El texto iguala todas las «sustancias humanas», obviando si pueden o no tener vida propia
Es obvio, y así lo hemos señalado siempre, que la utilización de embriones humanos congelados -es decir, aquellos que sobran de las fecundaciones in vitro- para la experimentación científica, médica o de cualquier otra índole, es una aberración y un crimen. Se matan a seres humanos.
Pero como Europa avanza a la implantación de la cultura de la muerte en todas sus facetas y, por ende, a la eliminación de la vida cuando no les interesa – aborto, eutanasia, eliminación de embriones, etc- , el Parlamento Europeo aprobó una nueva legislación en la que se abría la puerta al uso de fetos y embriones en productos farmacéuticos y trasplantes.
El texto iguala todas las «sustancias humanas», obviando si pueden o no tener vida propia, es decir, para Bruselas es lo mismo la saliva que un embrión. Este lunes los miembros del Parlamento han ratificado el texto, pese a las peticiones para que echaran abajo la norma.
Asimismo creen que este marco común, llamado Reglamento sobre sustancias de origen humano (SoHO), garantizará una mejor protección de los donantes y receptores, así como de los niños nacidos por reproducción asistida.