Sánchez huye del conflicto y Puigdemont lo busca | Luis Losada Pescador

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Aparentan ser el agua y el aceite; pero ambos se necesitan: una simbiosis carroñera

La relación de Sánchez con Puigdemont es tormentosa. Tóxica, que dirían los desamorosos actuales. Sánchez trata de evitar el conflicto y el espectáculo de las últimas semanas. Nadie en el PSOE ni entre sus electores está especialmente satisfecho con la escenificación del chantaje del fugado y la debilidad presidencial. Nadie. Así que trata de cerrar una agenda al menos hasta las europeas. ‘Acepto pulpo como animal de compañía pero déjame respirar hasta junio’.

El problema es que la contraparte vive del conflicto. Se alimenta del conflicto. No es nadie sin el conflicto. No es que le interese la tensión es que la tensión es su salvavidas, nunca mejor dicho. Y además, su lealtad es tan confiable como la virginidad de la calle Montera. ..

Es verdad que un adelanto electoral debilitaría aún más a los de Junts ante la amenaza electoral de una Omnium Cultural. Pero Puigdemont no está en cálculos electorales, sino en cálculos nacionales. ¿Ayuda o no ayuda a construir la nación catalana? Ese es su criterio. Y es probablemente lo que le ayude a resistir electoralmente. Frente al posibilismo de ERC, el maximalismo de Junts.

Por eso cabe prever más tensión en las próximas semanas. Y más humillación si finalmente se aprueba la Ley de Amnistía y Puigdemont regresa con honores. De ocurrir -como parece- se hará con el dictamen negativo del servicio jurídico del Congreso. Es verdad que no es vinculante. Pero si los diputados se desvinculan de la opinión experta de los servicios jurídicos deberían de justificar y motivar. Nada. Pelillos a la mar. Es una cuestión discutida y discutible, como la nación española, que diría Zapatero.

Por si acaso, la presidenta Armengol esconde el informe seis días en el cajón burlando una opinión cualificada al debate parlamentario. ¿No es motivo suficiente para su reprobación?, ¿no debería ser y parecer independiente del poder ejecutivo?, ¿cabe mayor deterioro institucional?

Sólo queda el judicial, acusado por la izquierda radicalizada y la extrema izquierda de ‘lawfare’ y ninguneado por el extralimitado Constitucional. Lo último es el intento de Pumpido de torpedear la reforma del Senado que retrasaría la tramitación de la Ley de Amnistía dos meses.

El juez de la Audiencia Nacional, García Castellón insiste en indicios de terrorismo en Puigdemont utilizando los criterios europeos. Desde El País se burlan afirmando que los indicios son una acampada y una manifestación no comunicada en la jornada de reflexión del 1 de octubre. El independiente de la mañana al servicio de la estrategia de desacreditación judicial. El asesinato de Montesquieu tiene muchos cómplices…

¿Y Europa qué dice? El informe negativo de los letrados del Congreso ya está en la mesa de la Comisión Europea y la comisión de Viena trabaja contrarreloj. En sus manos la suspensión de fondos europeos por poner en riesgo el Estado de derecho. ¿Se atreverán a las puertas de las elecciones europeas? Pero lo más relevante es Luxemburgo. El Tribunal de Justicia de la UE podría examinar la Ley de Amnistía cuando el Supremo presente una prejudicial. Y los antecedentes de Luxemburgo son claros: en un estado de derecho no cabe la amnistía. De ahí las prisas del fugado: hay que consolidar la ignominia antes de que Luxemburgo la frene.

Luis Losada Pescador | Periodista

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