Rusia detrás del ciberataque contra el SEPE, según la inteligencia española

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España ha sido, junto con Alemania, el país con peores relaciones con el Kremlin durante estos últimos meses. A Moscú le irrita la presencia militar española en el Mar Negro.

La investigación sobre el ciberataque que padeció el 9 de marzo el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) apunta a Rusia, no tanto por razones técnicas sino más bien políticas y geoestratégicas, según indican fuentes gubernamentales. Es la reacción de Moscú tras una serie de roces e incidentes diplomáticos y militares entre, por un lado, el Kremlin, y, por otro, el Gobierno y las Fuerzas Armadas españolas.

El SEPE fue atacado con un virus del tipo ‘ramsomware’ que encripta archivos y bloquea ordenadores con el propósito de obtener un rescate, generalmente en criptomonedas, a cambio de restablecer su normal funcionamiento. Estos ciberataques tienen sentido contra empresas, que a veces pagan a los ‘hackers’, pero no contra instituciones que no pueden ceder al chantaje.

El objetivo de un golpe como el sufrido por el SEPE es más bien desprestigiar a la institución pública y al Estado al que pertenece y suscitar el descontento de la ciudadanía por la cancelación de miles de citas en toda España y la paralización de la tramitación de nuevas prestaciones por desempleo especialmente en tiempos de crisis. Solo una potencia que trate de ajustar cuentas con España puede estar interesada en inspirar un tal ataque, indican fuentes conocedoras de la investigación en curso.

Foto: Interior de una oficina del Servicio de Empleo. (SEPE)

España es, junto con Alemania, la potencia con cierto peso en la Unión Europea que peores relaciones mantiene estos últimos meses con Rusia. En este país se fabricó hace tres años el programa malicioso Ruyk con el que grupos de ciberdelincuentes han efectuado numerosos ataques, muchos de ellos probablemente por encargo del FSB ruso, que, como los demás servicios secretos, no actúa directamente sino a través de intermediarios.

Trata así de evitar que una investigación, como la que en España llevan a cabo el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y el Centro Criptológico Nacional (adscrito al Centro Nacional de Inteligencia), pueda señalar nítidamente a Moscú como el responsable de las desdichas del SEPE. Aun así las averiguaciones de los servicios secretos, sobre todo aquellas en las que participa la potente NSA norteamericana, si permiten llegar a veces a conclusiones más precisas. Por eso el martes pasado se publicó en EE UU un documento de 15 páginas en el que todas las agencias acusan a Rusia e Irán de intentar interferir en las elecciones presidenciales de noviembre desacreditando la candidatura de Joe Biden.

Si Alemania se ha enfrentado a Rusia por el caso Alexéi Navalni, el disidente ruso ahora de nuevo encarcelado, España ha tenido sus roces con el Kremlin desde que, a principios de febrero, Josep Borrell, representante de la UE para Asuntos Exteriores, viajó a Moscú y fue maltratado en público por Serguéi Lavrov, el jefe de la diplomacia rusa. Tras esa fracasada visita, los 27 Estados miembros aprobaron el 22 de febrero nuevas sanciones a Rusia.

Foto: Un hombre entra a una oficina de empleo en Madrid. (EFE)

El Gobierno español se implicó en la polémica Borrell-Lavrov a través de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Esta acabó recordando que España es “una de las 23 democracias plenas del mundo” mientras “Rusia está en el puesto 124 de 167 países”. Le respondieron, con ironía o en tono agrío, el 8 de febrero, la portavoz del ministerio ruso de Exteriores y hasta la propia portavoz del presidente Vladimir Putin.

(Ignacio Cembrero. El Confidencial)

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