La Hispanidad y los toros | Juan Hernández Hortigüela

                                                                   

          La conclusión final que podemos admitir, sin reservas, hoy día 13 de octubre de 2025, es que la Hispanidad no la aceptan todos los españoles.

          La Hispanidad quiere celebrar la universalidad de nuestra Historia, la obra civilizadora y cristiana de la Corona española en más de medio mundo; es tan extraordinaria, tan única en el orbe, que la odian demasiados españoles.

          Nuestra España, su Historia, y la Hispanidad, están siendo tan negadas, tan maltratadas, tan ennegrecidas por esta asquerosa simbiosis gubernamental, a cuyos simbiontes socialcomunistas, ignorantes, fariseos y soeces, les repugna todo lo que significan esas palabras. No pueden ser más repugnantes unos gobernantes que desprecien su Historia, a su país y a sus paisanos, con tanta traicionera desvergüenza.

          Pero no ganarán nunca; solo viven cómodos cuando el máximo responsable de esas traiciones paga generosamente, con nuestro dinero, por aplaudir su único bienestar. Eso terminará por ahogarles en el sucio barro de sus políticas contra el pueblo español. Esto finalizará cuando se conozcan las traiciones mutuas a que están sometidos todos los esbirros, ganapanes y sectarios del gobierno. Entonces será el crujir de dientes y temblar cobardemente en las tinieblas de Alcalá Meco, previo paseo por la barra del juzgado que les espera.

          Sin embargo, las noticias que nos deben animar a los españoles a continuar luchando contra estos malandrines y follones, salieron de las gradas y de la arena de la plaza de toros de las Ventas del Espíritu Santo, el mejor y principal coso taurino del mundo. Un torero, español y sevillano, José Morante Camacho, más conocido por Morante de la Puebla levantó ayer, como un resorte, como nunca lo había hecho un torero, a todos los asistentes de sus asientos que no se cansaron de aplaudir, incluso después de desaparecer por la “Puerta Grande” de Madrid.

          Si eso ya fue importante para todos los que nos gusta la tauromaquia, nos parece más importante lo que aconteció después por las calles de Madrid cuando, a hombros, fue llevado por millares de jóvenes hasta su hotel, situado a más seis quilómetros de las Ventas.

          Para disgusto de animalistas, feministas, incultos y traidores socialcomunistas, la juventud española y madrileña, demostró ayer tres cosas importantes:

1º) Sorprendentemente, la plaza de las Ventas ayer estaba ocupada por más del 30 % de jóvenes y niños, hombres y mujeres, que vieron el verdadero arte de un torero que les enseñó lo que significa la traicionada Fiesta Nacional.

2º) Al finalizar la corrida, sabiendo ya esos jóvenes que se marchaba para siempre ese torero al que, posiblemente, la mayoría de ellos no había visto torear nunca, saltaron a la arena, en desacostumbrada multitud, para vitorear al maestro y sacarle a hombros por la “Puerta Grande” de Madrid

3º) Es la primera vez, según nuestros datos, que no hubo sitio en el ruedo para los habituales “portadores” mayores que se ocupan de sacar a hombros a los toreros. En el ruedo solo había jóvenes, a centenares, que querían ver de cerca y  tocar al “maestro”. Millares de jóvenes más les esperaban a la salida de esa única puerta grande de Madrid, para unirse a la fiesta.

          El día 12 de octubre del año 2025 será recordado, con gran disgusto de los socialcomunistas, como el día de la Hispanidad más española que recuerden. Un día que comenzó con el desfile militar, que tanto les disgusta a estos asnos por exhibir, a todo trapo, la bandera nacional. Comenzó el desfile con los habituales abucheos de los asistentes contra el jefe del “aparato” socialcomunista, aunque ya solo le causan risa hipócrita a pesar de que en su cara dura se le van notando sus nefastas consecuencias. Este jefe “provisional” huyó, como de costumbre, a los pocos minutos de llegar al Palacio Real, como una demostración más de su horterismo inculto, ineducado y antiespañol. El hortera se disgustaría más cuando, por la tarde, durante el festejo taurino de la Ventas tuvo noticias, o vio por televisión, lo que allí ocurrió con un torero que presume de ser español, sevillano y que es capaz de besar, en público, la bandera española delante de millares de jóvenes españoles; es posible que, a partir de ahora, esos jóvenes que pronto serán los responsables de coger las riendas de nuestra España, comiencen a valorar el significado de los colores de esa bandera.

          El disgusto de esa inculta y maligna simbiosis democrática, se vio aumentada cuando el torero, que confirmaba la alternativa, Sergio Rodríguez, de Ávila, brindó un toro a la Presidenta de Madrid, Isabel Ayuso, alabando sus “grandes cojones” (sic). No acabaron ahí sus disgustos de la Hispanidad, cuando el héroe torero, Morante de la Puebla, también se dirigió a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, para brindarle uno de sus toros. Por si no acaparaban suficientes disgustos los ignorantes simbiontes, su rabioso antiespañolismo aumentó a niveles insospechados cuando, el último toro, el del éxito total y  despedida del gran Morante, se lo dedicó a su amigo, Santiago Abascal.

          Tardará mucho en disiparse ese disgusto, después de haber fallado, días antes, por imbéciles, con la desorganizada flotilla gilesca  que, por cierto, nos va a costar un ojo y parte del otro…

          Estos disgustos han llegado cuando todavía no se han repuesto de otro gran disgusto, cuando han visto ganar, por goleada, el Nobel de la Paz a la venezolana María Corina Machado, enemiga del asesino Maduro, amigo íntimo de la zombi simbiosis, incluido el risitas Zapatero…

          Nunca agradecerán suficientemente los españoles esta trascendente “faena” de Morante que ha dedicado a los socialcomunistas. El último disgusto les llegará pronto.

No se impaciente usted, don Anselmo

Juan Hernández Hortigüela

Madrid, el gran Morante se fuma un puro y brinda con una copa de champán, besando la bandera española, delante de miles jóvenes españoles, a 13 de octubre de 2025.

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