Los obispos, ante la ley de la eutanasia: «Es tremendamente injusta»

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«La mejor defensa es un buen ataque». Es el consejo que, como «futbolero», lanzó ayer el secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, a quienes le escuchaban durante la presentación del el XXII Congreso Católicos y Vida Pública. Organizado por la Asociación Católica de Propagandistas, se celebrará en Madrid del 13 al 15 de noviembre bajo el lema «¡El momento de defender la vida!», con la mirada puesta en las reformas legislativas sobre la eutanasia y el aborto que Moncloa tiene en su agenda.

El portavoz de los obispos está convencido de que ese «ataque» pasa por ofrecer una «propuesta de vida», no solo al Gobierno, sino a la sociedad en general. Sin echar mano de manifestaciones. Y no solo por motivos pandémicos. El también obispo auxiliar de Valladolid habla más bien de una batalla intelectual, consciente de que «a veces proponer lo obvio hace que te sitúen en la caverna». Desde este punto de partida, considera que hay que «generar pueblo, generar cristianos» para no esperar «que las soluciones nos vengan de arriba, sino de abajo y de a uno».

«Generar pueblo»

Flanqueado por los obispos de Getafe y Alcalá, Ginés García Beltrán y Juan Antonio Reig Pla, hizo una llamada a los cristianos españoles para «generar pueblo» y no esperar a «soluciones que nos vengan de arriba, sino de abajo y a uno». Los tres prelados fueron los responsables de presentar este foro de reflexión en un coloquio que estuvo moderado por el director editorial de Cope, José Luis Restán.

Para García Beltrán, la manipulación de términos como «libertad» y «compasión» han llevado a justificar la llamada «muerte digna». «Incurable no significa incuidable», sentenció sobre la consideración de la ancianidad y la enfermedad como «una carga» entrando así en la peligrosa dinámica del «yo pago para que tú me trates bien». «¿Quién ha puesto el límite de edad para que en un hospital se ponga morfina o dieta total a un anciano de 80 años? ¿Qué diferencia hay entre 19 y 70? ¿Y entre 79 y 80?», se preguntó el obispo de Getafe, que añadió otra interrogante más: «¿La vida vale o me vale?».Reig Pla, por su parte, instó a la opinión pública a «desprivatizar la reflexión sobre la defensa de la vida humana». «Sin el respeto de la vida humana, la sociedad decae y deja de ser una sociedad de derecho», advirtió, a la vez que calificó «la batería de leyes que ahora mismo se están presentando» como «tremendamente injustas». Así, lamentó que el aborto se presente como «un derecho a decidir de una persona individual» fruto de «un humanismo sin Dios». «Hoy España necesita políticos católicos, los sindicatos necesitan católicos», planteó para revertir esta deriva.

(J. Beltrán. Diario La Razón)

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