El PSOE y los comunistas de Sumar plantean una hoja de ruta para la transformación feminista del Congreso
La Mesa del Congreso debatirá la propuesta de los grupos parlamentarios para redecorar el vestíbulo de la Reina con cuadros de mujeres políticas.
El cuadro de la sanguinaria comunista «la Pasionaria» podrá ser una de ellas.
Grupo de trabajo dominado por la izquierda
La presidenta de las Cortes, Francina Armengol, propondrá la creación de un grupo de trabajo integrado por Isaura Leal Fernández, del PSOE; Esther Gil de Reboleño, de parte de Sumar; y Marta González del PP, todas ellas miembros de la Mesa, para que lleguen a un acuerdo y elijan a las cuatro mujeres finalistas. Y teniendo mayoría en este grupo de trabajo la coalición socialista-comunista, es fácil adivinar qué nombras saldrán adelante.
Después, esos nombres serán de nuevo estudiados por el órgano rector de la Cámara para que sus rostros pasen a convertirse en tondo y cuelguen de las paredes del Congreso.
Dolores Ibarruri, deslumbrada por Stalin, fue la que le dijo a Calvo Sotelo que había hablado por última vez, el mismo día que le asesinaron.
Una de las propuestas que aparece por la plataforma comunista de Sumar es la de Dolores Ibárruri, la «Pasionaria».
Su militancia política comenzó en el PSOE, pero luego se adhirió al comunismo. En 1920 fue elegida para el comité del PCE en Vizcaya, la provincia con más militantes comunistas. Después de no ser elegida diputada en las elecciones de 1933, viajó al Moscú de Stalin, donde, por supuesto, no vio hambre ni miseria, ni despotismo, ni asesinatos o crímenes, ni opresión.
En las Cortes de 1936, Ibárruri, competía con otros diputados de la izquierda en insultos y amenazas a los parlamentarios de la derecha y, también, en la defensa del golpe revolucionario de octubre de 1934. Por ejemplo: «La revolución de octubre fue la defensa del pueblo contra el fascismo. De ese pueblo que aprecia más la dignidad que la vida. En la represión de ese movimiento llegasteis a extremos incalificables, a martirios extraordinarios.»
A José María Gil Robles y José Calvo Sotelo dedicó abundantes amenazas de muerte, muchas de las cuales eran borradas del Diario de Sesiones por el presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio.
Josep Tarradellas, diputado de ERC, declaró en 1985 que él le escuchó espetar a Calvo Sotelo que había hablado por última vez. Poco después, un comando terrorista formado por policías y pistoleros del PSOE secuestró y asesinó al diputado monárquico, desencadenando la Guerra Civil Española. ¿Y a esa sanguinaria comunista la quieren proponer como símbolo femenino?
Fuente: Mediterraneo Digital
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