El actual panorama político en Alemania ofrece un ejemplo revelador sobre las alianzas de gobierno que podría servir de advertencia para España. La Unión Demócrata Cristiana (CDU), equivalente al Partido Popular (PP) en España, ganó las elecciones con 208 escaños y el 28,5% de los votos. Sin embargo, en lugar de formar un gobierno con la segunda fuerza política, Alternativa para Alemania (AfD), que obtuvo 150 escaños y el 20% de los votos, ha optado por una coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD), que quedó tercero con 120 escaños. Esta decisión ha generado un intenso debate sobre la coherencia ideológica, la representatividad de los votantes conservadores y la formación de coaliciones antinaturales que marginan a la derecha auténtica.
El líder de la CDU, Friedrich Merz, ha abogado por completar «rápidamente» las negociaciones para constituir una nueva coalición de gobierno con los socialistas del SPD, tras reunirse con el canciller en funciones, el socialista Olaf Scholz. Este último ya ha aclarado que no participará activamente en las negociaciones y se limitará a ejercer como canciller interino hasta que se confirme su sustituto. Una vez finalizado el proceso, Scholz permanecerá en el Bundestag como diputado, consolidando así la influencia socialista dentro del sistema político alemán.
Este escenario electoral podría replicarse en España en un futuro próximo. Si el PP gana las elecciones, en vez de gobernar con su socio natural, VOX, es previsible que opte por pactar con el PSOE, especialmente tras una hipotética retirada de Pedro Sánchez, al igual que ha ocurrido en Alemania con Scholz. Este movimiento reflejaría la consolidación de una estrategia globalista que busca mantener la hegemonía del régimen bipartidista PP-PSOE y excluir a las opciones soberanistas del poder.
El ascenso de VOX y otras fuerzas patriotas en Europa no es casualidad, sino el reflejo de una creciente demanda por políticas que defiendan la unidad nacional, la familia, la soberanía y la seguridad. Sin embargo, el riesgo de marginación de estos partidos es alto, ya que las fuerzas de la derecha moderada parecen dispuestas a pactar con la izquierda antes que con sus aliados naturales.
El sistema globalista apuesta firmemente por gobiernos de coalición entre la derecha moderada y los socialistas en toda Europa, asegurando así que ningún partido conservador real tenga acceso al poder. Aunque la AfD en Alemania y VOX en España sean la segunda o tercera fuerza más votada, las élites globalistas los excluyen porque no forman parte del régimen bipartidista, Para este sistema, el PP y la CDU sí son aceptables, pues no suponen una verdadera amenaza para la agenda globalista.
La experiencia alemana es un aviso claro para VOX. Este partido no debe caer en la ingenuidad de pensar que el PP respetará una alianza post-electoral, ya que, como se ha visto en Alemania, la estrategia del centro-derecha europeo es alinearse con la izquierda y aislar a la derecha auténtica. De hecho, en la práctica, el PP ya ha demostrado en el Parlamento español y europeo que prefiere colaborar con los socialistas antes que fortalecer el bloque patriota. VOX debe actuar en consecuencia, reforzando su identidad propia y preparando estrategias para enfrentarse a este escenario.
Por su parte, el PP debe ser consciente de que ignorar a formaciones como VOX, que representan a millones de votantes, podría provocar una fractura irreparable en el electorado de derechas. Esta estrategia no solo erosionaría la confianza en las instituciones, sino que podría llevar a la radicalización de ciertos sectores del electorado. La lección de Alemania es clara: cuando las alianzas de gobierno traicionan la voluntad popular, se debilita la democracia y se fomenta la polarización política.
España se encuentra en una encrucijada política clave. Las decisiones que se tomen sobre futuras coaliciones determinarán el rumbo del país en los próximos años. Si el PP replica el modelo alemán, se implementarán agendas globalistas de izquierdas contrarias a los valores de millones de españoles, ignorando la defensa de la unidad nacional, la soberanía y la libertad. Por ello, es fundamental que los votantes y los partidos patriotas sean conscientes del peligro que supone esta estrategia y actúen para evitar que España siga el camino de la traición política que hoy parece que se va a consumar en Alemania.
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