La ley de Bienestar Animal, además de sectaria, contiene prohibiciones, obligaciones y multas aberrantes

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Las infracciones graves, como permitir que una perra se quede preñada, conllevan sanciones de hasta 50.000 euros.

Los defensores de la Ley de Bienestar Animal propuesta por el ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 de la comunista Ione Belarra aseguran que el objetivo de la normativa es castigar el abandono y el maltrato, algo que ya estaba penado antes de que existiera esta nueva ley animalista. Sin embargo, se han sumado al listado de infracciones otras prohibiciones y obligaciones mucho más polémicas, como las sanciones por no identificar a todos los animales sin excepción, las multas de hasta 50.000 euros si una perra se queda preñada o los cursos obligatorios para todo aquel que quiera comprar o adoptar un perro. En esta ocasión vamos a tratar las aberraciones en las multas, prohibiciones y castigos.

Curso y examen para tener perro

Todo aquel que quiera tener un perro, tendrá que realizar un curso de formación. Además, «las personas titulares junto con sus perros deberán realizar un test para valorar su aptitud para desenvolverse en el ámbito social», aunque por el momento no se dan más detalles sobre el mismo.

Además, las tiendas de mascotas ya no pueden vender perros, gatos y hurones (los tres animales que cita la ley), así que hay que recurrir directamente al criador registrado porque la normativa prohíbe la intervención de intermediarios. «La cría, el comercio o la exposición de animales con fines comerciales por personas no autorizadas o la venta de perros, gatos y hurones en tiendas de animales», se considera una infracción muy grave con multas de entre 50.001 a 200.000 euros.

También se puede recurrir a las protectoras de animales, que tienen la obligación de identificar y esterilizar a los animales que se dan en adopción. En el caso de que un veterinario desaconseje la castración por motivos sanitarios o por la corta edad del animal, el nuevo propietario tiene que comprometerse a esterilizar a su mascota «en un plazo determinado», según la ley.

Prohibido el embarazo

La ley de Belarra prohíbe el embarazo de cualquier hembra, a no ser que su propietario esté inscrito en el Registro de Criadores de Compañía. Si en un descuido, una perra o una gata se escapa y vuelve preñada, la ley de Belarra lo considera una infracción grave con multas que van desde los 10.001 euros hasta los 50.000 euros (Art.26.d).

Este artículo se hace extensible a todos los animales, no solo a los perros y gatos. Con lo cual, es responsabilidad del dueño evitar que cualquiera de sus animales se reproduzca. En este caso, los peces no están incluidos en la ley.

Identificación obligatoria

También se considera una infracción grave, penada con hasta 50.000 euros de multa «no cumplir las obligaciones de identificación del animal». Lo que parece lógico para perros y gatos, no lo es tanto para un hámster o un canario. Además, en muchos casos la normativa es un tanto absurda, destaca el veterinario Manuel Fuentes haciendo referencia a su experiencia como cetrero.

Vigilancia, aunque hibernen

Un nuevo ejemplo de que la ley está «redactada por personas que solo han tenido contacto con perros y gatos» es la prohibición de «dejar sin supervisión a cualquier animal de compañía durante más de tres días». Fuentes destaca que «hay cantidad de reptiles (tortugas, serpientes…) que hibernan y permanecen inmóviles durante meses. De hecho, hay tortugas que se entierran en un jardín en invierno y vuelven a reaparecer en primavera. ¿Qué tienes que hacer? ¿Desenterrar a tu tortuga para supervisar que está bien?»

En el caso de los perros, no pueden estar sin supervisión durante un plazo superior a veinticuatro horas consecutivas. «Pero no todos los perros están en un piso. Hay perros que están en una casa con huerta, que tienen un comedero automático y que se encargan de guardar la finca. Son felices escarbando por ahí y meando cuando les da la gana. Y si un día no vas a supervisarle, ya te pueden poner una multa de hasta 50.000 euros».

Castrar a las ratas

Los ayuntamientos están obligados a anteponer el control poblacional no letal de la fauna urbana, es decir, que ante una plaga, no pueden recurrir al exterminio. «Imagínate lo que puede suponer para un ayuntamiento con un problema de ratas el hecho de que les prohíban matarlas. ¿Y qué van a hacer? ¿Las capturas, las esterilizas y las vuelves a soltar? Ahora mismo les están atando de pies y manos en caso de una plaga». (Art. 22.5)

Belenes, cabalgatas y circos

La ley también prohíbe «el uso de animales en exposiciones de belenes, cabalgatas o procesiones, en las que se mantenga al animal de forma antinatural conforme a las características propias de su especie, o inmovilizado durante la duración del evento». Tal y como está redactada la ley, se podría utilizar un buey y una mula para un belén viviente, siempre y cuando no estén atados.

También se considera una infracción grave el «uso de animales en actividades prohibidas, en particular en actividades culturales y festivas, en atracciones mecánicas, carruseles de feria, así como el uso de especies de fauna silvestre en espectáculos circenses«.

En definitiva, no solo es una ley aberrante en su contenido ideológico animalista sino, además, en su redacción y contenido.

Deja un comentario