El Gobierno de Pedro Sánchez sigue con su hoja de ruta de rencor y venganza y va descontando días en el calendario para exhumar los restos de José Moscardó y Jaime Milans del Bosch. Tras sacar del Valle de los Caídos a José Antonio Primo de Rivera el pasado lunes 24 de abril, ahora acogiéndose a la nefasta y sectaria Ley de Memoria Democrática ya está cocinando a fuego lento su siguiente golpe: la exhumación de Moscardó y Milans del Bosch.

Jaime Milans del Bosch y Moscardó tienen todas las papeletas para ser los siguientes en ser expulsados de su lugar de descanso.  Con respecto a Jaime Milans del Bosch y Moscardó su cripta se encuentra en el Alcázar de Toledo, donde también descansan los restos póstumos de destacados militares que defendieron el Alcázar de Toledo durante el asedio de julio a septiembre de 1936, en los primeros compases de la Guerra Civil. Junto a Moscardó yace, además, parte de su familia.

Es un espacio que es únicamente visitable por sus familiares con autorización previa.

La llamada al Coronel Moscardó

Varios días después de comenzar el asedio por las ejército republicano a El Alcázar sonó el timbre. La llamada de teléfono más importante de la historia de España. Esta es la transcripción.

Jefe de Milicias: Son Uds. responsables de los crímenes y de todo lo que está ocurriendo en Toledo, y le doy un plazo de diez minutos para que rinda el Alcázar y, de no hacerlo, fusilaré a su hijo Luis que lo tengo aquí a mi lado.

Coronel Moscardó: ¡Lo creo!
Jefe de milicias: Y para que veas que es verdad, ahora se pone al aparato.
Luis Moscardó Guzmán: ¡Papá!
Coronel Moscardó: ¿Qué hay, hijo mío?
Luis Moscardó Guzmán: Nada, que dicen que me van a fusilar si el Alcázar no se rinde, pero no te preocupes por mí.

Coronel Moscardó: Si es cierto encomienda tu alma a Dios, da un viva a Cristo Rey y a España y serás un héroe que muere por ella. ¡Adiós, hijo mío, un beso muy fuerte!

Luis Moscardó Guzmán: ¡Adiós, papá, un beso muy fuerte!

Vuelve a coger el aparato Cándido Cabello.

Coronel Moscardó: Puede ahorrarse el plazo que me ha dado y fusilar a mi hijo, el Alcázar no se rendirá jamás.

Poco después de la llamada con la amenaza de fusilar a su hijo, el coronel Moscardó le escribió a su esposa: «No te quiero decir la amargura que tengo sabiendo que nuestro Luis está en poder de esa gente. Ya sabrás que el jefe me llamó por teléfono el día 23 y me dijo que si en el término de diez minutos no nos rendíamos, lo mandaba fusilar, y por si yo dudaba, le hizo venir al teléfono y hablara conmigo para convencerme de que era él. Excuso decirte, mi hijo de mi alma me habló con voz tranquila, y yo no hice más que decirle que encomendara su alma a Dios si llegara el caso y diera un Viva España muy fuerte. Yo espero que no sean tan crueles que quieran vengarse en la persona de mi hijo, completamente inocente en esta causa, y no pase de una amenaza, pero no obstante no puedo estar confiado (…)«.

Odio

Desde la exhumación de Francisco Franco, y hasta la próxima de Moscardó y Milans del Bosch, el Frente Popular actual ha sacado a Queipo de Llano (Basílica de la Macarena) y José Antonio Primo de Rivera (Valle de los Caídos). La salida de Quipo de Llano y su esposa Genoveva se hizo, además, a las 02.20 en un ambiente de secretismo y nocturnidad en Sevilla.

Los monjes del Valle corren también peligro

Además de los citados Moscardó y Milans del Bosch, los siguientes en la diana de la Memoria Democrática son los monjes que viven la abadía del Valle de los Caídos. El Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva meses acorralando a los doce benedictinos que se resisten a abandonar su hogar.

Los religiosos del Valle pertenecen a la Orden de San Benito, pero llegaron a un acuerdo con la Fundación de la Santa Cruz para encargarse de todo lo relativo a los oficios eclesiásticos, entierros y mantenimiento en general del Valle de los Caídos. Una Fundación que desde 1982 pasó a depender de Patrimonio Nacional y ahora está en manos del Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.

En su día, Franco firmó un tratado con el Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos), que siempre ha estado regido por benedictinos. De este modo, veinte cenobitas salieron de Silos con dirección a Madrid para hacer suyas las instalaciones recientemente inauguradas por la dictadura. Y ahí han permanecido durante más de seis décadas gracias al contrato que la orden firmó con Franco en 1958 y cuya vigencia venció en octubre de 2020 por la Ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público.

Lejos de querer llegar a un acuerdo, los religiosos cuentan que nadie del Gobierno ha tratado de ponerse en contacto con ellos en estos últimos meses. De hecho, nadie del Ejecutivo ha movido ficha ni se ha acercado al Valle de los Caídos en ningún momento para tratar de llegar a un nuevo acuerdo con los benedictinos.

Argumentan desde el Gobierno que viven de forma ilegal. El detalle que han pasado por alto es que, si residen de forma alegal, es porque el Gobierno ha decidido no sentarse con ellos para renegociar las bases del acuerdo, añadiendo una serie de impagos desde hace cuatro años que los han puesto en serios apuros económicos y por los que están dispuestos a llevar este asunto por vía legal. Vienen tiempos de de odio, venganzas, rencores, y persecuciones.

(Con información de Voz Populi)