Está dispuesto a abrir la chequera de todos los españoles pero no a una amnistía inaceptable. Si los secesionistas aceptan, gana; si no aceptan, también gana
Nada mejor que jugar a ganar-ganar como si uno fuera la banca, que como saben, siempre gana. La jugada de Sánchez consiste en abrir la puerta a la negociación con todos los que odian a la nación española para garantizar la gobernabilidad de la nación española. Así de paradójico…
De momento, ya se abre a un nuevo modelo de financiación autonómico. Ahora, justo ahora es cuando el PSOE abre el melón. Traducción: tajada. Nada nuevo bajo el sol. Incluso podría plantearse la condonación de la deuda catalana. ¿Y el resto de comunidades?, ¿cómo solventar ese agravio comparativo?
Pero los secesionistas creen que les ha tocado el Gordo con Sánchez y quieren más. Saben que tienen la llave de la Moncloa y exigen referéndum de independencia y amnistía para los golpistas. Y de momento la respuesta no ha sido el ‘no es no’ de Sánchez.
Sin embargo, el ‘Guapo’ ha enviado a Bolaños a tratar de rebajar expectativas. Dice el mamporrero gubernamental que en una negociación todos deben de sentirse cómodos y que no tiene sentido mantener posiciones maximalistas.
De esta manera no sólo trata de rebajar el precio de la negociación, sino que empieza a anticipar el posible relato: ‘yo intenté buscar la gobernabilidad pero estaban echados al monte y por el bien de España no podía aceptar el chantaje’. Voilá. Bandera de España y nuevas elecciones con el turrón.
Lo que parece seguro es que no habrá ‘gran coalición’. Y no porque el PP la rechace, sino porque el PSOE ha establecido un cordón sanitario con los populares. La prueba del algodón es el veto de Moncloa al acuerdo en Ceuta. Ya estaba cerrado a nivel local pero Sánchez lo vetó: no es momento de acuerdos. O sea, no es momento de acuerdos… con el PP.
Mientras, populares y voxistas llegan a un acuerdo en Aragón. Nunca es tarde si la dicha es buena pero habría sido mejor no marear la perdiz alimentando la única especie que ‘vende’ ‘Sánchez’: Vox es el retroceso, el siglo XIX, la España de blanco y negro. Un mensaje de brocha gorda pero que termina calando si sus socios naturales también lo compran.
Los de Abascal asumirán dos consejerías, una con rango de vicepresidencia. Lo normal para el peso político que los aragoneses les dieron. ¿No se podía haber hecho en junio? Ya sólo queda Murcia. Y el comodín de la ‘gran coalición’ no existe. ¿Cabe mejor escenario para Sánchez que la repetición de las elecciones murcianas?
Luis Losada Pescador | Periodista