Rusia se apoyará en China y en las materias primas para eludir las sanciones comerciales

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Moscú recurrirá a Pekín para que le suministre tecnología a cambio de aumentar los envíos de gas al gigante asiático

La Unión Europea (UE) y Estados Unidos impusieron este jueves un histórico paquete de sanciones económicas a Rusia tras su invasión a Ucrania. Se busca ahogar las finanzas de Moscú vetando su acceso a tecnología, banca, energía, transporte y restringiendo exportaciones, generando un bloqueo comercial con el que disuadir de futuras incursiones en países limítrofes.

Sin embargo, el peso económico de Rusia -es la economía número 11 por tamaño del mundo- y su importancia en el mercado energético y del gas hacen que estas sanciones tengan un alcance más limitado de lo esperado. De hecho, el efecto de estas limitaciones podría ser igual de perjudicial para occidente y para el mundo que para Rusia.

Para mitigar este impacto económico, Rusia se apoyará en China, con quien firmó hace tres semanas un pacto de colaboración «ilimitado». El acuerdo con el gigante asiático -la segunda economía mundial después de Estados Unidos con 13 billones de PIB- le blinda precisamente en sectores energéticos, tecnológicos y logísticos, lo que a la larga podría anular en buena parte el efecto de las sanciones de occidente.

Sanciones de Europa

La Unión Europea ha indicado que impondrá de manera inminente un paquete sanciones que «abarcan el sector financiero, los sectores de la energía y el transporte, los productos de doble uso -civil y militar-, así como el control y la financiación de las exportaciones y la política de visados».

Desde el punto de vista financiero se busca «acabar con el crecimiento de Rusia, incrementar sus costes de financiación, aumentar la inflación e intensificar la salida de capitales». Y el segundo pilar, según la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, será cortar el acceso a tecnologías imprescindibles, como componentes de gran valor añadido o software.

Por su parte, Washington cortará la conexión con el sistema financiero estadounidense del mayor banco ruso, el Sberbank, que cuenta con un tercio de los activos del país. También impondrá sanciones al segundo banco, el VTB, y a otras tres instituciones financieras (Bank Otkritie, Sovcombank OJSC y Novikombank). Se suman a sanciones similares a los estatales Banco de Desarrollo Ruso (Vnesheconombank o VEB) y el Banco Militar (Promsvyazbank).

Sanciones de EEUU

Estados Unidos también impone nuevas restricciones a la deuda y a las acciones de 13 de las principales empresas y entidades rusas con activos en total de 1,4 billones de dólares. Entre ellas se encuentran Gazprom, la hidroeléctrica RusHydro, el Banco Agrícola, la telefónica Rostelecom o los ferrocarriles rusos.

Biden también ha prohibido la importación de tecnología para la defensa, así como de semiconductores, equipos de telecomunicación, de encriptación, láseres y sensores, estos últimos utilizados para defensa y equipamiento militar.

Del mismo modo, tanto EEUU como Europa -con Alemania a la cabeza- han bloqueado el desarrollo del gasoducto Nord Stream 2, construido para transportar gas entre Rusia y Alemania por el Mar Báltico. Su funcionamiento se ha quedado en el aire al igual que la inversión de 11.000 millones que ha llevado a cabo Rusia.

Semiconductores

Las restricciones a las exportaciones decididas por los aliados conjuntamente persiguen causar un daño que cifran en 44.640 millones de euros. El PIB total de Rusia es de 1,3 billones de euros y sus exportaciones representaron 290.446 millones en 2020.

Sin embargo, buena parte de estas sanciones pueden ser eludibles. En el caso del impacto tecnológico, Estados Unidos podría lograr que los mayores productores del mundo como Taiwán y Corea dejen de suministrar chips a Rusia -algo que está por ver-, y afectar los envíos a Rusia. Sin embargo, los grandes productores de semiconductores en todo el mundo utilizan materia prima rusa y ucraniana para fabricarlos.

Moscú suministra el 45% de todo el paladio que se usa en el mundo para fabricar chips, una materia prima que no solo es el principal componente de estos semiconductores, sino que es fundamental para poner en marcha memorias, sensores y todo el hardware que Estados Unidos y Europa quieren bloquear al Kremlin.

Paladio y gases C4F6

Si se llegasen a bloquear todos estos suministros a Rusia, es un hecho que Moscú bloquearía el envío de estos materiales a occidente. Por su fuera poco, Ucrania es uno de los principales suministradores de gases C4F6, neón, argón, criptón y xenón que se utilizan en la producción de semiconductores. Si Rusia controla Ucrania -algo que parece ser cuestión de horas- estas materias primas tampoco llegarán a Europa y EEUU.

Y lo peor es que Rusia sí que podrá seguir accediendo a alta tecnología… de China. Se ha intentado amenazar a Moscú con que occidente no les enviará equipos tecnológicos como portátiles, equipamiento de coches o teléfonos móviles. Material que el Kremlin podrá sustituir con relativa facilidad desde China, que se ha convertido en el mayor fabricante de tecnología del mundo y donde se encuentran gigantes como Huawei, Apple u Oppo.

En cuanto a las sanciones energéticas, nuevamente las materias primas salvan a Rusia. El principal bloqueo sería impedir que Moscú pueda vender gas y petróleo a Europa -en este caso el bloqueo a exportaciones no funcionará ya que tienen suficientes recursos para autoabastecerse-, algo que repercutirá directamente en los propios países europeos que les bloquean.

Déficit de gas

Según datos de la Comisión Europea, en 2019 casi tres cuartas partes de las importaciones extracomunitarias de gas procedían de Rusia. Según la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) la mitad del gas alemán o italiano depende de Rusia, mientras que hay países como Finlandia, Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumania, Serbia, Eslovenia o Moldavia que dependen al 100%.

Estos envíos se pueden sustituir con otros mercados como Noruega, Azerbaiyán o países asiáticos. El problema es que esto requiere inversiones en redes, gasoductos y logística para transportar este gas, un movimiento que no es rápido y que no tendría efecto inmediato. Algo que muchos países del este de Europa, con al menos dos meses de invierno por delante, no podrían soportar.

En el caso de Alemania, el mayor socio energético de Rusia en Europa, la paralización del Nord Stream 2 les deja sumamente tocados. El proyecto iba a solucionar todos sus problemas de energía en el mediano y largo plazo, pero sin él sobre la mesa deberán buscar alternativas urgentes para sustituir este déficit. Y lo que es peor, se abre un escenario de escasez de gas que elevará aún más los precios en el mercado mayorista y en el de electricidad en todo el continente, España incluida.

El uso del Swift

Y por si fuera poco, Rusia tiene resuelto el déficit de envíos de gas. A comienzos de febrero firmó con China un nuevo contrato sobre el suministro de 10.000 millones de metros cúbicos (bcm) al año al gigante asiático desde el Extremo Oriente ruso. El mayor consumidor de energía del mundo se convierte así en socio privilegiado que servirá de destino a todo el gas que Europa no quiera comprar.

En el caso de las sanciones financieras, el impacto puede ser mayor en las grandes fortunas rusas que en las empresas y en la propia economía rusa. Aunque como ya ha contado este diario, sin el Swift el daño real es mucho más acotado y menos intenso.

El jueves, Alemania, Italia y Francia -con fuertes lazos económicos con empresas rusas, en especial los germanos- frenaron cualquier intento por pulsar este «botón nuclear» que en la práctica hubiese expulsado a Moscú y a todas sus empresas del sistema financiero internacional. La versión oficial era que Europa se ha reservado «munición» por si el conflicto se recrudece aún más y a la espera de ver si las sanciones comerciales surten efecto. Sin embargo, el sábado se anunció el bloqueo de los principales bancos rusos y su banco central. Habrá que ver su impacto real.

Independencia financiera

El director de un gran banco ruso, VTB, dijo recientemente que podría usar otros canales para los pagos, como llamados telefónicos, aplicaciones de mensajería o correos electrónicos. Los bancos rusos también podrían mandar los pagos a través de otros países que no están sancionados, como China, que tiene un sistema de pagos propio que compite con Swift, denominado Cips.

En cualquier caso, sacar en estos momentos a Rusia del Swift podría tener un efecto bumerán. Si se cortan las transferencias de dinero a empresas rusas y a sus bancos, también el país que comanda Vladimir Putin dejará de mandar petróleo, gas y materias primas a Europa.

(Con información de The Objective)

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