Podredumbre imperialista catalana | José Crespo

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“Ante la Podredumbre imperialista catalana, ¿para cuándo la batalla cultural en defensa de lo que nos pertenece a todos?”

Recuerdo cuando de crío en el interior de la Catedral de Jaca me paré ante la tumba del jacetano Pedro Baguer, obispo que fue de la localidad sarda de Alger, y cuyo enterramiento se encuentra en el tramo del crucero con su efigie yacente, sobre un sarcófago decorado con las Virtudes y coronada por un grupo de la Asunción de la Virgen. Allí mismo aprendí que la isla de Cerdeña y la ciudad de Alger fueron aragonesas y no catalanas como el delincuente huido de Waterloo pretende ahora.
Creo que pocas dudas se deben de albergar sobre el gravísimo error de haber roto esa túnica que nos abrigaba a todos, la de nuestra Cultura e Historia común, y repartirla entre 17 enanitos que se disputan fragmentos entre ellos.
Solo políticos insolventes, es decir cortoplacistas, corruptos y vividores de todo el arco parlamentario, de diferente color y condición se han permitido y se siguen permitiendo trapicheos con nuestro bagaje histórico y en definitiva de  lo que es propio de nuestra Soberanía Nacional, cuyo único propietario es el Pueblo Español en su totalidad.
Según un texto escolar de Segundo de la ESO, Madrid, Extremadura y Málaga son “países extranjeros” para los alumnos catalanes.
Como ejemplo ofrezco esta página de un texto escolar, que seguro se prodiga también en Baleares, Comunidad Valenciana y pueblos de la ‘francha’ en Huesca y Teruel, elaborado para la el lavado de cerebro de las nuevas generaciones en Cataluña y regiones adyacentes.
Quien me lo envía me invita a reparar en la parte señalada con un círculo pero yo quiero hacerlo en su totalidad para demostrar la inmoralidad y perversión del nazional-separatismo.
Comencemos, evidentemente en cualquiera de este tipo de textos jamás se leerá la palabra ‘España‘, a lo sumo ‘estado español’. En ese párrafo destacado se señala como de otro país al hablar de ‘lugares extranjeros’, por supuesto a Castilla, a madrileños, malagueños y extremeños que coloca junto a rifeños y panameños.
Es grave y tiene delito, pero vayamos al cuadro superior donde el veneno imperialista se extiende de forma más que evidente. Me explico: al hablar de los gentilicios no es casual que reúna en la primera línea a Cataluña, Palma (Baleares) y Andorra.
Si pasamos a la segunda veremos que los ejemplos son más que intencionados pues se incluye a Castellón (Valencia) y a Ibiza (Baleares).
En la tercera línea se incluye a Perpiñán (Francia), Mahón (Baleares) y a Alguer (Cerdeña), territorio este último que como los anteriores fueron de la Corona de Aragón, jamás catalanes.
En la cuarta línea junto a Tortosa aparecen Fraga (Huesca), Alicante (Valencia) y Manacor (Baleares). Recordemos que Nápoles fue dominio aragonés desde 1282, inicio de la dominación aragonesa, que aportó desarrollo económico y civil a la ciudad, y a partir del establecimiento de la Corte fue posible la penetración de los ideales del arte del renacimiento con artistas como Giovanni PontanoJacopo SannazaroPietro SummontePietro Beccadelli y Lorenzo Valli que pudieron manifestar el talento propio gracias al clima virtuoso promovido por el rey aragonés Alfonso V, que se merecio el apelativo de Magnánimo.
Este gran rey lo fue de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y conde de Barcelona (en ese orden) mal que le pese al delincuente Puigdemont y a su caterva de ignorantes seguidores que tanto bramaban cuando la luz subía un cuatro por ciento y que ahora callan cuando ha subido un doscientos pero tienen tiempo para seguir en su ‘procés’ hablando de presos políticos, de represión y sembrando de basura las mentes de los niños en Cataluña y alrededores.
Recuerdo de nuevo las líneas que escribí dedicadas al Tratado de Corbeil y que demuestran que cuando el rey Jaime I el Conquistador funda los reinos de Mallorca y Valencia no existía Cataluña y difícilmente existía la lengua catalana dado que los condados de la Marca Hispánica no estaban unificados, no existían condados catalanes ni nada que se le parezca.
La importancia de este Tratado radica en que ese intercambio de territorios del norte y sur del Pirineo entre los reyes de Francia y Aragón se firmó 29 años después de la reconquista de Mallorca y 20 años después de la del Reino de Valencia.
Reinos de Mallorca y Valencia con una obra literaria renacentista y con gramática propia algo que no ocurrió con el catalán hasta el siglo XIX, pues antes sólo fueron variantes del lemosín, dialecto del occitano.
Tengamos claro que jamás hubo ni ‘corona catalano-aragonesa’ ni mucho menos ‘confederación catalano-aragonesa’.
Así en esta locura estos tarados se permiten hablar de ‘condes-reyes’.
Los ocho condados de la Marca Hispánica tuvieron plena jurisdicción hasta el siglo XV. La única excepción fue el Condado de Barcelona que, por el matrimonio del conde Ramón Berenguer IV en 1137 con la princesa Dª. Petronila, hija del rey Ramiro II el Monje de Aragón, quedó entonces incorporado a la Corona de Aragón pero sin variar su condición de condado. Los siete restantes condados (Besalú, Vallespir, Peralada, Ausona, Ampurias, Urgel y Cerdanya) mantuvieron su independencia hasta 1521, cuando el rey de España Carlos I nombró virrey de Cataluña al Arzobispo de Tarragona, don Pedro Folch de Cardona.
Por lo tanto Cataluña no existió como región hasta esa fecha y, por lo tanto, no pudo actuar nunca antes como entidad política ni histórica unificada.
En fin señores de la derechita… ¿para cuándo la batalla cultural en defensa de lo que nos pertenece a todos?
(José Crespo| Paseata)

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