Más de 137.000 millones de dólares salieron de Iberoamérica por la ola de los gobiernos populistas-comunistas

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El giro a la extrema izquierda en la región comenzó en 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador llegó al poder en México. Luego triunfó en 2019 en Argentina, en 2021 en Chile y Perú y el año pasado en Brasil y Colombia. 

La tendencia represiva hacia gobiernos de extrema izquierdas que se han instalado en Iberoamérica ha provocado un aumento de la fuga de capitales: particulares y empresas sacaron en 2022 unos 137.000 millones de dólares de las cinco mayores economías de la región.

Según estimaciones de Bloomberg, ese año se registró un aumento del 41% con respecto al periodo anterior, lo que supone un récord de fuga de capitales en la región. Si bien la fuga de capitales se asocia tradicionalmente a las personas adineradas, cada vez más ciudadanos de clase media buscan opciones para proteger sus recursos de los gobiernos comunistas.

Más de 137.000 millones de dólares salieron de una lista de países encabezada por Brasil, seguido de Chile, México, Argentina y Colombia.

Por otra parte, los destinos más populares que tomaron estos fondos son República Dominicana, Panamá, España y Estados Unidos.

El giro a la izquierda en la región comenzó en 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador llegó al poder en México. Luego triunfó en 2019 en Argentina, en 2021 en Chile y Perú y el año pasado en Brasil y Colombia.

Y es que la gente de esas tierras se ha dado cuenta que «el comunismo no es solo un modelo económico y una concepción del Estado, sino que también contiene una cosmovisión, es decir, una visión de la naturaleza, del hombre, de la historia y, en general, de todos los aspectos del conocimiento humano».

Solo basta echarle un ojo, «a vuelo de pájaro», a ese cementerio de riquezas en el que terminan las miles de industrias, fabricas o empresas que antes eran pujantes, pero que basta con que se debilite el principio de propiedad privada, para ver colapsar la economía del país.
¿Libertad de expresión? ¡Qué va! Olvídense de eso. Opinar como disidente al régimen es «traición a la patria». Ah, otra cosa, ni parlamento, ni tribunales autónomos, eso no encaja con los objetivos de la revolución.
Y, ante todo eso, por supuesto, si pueden, se van de ese paraíso de terror y opresión.

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