La mentira y el miedo: herramientas de las dictaduras|Juan de Dios Dávila

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La traición se ha consumado

No estamos ante hechos puntuales, o ante una crisis más, estamos en medio de una revolución, es decir, de un cambio violento en las instituciones políticas, económicas y sociales.

Quizás alguno se sorprenda que indique que el cambio que se está produciendo es violento, pero es que uno de los desencadenantes fundamentales de esta situación ha sido el terrorismo de ETA, que hoy se ve recompensado con su blanqueamiento, a través de su reconversión en un partido político que es sostén del actual gobierno social-comunista de Pedro Sánchez.

Es violento porque el proceso de secesión iniciado en Cataluña, es otro de los elementos esenciales de esta situación. De hecho, los secesionistas catalanes son esenciales también en el gobierno de Pablo Iglesias.

Es violento porque se está aprovechando el Estado de Alarma para poner las instituciones al servicio del partido en el poder.

Es violento porque a través del Estado de Alarma se han anulado derechos y libertades fundamentales de los españoles, como son el de trabajo, movimiento, reunión y manifestación.

Es violento, porque se ha legislado impidiendo la actividad económica, de manera que es segura la ruina de cientos de miles de familias.

Lo que se está produciendo en España, no es un movimiento dirigido en buscar el bien común de todos los españoles. Es un proceso surgido del social-comunismo, que hace una interpretación ideologizada de la realidad. El que no se adapta a su ideología, pierde todos sus derechos fundamentales. Todo el que muestra su desacuerdo con el gobierno de Pablo Iglesias sufre el acoso inmisericorde de comunistas y socialistas en la calle, son agredidos e incluso vigilados por los servicios de información de la Guardia Civil, como indicó públicamente su Jefe de Estado Mayor en una tristísima rueda de prensa.

Lo que se está produciendo en España, no es un proceso fácil de reconducir, como algunos pretenden alegando el sentido común o el que estamos en Europa. Desgraciadamente el motor de ese proceso revolucionario no entiende ni de razonabilidad, ni de sentido común, ni de verdad, ni de justicia social. Su base está en una construcción ideológica, comunista y excluyente.  O la aceptas, o eres un enemigo del Estado, un peligro de la “nueva normalidad” y hay que acabar contigo.

Este ascenso del comunismo en España ha conseguido redefinir la lucha de clases manipulando el sentimiento de frustración de todo aquel que se siente injustamente tratado por la vida.

Esta mutación de la peligrosa y violenta lucha de clases, ha permitido extenderla a una clase media que se siente injustamente tratada, que ve como su trabajo está en peligro sin que tenga ahorros suficientes con los que hacer frente a esta situación.

Las herramientas que emplea este gobierno social-comunista, son la mentira y el miedo. Aquellos que no se rinden ante la mentira, pretenden que se rindan por miedo, por eso, aquellos españoles que salen a la calle a protestar son agredidos impunemente.

La amenaza en el Congreso del vicepresidente Pablo Iglesias a la diputada María de la Cabeza Ruíz “…les aseguro que España y nuestro pueblo se quitará de encima, por segunda vez en el siglo XX, la inmundicia que representan”, está alentando las agresiones en la calle sobre aquellos que se atreven a protestar en las plazas públicas. La disidencia debe ser aniquilada desde el inicio, de forma brutal, para que el miedo paralice a la sociedad y permita al comunista Pablo Iglesias tomar el poder absoluto.

En esta situación, la tentación a la desesperanza es grande, es más, es alentada por todos aquellos enemigos de la libertad, de la justicia, de la verdad, de España. Muchos se preguntaran porque se alienta la desesperanza. Pues bien, porque la virtud de la Esperanza, la pequeñita de las virtudes, es fundamental para creer que es posible lo mejor, que es posible lo justo, que es posible vivir dignamente, y eso forja una voluntad decidida a luchar por lo justo y lo correcto. La Esperanza es la que alimenta la firme voluntad de insistir en lo correcto, de proponer lo justo, de vivir libre asumiendo todas las consecuencias que ello pueda acarrear. Hoy es el momento “de creer contra toda esperanza”, de perseverar en ella, porque, si es posible vivir como hombres libres, como españoles, aunque han llegado tiempos en que pensar y expresarlo es peligroso.

Hay que salir a las plazas, a las calles a recuperar de nuevo nuestra libertad, nadie lo va a hacer por nosotros, es la sociedad civil, ante la traición de quienes debieran velar por su prosperidad, quienes debemos recuperarla, porque “la libertad no se pide, se toma”.

Juan de Dios Dávila | Fundación Unidad + Diversidad

2 comentarios en «La mentira y el miedo: herramientas de las dictaduras|Juan de Dios Dávila»

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