugares. Y así podríamos estar folios y folios descriptivos.

No creo, pues, que sea casualidad, que se hayan descubierto ciertas tramas de sobornos a los eurodiputados cesantes y que, además vuelven, porque una vez explotado el asunto en la prensa, la misma prensa, subvencionada por los gobiernos de los partidos que han colocado a esos eurodiputados, callen como bellacos. En fin, esto continuará y yo ahí lo dejo hasta la semana que viene.…

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.