Pedro Sánchez: El cadáver político que aún respira | José María Romero

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Pedro Sánchez es, políticamente hablando, un cadáver. Aunque sigue ocupando el Palacio de La Moncloa, su tiempo ha expirado, y todos lo saben, empezando por sus propios socios y cómplices. Como una bomba de racimo, los escándalos de corrupción seguirán explotándole uno tras otro. Lo que ahora presenciamos es un teatro político donde las piezas del tablero ya se mueven para posicionarse en la era post-sanchista. Su partida no es una cuestión de si, sino de cuándo. Sin embargo, la gran pregunta no es quién ocupará su lugar, Feijóo, sino qué agenda continuará marcando el rumbo de España. Y aquí, el panorama es aún más preocupante.

La alternancia será el próximo acto en esta obra. Todo apunta a que Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, asumirá las riendas del país tras Sánchez. Pero no nos engañemos: aunque Feijóo carezca de los tics tiránicos que han caracterizado al actual presidente, su llegada no significará un cambio de rumbo, sino la consolidación del mismo proyecto globalista e ideológico radical que Sánchez ha impulsado con fervor. La única diferencia será el estilo, más comedido, pero igual de entregado a una agenda que poco tiene que ver con los intereses reales de los españoles.

Feijóo, al igual que Sánchez, ha encontrado en las élites globalistas su brújula política. No es casualidad que su nombre haya sido promovido en círculos de poder como el Club Bilderberg, esa cúpula secreta elitista donde se diseñan las estrategias para someter a los estados a los dictados de agendas globales. Feijóo, lejos de rechazar este papel, parece dispuesto a ser el perfecto títere, ejecutando con mano de hierro pero sonrisa afable lo que Sánchez, con su arrogancia y polarización, no ha logrado imponer por completo.

Lo más alarmante es el efecto adormecedor que Feijóo tendrá sobre su base electoral. Muchos votantes conservadores creen que con su llegada se pondrá fin a las políticas de Sánchez, a su deriva ideológica y su sumisión a intereses externos. Nada más lejos de la realidad. Bajo la capa de un discurso moderado, Feijóo no hará más que consolidar y profundizar lo que su predecesor ha dejado en marcha: la implantación de la ideología de género y woke, las políticas antifamilia y antivida, la represión a cualquier crítica y disidencia, el debilitamiento de la unidad nacional, y la renuncia a la soberanía económica y cultural en favor de agendas supranacionales.

El problema no es solo Sánchez, sino el sistema que ha permitido que su proyecto político prospere. Un sistema que encuentra en figuras como Feijóo la manera perfecta de perpetuar sus objetivos, dando la ilusión de cambio mientras los cimientos permanecen intactos. La política española necesita mucho más que un relevo en la cúspide. Necesita una ruptura con el marco globalista que ha colonizado a los partidos tradicionales, desde el PSOE hasta el PP.

Pedro Sánchez está políticamente muerto, Sánchez es un cadáver político cuyo funeral se celebrará próximamente, pero su legado ideológico amenaza con sobrevivirle en manos de su supuesto antagonista Feijóo. Es momento de que los ciudadanos despierten del engaño de la alternancia y exijan un cambio real, antes de que sea demasiado tarde.

José María Romero | Analista político

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2 comentarios en «Pedro Sánchez: El cadáver político que aún respira | José María Romero»

  1. Yo, lo que querría saber, es ¿quién vota al mediomierda de Feijóo? Llevo varios años intentando encontrar a UN SOLO votante del PP, sin resultado. ¿Que les pasa a los votontos esos?¿Les da vergüenza decir a quien han votado? Porque el resto hasta se vanaglorian de a quién han votado, menos la basura de los peperos que se avergüenzan, como ya he dicho, y por alguna razón será.
    O no hay tantos como salen en los pucherazos llamados votaciones, o bien es que saben que lo que votan es para anormales.

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  2. Sí, a los que quieren implantar la agenda globalista les da igual que gobierne un partido conservador o de izquierdas (no «progresista», el progreso es otra cosa), siempre que acepten sus postulados básicos, y eso es lo que ha hecho el PP, porque saben que si no, no van a dejarles gobernar.

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