Es evidente que estamos en plena precampaña electoral, y Díaz busca generar debate y captar titulares, pero detrás de ello se esconde una estrategia bien conocida en los regímenes comunistas: alejar a los niños del núcleo familiar desde una edad temprana para que el Estado asuma su formación y adoctrinamiento. El objetivo es claro: los padres trabajan, el Estado educa.
La propuesta ha desatado una auténtica tormenta de críticas en redes sociales y entre expertos en educación. Los expertos en educación infantil advierten que la vinculación temprana con la familia es clave para el desarrollo emocional y psicológico de los niños. Separarlos de sus padres durante jornadas tan largas no solo atenta contra el vínculo familiar, sino que los deja a merced de un sistema educativo cada vez más ideologizado, donde las prioridades son la agenda progresista y no la formación académica real.
No es casualidad que esta propuesta venga de un gobierno que sigue líneas de pensamiento colectivistas marxistas. El modelo de “hijos del Estado” ha sido aplicado en regímenes comunistas a lo largo de la historia con el objetivo de eliminar la influencia de la familia y garantizar el control ideológico de las nuevas generaciones. Yolanda Díaz sabe perfectamente lo que está proponiendo: una sociedad en la que el Estado sustituye a los padres.
Díaz intenta vender su propuesta como una solución a los problemas de conciliación laboral. Sin embargo, las verdaderas políticas de conciliación pasan por fomentar el teletrabajo, mejorar las condiciones laborales de los padres y ofrecer incentivos reales para que las familias puedan criar a sus hijos con estabilidad económica, no por desentenderse de ellos y dejarlos en manos del Estado las 24 horas del día.
Los ciudadanos deben darse cuenta de lo que está en juego. No es una simple propuesta de escuelas abiertas más tiempo; es un ataque directo a la familia como pilar fundamental de la sociedad. El Estado no tiene derecho a apropiarse de la educación y crianza de los niños, y mucho menos bajo el pretexto de una medida populista.
El verdadero debate debe centrarse en cómo fortalecer la familia, no en cómo sustituirla por el Estado. La propuesta de Yolanda Díaz es un paso más en la agenda de ingeniería social que busca despojar a los padres de su papel fundamental y convertir a las nuevas generaciones en piezas de un engranaje colectivista.
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