Manipulación y malas artes al servicio del poder | Eusebio Alonso

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Madrid ha sido una de las comunidades más castigadas por las sucesivas olas del COVID. Sin lugar a dudas, esto ha sido consecuencia, en buena medida, de la presencia del aeropuerto internacional Adolfo Suarez y del escaso interés, durante mucho tiempo, por parte del gobierno central en hacer controles sanitarios a los viajeros que llegaban procedentes de países cuya incidencia de afectados por el COVID era alta. Madrid ha sufrido restricciones importantes a su actividad económica y a la libertad de movimientos de sus ciudadanos impuestas por el gobierno central, restricciones que no se han aplicado, o solo de manera más atenuada, a otras comunidades con peores índices de la enfermedad sin que nadie diese explicaciones razonables al respecto. Esto hace pensar que había un interés desmedido por parte del gobierno central para crear una situación límite que produjese un enfrentamiento social contra el gobierno de la comunidad de Madrid, con objeto de desacreditarlo.

Al día de hoy, a un año del comienzo oficial de la pandemia en España, sigue sin haber estadísticas, puntualmente actualizadas, sobre el origen de los contagios, lo que hace imposible conocer si las medidas que se están imponiendo son las más adecuadas para atajar la propagación de la enfermedad. Se limita la actividad en restaurantes, pero nadie cuestiona el impacto en la curva de contagios asociada a la apertura de los centros docentes, el funcionamiento del transporte público, en donde apenas aplican medidas de protección, o la libre asistencia a mítines políticos en campaña electoral. Este comportamiento de los políticos que nos gobiernan parece denotar un mayor interés por la apariencia que una preocupación real por el control de la expansión del COVID.

En las últimas semanas la comunidad de Madrid ha abierto el hospital Isabel Zendal destinado a acoger la mayoría de infectados por el COVID de la comunidad de Madrid que requieren ingreso hospitalario. Los medios de comunicación dirigidos por la izquierda han cuestionado todo lo relacionado con el citado hospital como es su necesidad, idoneidad, dotación, funcionamiento, personal sanitario, etc. Ante el fracaso de la campaña para desacreditar al hospital y tras los buenos resultados desde que éste se puso en funcionamiento, se han empezado a producir una serie de sabotajes en el material sanitario, circunstancia que puede llegar a comprometer, si no lo ha hecho ya, la vida de los enfermos de este hospital. Estos hechos son de una gravedad superlativa y requieren una condena sin paliativos por parte de todas las fuerzas políticas, así como de una investigación rápida y eficaz que no deje sin el adecuado castigo a los culpables, porque si hay algo seguro, es que un delito que no se castiga, lejos de disuadir, alienta al delincuente a volver a realizarlo. Banalizar estos hechos por parte de los partidos políticos que puedan salir beneficiados estratégicamente por estos comportamientos delictivos supone complicidad en acto criminal y la sociedad debe ser consciente de ello.

Sobre si tiene sentido o no un hospital para pandemias, pienso que ello depende de la envergadura de la pandemia, de las expectativas de evolución de ésta y de la previsible aparición de otras pandemias futuras. Sea el virus que produce el COVID 19 un virus natural o el agente de una guerra biológica por motivos económicos, como muchos creen, resultan evidentes los efectos dramáticos que está teniendo para la salud y en la economía de la mayoría de los países del mundo. Bien es verdad que también es conocido que hay otros países cuya economía ha salido bastante beneficiada del trance. Esta triste experiencia vivida y sus resultados hacen prever, con bastante probabilidad, que la próxima pandemia no será natural y tampoco se hará esperar demasiado. Disponer de recursos para hacerla frente no es un error sino más bien un acierto, ya que el tiempo de respuesta es un parámetro clave para reducir la gravedad de una pandemia. En el mejor de los casos, si la pandemia del COVID se llegara a controlar con rapidez y no viniese ninguna más, siempre se podría destinar este hospital al tratamiento de enfermedades contagiosas estacionales.

Que la sociedad está manipulada es evidente ¿Cómo si no, se puede explicar que en la crisis del ébola saliera tanta gente a la calle calificando de asesino al gobierno de aquel entonces, cuando el resultado neto de esa crisis fue únicamente el sacrificio de una mascota? Ahora con más de 100.000 ciudadanos muertos, según los servicios funerarios, y con un portavoz sanitario que es notorio que no sabe por dónde se anda, la gente aplaude a rabiar y hasta le ponen un club de fans. Me pregunto ¿Qué hubiera pasado si, con la misma gestión y los mismos resultados de la pandemia, estuviera gobernando la derecha en España actualmente?

Cataluña se encuentra en campaña electoral y hay partidos que no pueden hacer campaña con libertad porque existen grupos organizados que, de forma violenta, al más puro estilo totalitario, intentan impedirlo. Tras las elecciones andaluzas de diciembre de 2019, algunos líderes de la izquierda radical hicieron declaraciones públicas con el propósito de movilizar a estos grupos violentos contra el partido VOX porque no aceptaban el resultado surgido de las urnas. No hay evidencia, o al menos yo no la tengo, de que sean los mismos partidos los que movilicen a los grupos violentos que ahora están actuando en la campaña electoral catalana, lo que si es cierto es que aquellos partidos que no condenan de forma abierta y contundente estas acciones deben considerarse cómplices y corresponsables de lo que pasa. Curiosamente, los que alentaron la violencia en su día y callan ahora, pactan y defienden el derecho a expresarse con libertad de partidos filo-terroristas que cuestionan la constitución y justifican la violencia. Tal vez esto sea consecuencia de su proximidad ideológica. Actuando así, están creando un precedente que tarde o temprano se volverá contra ellos. Justificar, silenciar o simplemente ponerse de perfil ante la violencia, dice muy poco de su carácter democrático, y la gente, por muy dormida que esté, acabará entendiendo que esa no es la democracia que quiere dejar a sus hijos.

Sin embargo, la violencia no es la única forma de condicionar un resultado electoral. Lo hemos visto en las últimas elecciones americanas en donde las élites que impulsan la agenda 2030 conspiraron con todos los medios a su alcance para evitar que Trump ganase las elecciones en USA, como así reconoce la revista Time, que no es precisamente dudosa de defender los intereses del partido republicano. Inquietante lema el de la agenda 2030: “no tendrás nada y serás feliz”. Parece sacado del “Mundo feliz” de Aldous Huxley que describe un mundo totalitario desprovisto de libertades y de esperanza.

Las próximas elecciones en Cataluña estarán marcadas previsiblemente por la abstención y el voto por correo. El sistema electoral que tenemos en España hace que la abstención, si no está polarizada, tenga poco efecto en la representación final de cada partido en el parlamento. Desgraciadamente, el desencanto de la población no penaliza en nada a la élite política. 

El voto por correo resulta mucho más inquietante porque, que yo sepa, no se asegura la cadena de custodia de los votos entregados y, en manos de gobiernos desaprensivos que controlen esos votos, se podría falsear gravemente los resultados finales de unas elecciones. Creo que los partidos de la oposición deberían vigilar y auditar siempre el voto por correo en caso de que el resultado de su escrutinio difiera de forma apreciable respecto del que corresponde al voto en urna que resulta, por las razones indicadas, mucho más fiable.

Si preocupa que partidos políticos con responsabilidad de gobierno actúen abiertamente con desprecio por consideraciones éticas y solo se guíen por el mero cálculo electoral, más aún preocupa que la prensa, el cuarto poder, que debiera ser mayoritariamente independiente, actúe al dictado del poderoso y oculte o blanquee sin el mínimo pudor las fechorías de éste. Si todo esto es grave, resulta todavía más inquietante la insensibilidad de la sociedad ante la deriva totalitaria y la pérdida sistemática y progresiva de derechos y libertades. La experiencia indica que los derechos y las libertades se ganan con mucho tiempo y esfuerzo, pero se pueden perder rápidamente si no hay nadie comprometido en defenderlos.

Eusebio Alonso | Escritor

1 comentario en «Manipulación y malas artes al servicio del poder | Eusebio Alonso»

  1. Totalmente de acuerdo , esto tiene que terminar , estos políticos nos llevarán bueno nos han llevado a la ruina y al hambre , y lo más triste , nuestra ESPAÑA UNA GRANDE Y LIBRE !!! Que queda de ella ? Pero que esperamos ? Estamos muertos? Donde están nuestros derechos ? Luchemos x ellos y que no nos tomen por idiotas , defendamos lo que nos dejaron nuestros mayores y dejémosles a nuestros hijos paz , trabajo , libertad , etc. Gracias y mil veces gracias por este artículo Eusebio👏👏👏👏👏👏

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