Las encuestas electorales se han convertido en herramientas recurrentes en el panorama político y mediático. Sin embargo, su verdadera utilidad es cuestionable. A menudo reflejan los intereses de quienes las financian, en lugar de proporcionar una imagen fiel de la realidad política.
Las últimas encuestas, que señalan un descenso del PSOE, muestran cómo el partido comienza a sufrir tras haber absorbido a SUMAR, el aliado que lo mantuvo a flote. Ahora, sin un sostén claro, el partido de Pedro Sánchez empieza a caer. Según Sigma Dos, el PSOE obtendría 113 escaños, mientras que el PP sigue subiendo hasta 152, VOX vuelve a su estado natural por debajo de los 40, situándose en 39 escaños, y SALT (con Alvise Pérez) recibiría un escaño. Por su parte, SUMAR enfrenta una debacle, quedándose con apenas 10 escaños.
No obstante, es importante señalar que las encuestas no siempre reflejan la fidelización existente hacia la marca. Hay que distinguir entre la persona que dirige el partido y la marca que representa. El liderazgo puede sufrir e incluso caer- como pasará con Sánchez-, pero la fortaleza de la marca PSOE persiste, arraigada profundamente en el imaginario colectivo español, a pesar de su historial de corrupción y episodios criminales en la Guerra Civil. Esta fortaleza de la marca es algo que Pedro Sánchez entiende bien. Sabe que, independientemente de las fluctuaciones en su popularidad, el PSOE sigue siendo una fuerza política consolidada.
Mientras las encuestas reflejan el grado de aceptación de un candidato, cuando se vota en las urnas se tiene en cuenta la marca. La identificación con el PSOE, a pesar de sus crisis y escándalos, sigue siendo un factor determinante en el comportamiento electoral de muchos ciudadanos.
Por ello, las encuestas sirven más como herramientas para generar titulares y debates televisivos interminables que como verdaderos indicadores del panorama político. Los contertulios pueden pasar horas analizando cada fluctuación, pero en esencia, las encuestas rara vez cambian la realidad del terreno político.
En resumen, mientras los números en las encuestas pueden variar, la realidad es que la marca PSOE sigue siendo un pilar del régimen bipartidista del 78. La marca tiene una fortaleza que las encuestas no logran medir completamente, y esto es algo que debe tenerse en cuenta cuando se interpretan los datos.
Y para echar a Sánchez, además del declive de la persona, hay que debilitar la marca PSOE. Solo erosionando esa fortaleza histórica se podrá lograr un cambio real en el panorama político español.
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2 comentarios en «No hay que creer sin más a las encuestas»
Soy estadístico de profesión y deje de hacer este tipo de encuestas porque el cliente, sobre todo el psoe, solo quería utilizar las encuestas para su propio beneficio sin ningún interés de la realidad que se había estudiado. El problema de España es que no existe un colegio oficial de estadísticos que defienda y proteja nuestra profesión y cualquier charlatán sin ningún conocimiento se cree capaz de hacer encuestas con hacer una pregunta a cuatro persona al azar. Es muy lamentable.
Todas las encuestas son falsas. Se hacen como quiere el cliente. O para decir «que buenos somos que subimos» o al revés «espabilemos que si no no ganamos». El Psoe siempre sube, saca más siempre de lo que dicen las encuestas. Millones de españoles lo votarán aunque salga un video de Sánchez violando a una cocinera de Moncloa o Koldo y Ábalos abriendo maletas llenas de dinero. Lo que sea para, que no resucite Franco. A necios no les gana nadie.