Podrá ser legal pero no hay legitimidad – además, no es constitucional- de un gobierno sostenido por fuerzas independentistas que buscan la ruptura de la unidad de España
Los resultados electorales han sido malos, muy malos para los intereses de España. No solo porque se ha reeditado el Gobierno Frankenstein de los socialistas, comunistas y separatistas, sino porque va a continuar la deriva ideológica y sectaria de las años anteriores.
Y si España pierde, en cambio, bajo el punto de vista independentista, estos han sido muy buenos. A pesar de haber perdido mucha fuerza en el Congreso de los Diputados, de cara a las negociaciones con Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ganan fuerza. Podrán pedir, prácticamente, lo que quiera, pues Sánchez y Díaz necesitan los votos afirmativos de todas las fuerzas independentistas para continuar con el Gobierno de coalición. Quieren mantenerse en el poder y harán lo que sea necesario para mantenerse en ello. El poder y la poltrona lo exigen.
Podrá ser legal pero no hay legitimidad – además, no es constitucional- de un gobierno sostenido por fuerzas independentistas que buscan la ruptura de la unidad de España.
Sánchez ha dado la opción a fuerzas independentistas de tomar decisiones sobre un Estado del cual quieren su destrucción. Ha gobernado junto con los populistas que él no quería que estuvieran en el Gobierno. El Gobierno Frankenstein que se denominó al Gobierno, ha dejado a España al borde la destrucción. Y estos 4 años serán cruciales. Han constatado que es «ahora o nunca».
Y los partidos de la oposición mirando para otro lado…
(Con información de Libertad Digital)
