Mediapro: el grupo mediático al servicio de la ideología trotskista y el comunismo chino

Mediapro y el comunismo chino es la mejor definición de un gigante mediático nacido en Barcelona en los años noventa y que hoy se ha convertido en una pieza más del engranaje global del Partido Comunista de China. Lo que comenzó como una aventura de tres jóvenes en TV3 terminó como un coloso audiovisual con un marcado sesgo ideológico de ultraizquierda, vinculado al trotskismo, al separatismo catalán y, finalmente, al capital chino.

Los orígenes trotskistas de Mediapro

En 1983, Jaume Roures, Gerard Romy y Tatxo Benet coincidieron en la recién creada TV3. Cada uno aportaba un perfil distinto: el primero, un trotskista declarado; el segundo, un técnico pragmático; y el tercero, un separatista catalán. Diez años después, tal como señala Epoch Times, fundaron Mediapro, un proyecto que pronto se convertiría en la mayor productora audiovisual de España.

Roures, militante de la Liga Comunista Revolucionaria y vinculado al sandinismo, construyó su perfil como ideólogo del grupo. Su cercanía con Podemos y su apoyo al separatismo catalán son bien conocidos. No por convicción independentista, sino por la vieja consigna comunista de “autodeterminación de los pueblos”.

Benet, por su parte, separatista catalán, impulsó iniciativas culturales polémicas como el Museo del Arte Prohibido, en el que exhibió obras con marcado sesgo político. Romy, aunque más discreto en lo ideológico, acabaría manchado por el escándalo del FIFA Gate, perseguido por fraude y blanqueo de capitales.

Desde sus inicios, Mediapro llevó impreso el sello del izquierdismo radical que que sus fundadores trazaron desde el principio.

El crecimiento de un emporio audiovisual

En pocos años, Mediapro se expandió hasta convertirse en una multinacional con más de 7.000 empleados, 50 sedes en el mundo y una enorme capacidad de producción. Controlaba derechos de fútbol en España y América, producía cine y televisión, y gestionaba canales como GOL PLAY y FOX Sports.

La influencia ideológica fue evidente. Documentales, programas y series mostraban un sesgo constante hacia la izquierda radical, el globalismo y la crítica a Occidente. En paralelo, la empresa estrechaba lazos con gobiernos y partidos afines al comunismo hispanoamericano.

Era un proyecto político, un canal silencioso para moldear la opinión pública. Era una compañía diseñada para difundir ideología.

El escándalo del FIFA Gate

En 2018, Mediapro quedó salpicada por el escándalo del FIFA Gate. La justicia estadounidense la acusó de sobornos para asegurarse derechos de transmisión deportiva. La empresa pagó una multa millonaria de hasta 24 millones de euros, mientras Gerard Romy se vio implicado directamente y terminó en búsqueda y captura internacional.

Ese golpe financiero debilitó al grupo y lo dejó en bandeja para la entrada de capital extranjero. Aquí comienza la segunda fase de esta historia: la llegada del comunismo chino a través de Orient Hontai Capital.

La entrada del capital chino

En 2016, el fondo Orient Hontai Capital, con sede en Pekín, compró más del 50 % de la fusión Imagina (Mediapro + Globomedia). Con ello, el Partido Comunista de China tomó el control de la productora española más influyente.

Conviene recordar que en China no existe la propiedad privada en el sentido occidental. Toda empresa, incluso las llamadas “privadas”, responde al Partido Comunista. La adquisición no fue solo financiera. Formaba parte de la estrategia geopolítica de Pekín para extender su influencia global a través de la cultura y los medios.

De esta forma, la conexión Mediapro y el comunismo chino dejó de ser simbólica para convertirse en literal. Pekín no solo compró una empresa, sino un altavoz ideológico preparado para difundir mensajes afines a su agenda.

Roures apartado, Benet bajo tutela china

En octubre de 2023, Jaume Roures fue apartado de la dirección de Mediapro. Hoy, en 2025, solo queda Tatxo Benet como figura visible. Pero su poder es limitado: la verdadera autoridad recae en Southwind Media, conglomerado chino que controla más del 80 % de la empresa.

La metamorfosis está consumada. Del trotskismo juvenil de Roures se ha pasado al control absoluto del comunismo chino. El resultado es un grupo mediático que aparenta independencia, pero que en realidad es un satélite de Pekín.

Mediapro como brazo cultural del comunismo chino

Mediapro no solo produce cine o retransmite partidos de fútbol. Su influencia cultural se manifiesta en documentales apologéticos de líderes comunistas, narrativas críticas con Occidente y contenidos alineados con la agenda globalista.

En este sentido, es un proyecto híbrido: lo que nació como una aventura empresarial catalana se transformó en herramienta propagandística de una potencia extranjera que amenaza la libertad, la familia y la soberanía de las naciones.

El recorrido de Mediapro es la historia de cómo décadas después, un proyecto audiovisual ha terminado absorbido por el Partido Comunista de China. El resultado es un emporio audiovisual convertido en altavoz del comunismo internacional.

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