Saryusz-Wolski, eurodiputado polaco: «Con la reforma de la UE, los Estados dejarán de ser soberanos»

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Saryusz-Wolski, el eurodiputado polaco del partido Ley y Justicia (PiS) ha sido uno de los ponente alternativo del grupo al que pertenece, Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Su misión ha sido vigilar el trabajo e informar tanto a su grupo como las objeciones del mismo al proyecto que se estaba tramitando.
El periodista Javier Villamor entrevista para el Debate a Jacek Saryusz-Wolski  y que por su interés reproducimos fragmentos de la misma:
— Recientemente se ha aprobado una resolución favorable a la reforma de los Tratados de la UE que permitirán a Bruselas absorber competencias que de facto ya tiene desde hace años. ¿Esto qué significa?
— Lo que estamos viviendo es el intento de centralizar la Unión Europea, no de federalizarla, que era la propuesta originaria. Lo que significa esta centralización es trasladar los poderes nacionales a la UE, es decir, a Bruselas (Comisión Europea), la cual pretende ser hegemónica y oligárquica, en la que haya pocos pesos pesados que gobiernen. Todo lo demás, por descontado, estará subordinado como en una relación similar al vasallaje medieval o un sistema centro-periferia similar al de cualquier imperio colonial o la reciente URSS con su planificación político-económica.
— Sorprende que esto se esté llevando a cabo ya que no coincide con el relato oficial que llega a la población. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
— Esto es muy antiguo. Los inicios de este superestado central se remontan a un informe del trotskista y comunista Spinelli de 1943, que, dicho sea de paso, se menciona al principio de la resolución que la precede. Es una especie de introducción a lo muy esencial.
La resolución está ideologizada. Es evidente que hay una especie de origen y raíces comunistas en el informe que prevé la liquidación de naciones mismas, de los Estados nacionales y la creación del gobierno del Partido Revolucionario. Al principio no se apostaba por la democracia y luego esta fue de corte socialista-comunista. Hoy es fundamental socialdemócrata, que es una versión light de la anterior.
Sabemos cómo funciona esto. No hay sorpresas. Se lleva intentando por varías vías desde hace años. Por ejemplo, los referéndum de Constitución de la Unión Europea, el Tratado de Lisboa… Este último es de gran importancia porque dio origen a la actual comunidad bajo un duopolio franco-alemán que gobierna con acólitos y contra los intereses de otros.
Lo que pasó el otro día en Estrasburgo no es otra cosa que un nuevo salto adelante pero, en esta ocasión, sí que han dejado claro cuáles serán los cambios, y no serán solo cuantitativos, sino cualitativos.
La esencia de este cambio propuesto es que los Estados miembros dejarían de ser Estados, serían regiones y no serían soberanos, y la nueva soberanía residiría en la UE, es decir, Bruselas.
Lo más grave es que esto ha ocurrido a espaldas del ciudadano común. El párrafo 2 del artículo 2 habla de «competencias compartidas que tenemos», lo cual es una manera muy inocente de expresar lo que realmente se está buscando. En realidad dice que es la UE la que decide si en esas áreas ejecutará el cien por cien de la competencia o quizás dejará el 5% amablemente en manos del Estado miembro o incluso nada. Los Estados miembros ya no son Estados. La UE preservaría los atributos de la condición de Estado, pero perderían su condición como tal porque dejarían de ser soberanos.
En cuanto a los apoyos, incluso parte de la izquierda ha votado en contra. Este tema está muy lejos de ser consensuado.
Hasta ahora, esta resolución no tenía importancia, no era formalmente vinculante a la luz del artículo 48 del Tratado para iniciar el proceso. El Consejo estaba esperando este informe y ahora lo tienen todo de cara. El próximo 12 de diciembre, la presidencia española dice que lo someterá para decidir si lo pasa al Consejo Europeo, etc.
Ahora se quiere adoptar por mayoría simple. Es excepcional que, en este caso, según el artículo 48, el Consejo Europeo, que normalmente decide por unanimidad, decida por mayoría simple convocar el foro constitucional compuesto por representantes de los Estados miembros y de las instituciones de la UE para redactar un acuerdo sobre un nuevo Tratado.
El tren ya partió de la estación, pero todavía se pueden llevar a cabo acciones para pararlo. Debemos despertar a las sociedades, organizar la resistencia a este diabólico plan de privar a otras sociedades, a nuestras naciones, de la condición de Estado de facto. El plan está redactado de manera maximalista. Los líderes volverán a Madrid y a otras capitales diciendo que tenemos que adoptar este camino porque al menos el 50 % lo quiere.
— ¿Cree que esto se acelerará para evitar la presidencia húngara en el segundo semestre del año que viene?
— Sí, puede que lleve más tiempo, pero ahora se están apresurando. En primer lugar, quieren ir lo más lejos posible bajo la presidencia española. Quieren ir demasiado rápido y, al contrario de lo que dicen, no es el principio del fin de la Europa que conocemos, sino la fase final. Ahora, vuelvo a tu pregunta inicial. Llevamos ya dos años y medio trabajando en ello, aunque y los medios de comunicación y la opinión pública no están al tanto de la primera mitad.
— ¿Se corre el riesgo de aumentar más la brecha entre las ‘dos Europas’, como se suele decir? Usted hablaba de tener más poder y sin duda se va camino a eso para determinados países o grupos.
Se está hablando de absorber competencias en materia de salud -incluida la salud reproductiva, que es el aborto-, la política exterior, la política interior, la política de seguridad, la política de defensa, las fronteras, la industria, la educación, la infraestructura transfronteriza, el transporte…
Y la desobediencia será punible porque podrán definirlo en términos de discriminación de valores europeos. Si relaciono inmigración masiva con delincuencia o aseguro que solo hay dos sexos, puede que esté infringiendo no solo las leyes de algunos Estados miembros, sino también la legislación de la UE.
— ¿Cree que los Estados Unidos permitirán esto? Suena algo difícil de creer.
— Por el momento, sí. Parece que o no lo entienden o no quieren oponerse. Una revolución que sea o vaya a ser llevada a cabo por este nuevo superestado con este sesgo ideológico claramente izquierdista es un problema a medias. La otra es la geopolítica. Estados Unidos, venga lo que venga de Estados Unidos, todavía se considera el núcleo duro de los valores conservadores del mundo anglosajón a pesar del wokismo. Así son ellos. Quieren destruir. La izquierda liberal europea odia a Estados Unidos.
Mientras, geopolíticamente, Estados Unidos está preocupado por el Pacífico, China, Taiwán y ahora Oriente Medio. Sabemos que, sin Estados Unidos, Europa está perdida y no es cierto que Rusia sea conservadora. Sus nuevas declaraciones cristianas están vacías. Son enemigos mortales de la religión desde el comunismo, que continúa en forma oculta en Rusia. La Unión Soviética está viva y la UE va camino de ser la nueva URSS.
Van en esa dirección en términos de limitar la libertad, la identidad, etc. Tiene muchos rasgos que nos recuerdan, de alguna manera, a lo que una vez nos enfrentamos y rechazamos que es el comunismo que nos llegó del Este, de la Unión Soviética.

Deja un comentario