Las fundadoras del BLM: marxistas y seguidoras de supremacista asesina

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Las fundadoras de Black Lives Matter (BLM) no tienen secretos. Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi se están haciendo de oro gracias a la prédica del supremacismo negro y su fe en las teorías revolucionarias marxistas y violentas. Están dispuestas, desde que crearan la incendiaria organización en 2013, a desestabilizar y destruir los valores y cimientos de la sociedad americana y, dicho sea de paso, la occidental. Y van en serio.

El trío cuenta con un aparato financiero millonario que está regando de dólares sus cuentas bancarias. Además tienen al mainstream mediático de su lado y al Partido Demócrata financiando y alentando sus ideas suicidas. Las tres activistas del odio están cumpliendo su sueño dorado. La destrucción y el reguero de víctimas que está dejando el supuesto movimiento pacífico, a su paso por las ciudades estadounidenses, no es cuestionado, es más, se apoya y se avala. Hay vidas que no importan a Black Lives Matter. Y lo más grave es que la policía estadounidense está viendo recortados sus fondos, cumpliéndose así una de las misiones principales de BLM.

Las tres mujeres, que se enorgullecen de «haber creado el hashtag que cambió al mundo», desean «revivir la Teología de la Liberación Negra«, con sello comunista. Están dispuestas a defender a todo aquel que se sienta «víctima del sistema», convirtiendo así a la organización en nido de delincuentes, sociópatas, rebeldes sin causa y vengadores. Pero, ¿quiénes son realmente las tres promotoras de Black Lives Matter? ¿Hasta dónde quieren llegar?

Alicia Garza, fiel a una terrorista

Las tres líderes comunistas no ocultan la mujer que las inspira: una terrorista exPantera Negra, la más buscada actualmente por el FBI, Assata Shakur. Es la guía espiritual de Alicia Garza, la cofundadora que más influencia tiene de las tres en los medios de comunicación.

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Assata Shakur asesinó a un policía a sangre fría y huyó a Cuba. Es la guía espiritual de las fundadoras de BLM

A sus 39 años, Garza, la ideóloga de BLM reside en Oakland, California. Y se define como «activista por la justicia social queer». Es escritora y numerosas son las menciones a su líder fugada en Cuba, Assata Shakur (su nombre real era Joanne Deborah Chesimard), en las que elogia sin pudor las fechorías de la revolucionaria marxista.

La heroína de Alicia Garza perteneció al Movimiento de Liberación Negra, después de haber visto que el Partido Pantera Negra no era tan violenta como ella quería. Pegó dos tiros a un policía a sangre fría en Nueva Jersey e hirió a otro en 1972. Fue declarada culpable de siete delitos graves, incluido el asesinato del policía estatal. En 1979, Shakur escapó de prisión y huyó a Cuba en 1984, donde solicitó asilo político.

Actualmente, tanto Garza como sus aliadas, Cullors y Tometi, luchan por la extradición a EEUU de la terrorista (todavía aparece en los ficheros del FBI y la recompensa por la delincuente se ha elevado en dos millones de dólares). Y por si fuera poco, le dedican hasta un cántico ritual propio del comunismo de principios del veinte.

En el vídeo, Patrisse Cullors ensalza la figura de la asesina: «Es una líder poderosa, nosotras vestimos la camiseta de «Assatta me enseñó«. Posteriormente, comienzan a susurrar hasta que terminan gritando: «¡Nuestro deber es luchar, lo único que podemos perder son nuestras cadenas!»

La diferencia con Assatta, su referente moral, es que las fundadoras de BLM cuentan con todo un ejército de jóvenes adoctrinados a su disposición. Cullors lo confesó: «Realmente tenemos un marco ideológico. Yo y la cofundadora de BLM, Alicia Garza, en particular, somos organizadoras capacitadas. Tenemos marxistas entrenados. Estamos muy versadas ​​en todo tipo de teorías ideológicas, y creo que lo que realmente intentamos hacer es construir un movimiento que pueda ser utilizado por muchos, muchos negros».

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Fundadoras Black Lives Matter en una manifestación

Rentabilizando BLM

Pero la anticapitalista Alicia Garza evangeliza sin cumplir los dogmas que ella misma propugna entre sus acólitos. Cada vez que hay una protesta suben los activos de Black Lives Matter. La izquierdista, que apoyó Bernie Sanders y ahora está con Joe Biden, ha visto en la era post-Obama la oportunidad para estabilizar la estructura financiera de su movimiento por «la justicia racial, el feminismo, los homosexuales negros y los trans».

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Alicia Garza, líder de Black Lives Matter

A Alicia sus ansias de poder le venían de lejos. Y sus ingresos ya eran holgados. El activismo para ella, sea cual fuere, debe salir rentable. Así dirige el Proyecto Especial en la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas , una coalición de «niñeras, amas de casa y cuidadoras»; pertenece a POWER, Organizadas para Ganar Derechos Laborales, es miembro SOUL, Escuela de Unidad y Liberación y ha sido Presidenta de la Junta en 2011 de la Alianza por el Derecho a la Ciudad. Todos estas organizaciones han recibido importantes sumas de dinero, de las que Garza se ha beneficiado muy considerablemente. Pero, sin duda, la gallina de los huevos de oro, es la dirección de Black Lives Matter.

El Partido Demócrata, a través de su organización ActBlu, también financia a la plataforma BLM de Alicia Garza. ActBlue ha sufragado las campañas presidenciales de Bernie Sanders de 2016 y 2020. Este año, también el candidato presidencial de 2020, Joe Biden, ha utilizado ActBlue para recaudar fondos.

En la misma página web de BLM, en el apartado de Donaciones, se puede ver la colaboración de ActBlue. Según New York Times, la fundación de los demócratas ha ingresado ya 40 millones de dólares, que se sepa, para regocijo de Alicia Garza y sus secuaces.

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Donaciones de ActBlu, la organización de los demócratas

Pero es que las revueltas de indignados y la oleada de robos, asaltos y muertes, protagonizadas por las manifestaciones de Antifa y BLM, siempre se combinan con una avalancha de donaciones financieras. Tal y como apunta New York Times, «cientos de miles de estadounidenses han abierto sus billeteras para donar a grupos caritativos, fondos de fianza comunitarios y candidatos demócratas«.

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La demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, se arrodilla por George Floyd y muestra su apoyo a BLM

Siguiendo el hilo del diario norteamericano de izquierdas, Minnesota Freedom Fund, la asociación que paga la fianza de los detenidos en las protestas, recaudó 20 millones de dólares en cuestión de días. Y suma y sigue.

Una trabajadora de Alicia Garza, Sabrina Johnson, aseguró que «ver subir los números fue surrealista«. Otro grupo de la izquierda política, comentó en redes que les habían «inundado decenas de miles de donaciones grandes y pequeñas, por un total de alrededor de 20 millones de dólares».

Y no solo les llueven millones desde el Partido Demócrata. Las empresas afroamericanas se han volcado con la organización de Garza. Este verano, la Fundación Ford, una de las más poderosas a nivel mundial, confirmó que donaría durante seis años 100 millones de dólares al movimiento Black Lives Matter.

«Asociándonos con las filantropías Borealis, Ford se compromete a hacer una inversión de seis años en las organizaciones y redes que son parte del movimiento de Black Lives» anunciaron en la página de web de la Fundación Ford. De forma similar, Amazon, Airbnb y otras plataformas tecnológicas, que se van sumando, han puesto su granito de arena en forma miles de dólares.

Cullors y Tometi, las «no discriminadas»

La fortuna sonríe al comunismo. Y Patrisse Cullors y Opal Tometi, las otras dos grandes amigas de Alicia Garza, también están viendo disparar su caché a costa repetir las mismas consignas radicales que su líder, Alicia Garza: «Las vidas humanas perdidas no tienen el mismo valor que los bienes y propiedades dañadas», respondían a los medios cuando se les preguntaba por la tragedia de los comercios quemados y vehículos, culpa de BLM.

Y el caso es que las mismas que luchan contra «la represión policial en EE.UU.» y por el «feminismo y el negrismo«, están defendiendo a Nicolás Maduro, un tirano que fulmina o encarcela a todo aquel que se le oponga en Venezuela.

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Nicolas Maduro con Opal Tometi (a la derecha), cofundadora de Black Lives Matter

Opal Tometi dejó constancia del apoyo de Black Lives Matter con la izquierda chavista. La cofundadora de BLM viajó a Venezuela para supervisar el recuento de votos en las elecciones parlamentarias del 2015. No fue repentino. Las relaciones con los chavistas venían de lejos. Asimismo, en 2011 Patrisse Cullors dio una charla su ante el Left Forum (foro de izquierda), el congreso anual más grande de la izquierda internacional. En el mismo, aparece Alicia Garza como conferenciante hablando sobre su claro compromiso con la internacionalización del marxismo.

Igualmente, Tometi y Cullors han visto aumentado sus recursos económicos. Ambas procedían ya de familias bien posicionadas en Estados Unidos, pero sin duda, su nuevo papel de «discriminadas» las ha colocado en el Star System del feminismo radical y el movimiento negro, con el correspondiente aumento de sus gastos por aparición y salarios de la macro-organización millonaria.

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Patrisse Cullors, Alicia Garza y Opal Tometi, ya convertidas en celebrities del feminismo y movimiento negro

No en vano, Tometi insiste: «Queremos que se deje de invertir tanto en armar a la policía y que los recursos vayan a las comunidades negras, queremos poner fin a esta guerra contra los negros». La cofundadora reconoce que el dinero que no se destine a la policía irá a parar a su organización Black Lives Matter. Todo un chollo.

Pero Estados Unidos nunca le declaró la guerra por ser negra a Opal Tometi. De hecho, hizo lo que quiso. Nació en 1984 y fue criada en Phoenix, Arizona. Tometi es hija de dos inmigrantes nigerianos que, supuestamente, ingresaron ilegalmente a los Estados Unidos. Asistió a la Universidad de Arizona, donde se graduó con una licenciatura en historia y una maestría en comunicaciones y defensa. Ahora reside en Brooklyn, Nueva York.

Tometi se define como «escritora feminista negra, estratega de comunicaciones y organizadora cultural», y es directora Ejecutiva de Black Alliance for Just Immigration (BAJI),una organización californiana marxista-leninista y que ha recibido la financiación de la Fundación Tidesy NEO Philathropy.

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Opal Tometi, confundadora de Black Lives Matter

En cuanto a la cofundadora de BLM, Patrisse Cullors, su línea radical de izquierda está claramente marcada. Se define como una artista perfomance. «La discriminada por el hombre blanco» también fue a la universidad y es licenciada en Filosofía. Su trabajo está ligado a Palestina. En 2015 firmó la Declaración de Solidaridad Negra con Palestina 2015. En el documento se describía a los palestinos como víctimas de Israel, además de comparar el encarcelamiento de negros en los Estados Unidos con el de los palestinos. Su implicación la llevó a viajar hasta Palestina bajo la bandera de Black Lives Matter para reunirse los «oprimidos».

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Cullors en Nazaret, junto a miembros de BLM, para «apoyar a los palestinos»

Por último, Alicia Garza, antropóloga y socióloga, graduada por la Universidad de California en San Diego, casada en 2008 con Malachi Garza, un activista transgénero masculino, reclama una y otra vez, su posición de víctima. Pese a que ella como mujer negra estudió dos carreras y, además, se ha casado con un trans, Garza, al igual que sus compañeras, insiste en que EEUU la discrimina, y no van a parar.

Las tres saben que cuanto mayor sea el nivel de victimización, mayor será la ganancia económica. Lo han vivido y comprobado con Black Lives Matter. El monstruo ya está creado. El comunismo hembrista de liberación negra está extendiéndose en Estados Unidos. Ahora este triunvirato se prepara para tomar posiciones políticas de cara a las elecciones. Al menos, ya han anunciado que miembros de BLM están formándose para dar el salto a las instituciones públicas. Los demócratas son sus grandes aliados. «Vamos a acabar con Trump e imponer el socialismo y feminismo negro en este país de esclavos», sentenció Alicia Garza. Alea jacta est.

(Elena Berberana. Libertad digital

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