La OCDE alerta del freno en la recuperación económica de España

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La recuperación de la economía española tras el shock del coronavirus pierde fuelle. Tras dos meses consecutivos de remontada, las perspectivas del país a corto plazo volvieron a deteriorarse en julio lastradas por la debilidad que está manifestando la campaña turística y otros índices de actividad que no acaban de arrancar.

El país sale muy mal parado en la última foto realizada por la OCDE para intentar prever la evolución de la economía en un periodo de entre seis y nueve meses. La organización que agrupa a las principales potencias occidentales ha actualizado su índice compuesto de indicadores líderes (CLI) y el de España registra un comportamiento inverso al del resto de países comparables.

Mientras la evolución de la economía sigue mejorando para el conjunto de los miembros de la OCDE y de la Eurozona, en el caso caso español el indicador desciende 0,63 puntos en comparación con el resultado de junio. Lo llamativo no es el volumen de la caída, sino la ruptura que se manifiesta con la tendencia mundial y la amenaza real de que el país quede descolgado en la salida de la crisis.

«Este mes, el CLI para España apunta a signos tentativos de desaceleración en contraste con el fortalecimiento continuado» de la economía mundial, indicó a Europa Press un portavoz de la organización. España registra el mayor retroceso de este índice entre los 37 país que componen la OCDE y comparte caída únicamente con Eslovaquia y Eslovenia.

El CLI agrupa varios indicadores económicos para intentar mostrar una señal temprana de aceleraciones o desaceleraciones del PIB. Publicado desde 1981, es una referencia clave porque no solo compara la evolución prevista del país con la del resto de grandes economías mundiales, sino consigo misma. Y aquí el balance tampoco es bueno, ya que el dato sufre un retroceso de siete puntos con respecto al mismo mes del año anterior, mientras en el caso de los países de la Eurozona es de solo dos puntos.

Una parte importante del freno en las perspectivas económicas radica en la baja confianza de los hogares españoles sobre el entorno actual. El índice de confianza del consumidor que también publica la OCDE en su página web sitúa a España en la parte baja del ránking mundial, lejos de nuevo de la media europea y sólo por encima de Estonia, Corea, Japón, Letonia, Eslovenia y Turquía.

Este indicador adelanta el comportamiento de los hogares en función de cómo ven la marcha de la economía. Un dato bajo anticipa un consumo contraído a corto plazo y una mayor propensión al ahorro por el miedo a perder el trabajo o a sufrir una disminución de su renta, mientras que un dato alto muestra seguridad, y no hay nada mejor para el PIB que una población que crea que las cosas van a irle bien.

Por el contrario, los empresarios españoles sí presumen de optimismo y, en el caso del índice de confianza empresarial, el dato de julio siguió remontando con fuerza y se mantiene por encima del conjunto de países europeos y de la OCDE.

FRENAZO INDUSTRIAL

La actualización del índice de la OCDE ha coincidido con la publicación del Índice de Producción Industrial (IPI) por parte del INE referido al mes de junio. Es este caso ya no se trata de un indicador temprano que intenta prever cómo irá la economía a futuro, sino que refleja con dureza cómo les fue a las fábricas en el tercer mes posterior a la declaración del estado de alarma.

El dato refleja una mejora de la actividad con respecto a mayo, pero también una caída del 14% frente al mismo mes del año anterior. El sector secundario de la economía siguió curando las heridas causadas por la pandemia -en abril, por ejemplo, el retroceso fue del 34% y en mayo del 24%- pero sigue lejos de volver a ser el que era antes del covid.

La peor parte se la lleva la industria de bienes de consumo duradero (-16%) y de bienes de equipo (-17,9%). En la primera se encuentran por ejemplo sectores como el del automóvil, que sufrió enormemente durante los meses de cierre económico y hoy aún palidece por el temor de los consumidores a realizar inversiones importantes.

Algo parecido sucede con el caso de los bienes de equipo, aunque en el terreno puramente empresarial. Las fábricas que usan estos componentes en sus procesos han echado por ahora el freno a sus inversiones mermadas por la caída de la producción y la incertidumbre sobre la evolución económica. Sólo la industria farmacéutica presenta índices de actividad positivos con una mejora del 6,8% con respecto a hace un año.

CAÍDA DEL PIB DE HASTA EL 14%

La OCDE ya señaló a España el pasado mes de junio como la economía más amenazada por el impacto de la pandemia de Covid-19, con una contracción estimada del PIB en 2020 de entre el 11,1% y el 14,4% en función de si se produce o no un rebrote del virus.

De este modo, las perspectivas para la evolución en los próximos meses de la economía española se desmarcan de las del conjunto de miembros del ‘think tank’ de los países desarrollados, cuyo indicador general ha mejorado hasta los 97,98 puntos desde los 97,04 del mes anterior, lo que equivale a un «fortalecimiento continuado».

Por su parte, el índice CLI de Estados Unidos subió a 97,44 puntos desde los 95,99 del mes anterior, aunque aún se mantiene 1,74 puntos por debajo de la lectura correspondiente a julio de 2019, pero con un «fortalecimiento continuado» de la economía.

Esta mejora continuada de las perspectivas económicas es extensible al resto de grandes economías de la OCDE, incluyendo la zona euro, cuyo índice CLI ha registrado una mejoría hasta los 97,29 puntos desde los 96,68 del mes anterior, aunque aún 2,39 puntos por debajo del nivel de un año antes.

En el caso de Alemania, Francia e Italia, las correspondientes lecturas del indicador compuesto en julio también han registrado mejoras respecto del mes precedente, elevándose a 98,85, 97,94 y 95,89 puntos, respectivamente, lo que supone un «fortalecimiento continuado» de la economía, en línea con la tendencia para conjunto de la OCDE.

(Diario El Mundo)

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