Repartirse el pastel | José Antonio Ruiz de la Hermosa

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Inexplicablemente, nos encontramos ya dentro de la campaña electoral. Sí, aunque pueda parecer mentira, ya nos están vendiendo la moto, esa moto que no tiene ni manillar, ni ruedas, ni nada que verdaderamente pueda merecer la pena.

Me encuentro directamente frente al televisor por aquello de amenizar la comida familiar y lo único que me encuentro es a los de siempre con la cantinela. La del “os voy a dar estoy lo otro”, en primer lugar y lo de, “qué malos son los demás”. Y claro, pues que se me estropea la famosa digestión, más que si no hubiese guardado aquellas dos horas que nuestras madres y abuelas nos obligaban a tener de siesta anticipada al baño veraniego en ríos y piscinas.

Pero aquí, el problema es el vómito instantáneo ante el espectáculo denigrante con el que nos enfrentamos inmediatamente y en cada momento. Espectáculo tan mediocremente preparado, que los de las agencias de publicidad me están demostrando la absoluta, -no ya falta de ideas, es decir inteligencia-, sino la más abyecta e ignominiosa de las ideas perversas.

Recuerdo de niño, hace más de sesenta años. El camión que, de pueblo en pueblo, transportaba y acompañaba al vendedor de peines y mantas, que, junto a cuatro cacharros de dudosa utilidad y generalmente pésima calidad, nos ofrecía un charlatán. Individuo aquel que nos ponía sobre la plataforma del camión un producto a un precio más o menos asequible, pero que acompañaba, no con uno, ni con dos, ni siquiera con otros tres productos, de todavía peor calidad, la oferta de lo que en las profundidades de aquel ancestral vehículo donde se encontraban.

Veo a un presidente del desgobierno que ya no puede salir a la calle por los insultos, curiosamente más espontáneos de lo que parece, recibidos de forma incesante y perenne, que tiene que refugiarse para esos paseos, con caricias a niños incluidas, en calles que han de cerrarse al público y que son ocupadas por miembros, que hayan jurado fidelidad al líder, y que se rellenan por falta de adeptos con figurantes a los que se les paga un estipendio por su labor de extras televisivos. Esto ya se había inventado en Grecia, ya saben la cuna de la “democracia”. Maldito día en que se inventó, piensan algunos de los damnificados por estas tropelías.

Mientras, los del otro bando, ese partido al que le parece mal todo lo que hacen los «sociolistos», están eufóricos. Creen haber ganado las próximas elecciones, simplemente recordándonos los dislates de los del desgobierno. Pero, aunque sean la última esperanza blanca, van haciendo agua por muchos lados. El más importante, ese precisamente: el de lo mal que lo hace el desgobierno. Pero…, lo hace tan mal, que, si ellos llegan al poder, harán como en su momento el señor Rajoy, es decir… No van a mover ni una letra de lo que han legislado los del trio de la bencina: comunistas, separatistas y terroristas. Porque a ello se llegó para apoyar a los del desgobierno, y estos lo que quieren es simplemente lo que dicen: gestionar. O sea, manejar la poca “pasta” más bien lo que debemos y como hizo Rajoy, endeudarnos más.

No, no nos olvidamos de la “motomami”, esa morena vestida con vaqueros, que ahora es rubia y solo lleva ropa de alta costura. Esa mujer tiene más mano que el propio Jesucristo, pues lo de los panes y los peces lo hace ella con las personas. Un palacio de los deportes que abarrotó con sus fieles seguidores de su nueva idea de desgobierno. Capacidad nominal del lugar 600 personas, pues ella, metió allí casi tres mil, o eso dicen sus encargados de prensa. No sabemos si es un milagro o un delito contra la seguridad de esos mismos ocupantes, pues la cédula correspondiente de apertura del local marca la diferencia entre lo permitido y lo peligroso. Eso sí, su labor contra sus antiguos amiguetes/as/os, es encomiable, Digamos que a cada cerdo le llega su San Martín.

Y nos queda leña para incendiar las piras donde quemar a las brujas. Acusa don Federico Jiménez lo Santos al portavoz del tercer partido en número de votos y segundo de la oposición, de haber pertenecido a la Falange Auténtica y de estar «fascistizando» al tercero en discordia. Siento decirle que nosotros comprobamos las cosas: primero, los antiguos responsables del antedicho no recuerdan que militase en sus filas; y, segundo, ya sabemos que usted fue comunista, pero tratar de fascista al más alejado ideológicamente de esa línea entre los que usted allí encasilla, también es de traca. Dejémoslo en que militó en una organización mal llamada independiente, donde eran cuatro y el del tambor, pero ahora, y en contra del último de los puntos del ideario, de esa Falange que usted critica, ese señor se ha vuelto abanderado de los acuerdos. Y para muestra, cinco minutos de perorata en la presentación del libro de Agustín Laje.

Fíjense, qué cosa más curiosa. Cuando arden las naves de la izquierda porque se ven sin cargo por ende de las urnas y los acuerdos de “motomami”, en su banda opuesta, los históricos de ese partido se marchan antes de que los echen, o porque no tragan con las imposiciones de llegar a acuerdos. Todos ellos van a ser sustituidos por los sobrantes de otras formaciones, como Ciudadanos, o los del PP que no van a trincar cacho. Miren y vean los medios de provincias, esos a los que no les llega la subvención para que no sean díscolos en sus noticias, y verán como cargos y militantes de los que no quieren crecer, porque ser el tercero en discordia no te obliga a nada, pero si te facilita muchas cosas, prácticamente gratis, pues eso, que se van, porque ellos vinieron a servir a España y no están por llegar a acuerdos con nadie, solo aquellos que faciliten la obtención de buenos resultados para servir a la Patria.

Mal pronóstico para estas próximas elecciones. No por el número de votos y votantes, que en algunos casos no se sabe de dónde salen y saldrán, otro milagro de panes y peces. Sino porque España lo que necesita son personas que trabajan a diario por ella, por España. Y lo que no necesitan es puñaladas dentro de las organizaciones, ni acuerdos entre facciones para repartirse lo poquísimo que queda del pastel. Y ahí lo dejo…

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

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