La monarquía viene de Franco, este es un hecho histórico indiscutible. A los ojos del nuevo frente popular de tiranos comunistoides y separatistas, ese es un pecado mortal que la ilegitima, y aunque su debilidad les obligó a aceptar a Juan Carlos, no han cesado de minar indirectamente la monarquía atacando a Franco y su legitimidad. La falsedad funcionó porque una derecha intelectualmente vacia y políticamente oportunista fue incapaz de un análisis histórico que fundamentase, tanto la indudable legitimidad histórica del franquismo como su relación con la democracia, que solo podía venir de él. Tanto funcionó que el campechano Juan Carlos firmó la ley de memoria la cual, al ilegitimar al franquismo le ilegitimaba de rebote a él y a la monarquía. Y su sucesor presenció sin mover un músculo cómo el nuevo frente popular profanaba la tumba de Franco, a quien debe precisamente el trono. Un régimen que renuncia a sus raíces queda en el aire, preparado para caer antes o después.
Para el frente popular, el pecado mortal de la monarquía es su origen franquista. Para los demócratas es la pretensión monárquica de ignorar ese origen. Y de asimilarse servilmente a la monarquía inglesa, la de Gibraltar.
Pío Moa | Escritor