La “Estrellada” | Paco Álvarez

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Viendo a los ninots indultats de Sánchez saliendo del hotel que llamaban cárcel y exhibiendo la banderita esa ridícula con estrella que muestran los secesionistas, no me resisto a contar la verdadera historia de la misma, que como todo en el nacionalismo, en cuanto averiguas un poco resulta falsa del todo. Vamos, más falsa que una promesa de Pesánchez…

Para empezar. Los secesionistas la llaman “estelada” porque el trapo tiene una estrella y así se dice en catalán a cualquier cosa que tenga una estrella. Los medios de comunicación tradicionales, como son muy dados al seguidismo y a la izquierdosidad, también la llaman así cuando su nombre en español es, evidentemente, la traducción de “estelada” al castellano. Por lo tanto, su correcto nombre en español es “estrellada”. Claro es que llamarla estrellada, tiene connotaciones que recuerdan el “destino manifiesto” de su republiqueta de ofendiditos, pero es que ese es su nombre, puesto que tiene una estrella gorda. Y a pesar de Pesánchez y del tiempo de zozobra que vivimos, el nacionalismo terminará estrellándose con la realidad. Hasta en la Wikipedia se llama estrellada al trapo ese separatista, pero da igual, la mayoría la llamamos estelada, haciéndole el juego  lingüístico a los estrellados…

Pero… ¿de dónde sale ese súcubo del averno, ese absurdo diseño de bandera que parece sacado de la pesadilla de un daltónico? Pues para contar su historia tenemos que empezar por contar que en 1849 el traidor español Narciso López diseñó la que hoy es bandera cubana estando en Nueva York mientras intentaba organizar una intervención norteamericana militar en la entonces isla española. El objetivo de la acción era por cierto, que Estados Unidos se anexionara la isla, en absoluto la independencia de Cuba. Así que resulta que la bandera de la isla caribeña era en su origen un homenaje a la bandera yanqui. Esa bandera, a trancas y barrancas, se convirtió con los años en la cubana que en blanco y negro, se parece a la estrellada.

Entonces aparece en nuestra historia un tal Vicente Alberto Ballester, un nacionalista que  firmaba sus “simpáticos” artículos con las siglas VICIME, que significaban: “Viva la Independencia de Cataluña y Muera España”, con lo que demostraba su buen rollo con los vecinos que no comulgaran con sus ideas y por supuesto, su fraternidad y concordia con el resto de sus conciudadanos. Este Vicentico visitó Cuba en 1918 y viendo la bandera cubana se le ocurrió (no sabemos si después de muchos mojitos) copiarla y la copió, según el mismo dejó dicho por escrito, cambiando el diseño de la cubana poniendo colorines a lo loco y voila la estrellada. Corría el año 1918 (los nacionalistas dicen que 1906) y nadie hizo caso a su ridículo invento hasta que a finales del siglo XX a algún iluminado le pareció muy cool y revolucionaria la banderita. Renació entonces el vomitivo diseño de Vicente, conculcando por ejemplo, la bandera aragonesa, que es la que corresponde históricamente, si acaso, a Cataluña. Por supuesto que ni en la Segunda República ni en la Guerra Civil, se utilizó por nadie el invento vicentero. Pero además de la estrellada, todavía hizo cosas peores este copión. En sus artículos de primeros del siglo pasado (hace 100 años), dice cosas tan magnánimas, poco vengativas y democráticas como:

“No mendigamos leyes nuevas, ni pedimos clemencia; queremos para Cataluña la santa Independencia; que España se humille bajo el peso del pendón barrado. Un odio glorioso arrasa una montaña. Nuestro odio titán contra la vil España es gigantesco y loco, es grande, divino y sublime; hasta odiamos su nombre, el grito y la memoria, sus tradiciones, su estéril historia e incluso a sus propios hijos nosotros maldecimos”.

Este señor, por supuesto, tiene en su honor un parque en Gerona y una plaza en Barcelona, ya que es merecedor de toda prez y gloria… por demócrata y conciliador. Si la ley de memoria histérica fuera de verdad histórica, opino que sería deseable que nazionalistas racistas no tuvieran honores públicos en nuestras ciudades, pero como para atacar a nuestra democracia, todo vale, sumisos lo permitimos… de momento. Algún día… Algún día nos levantaremos. Ni nueve ni noventa traidores van a destruirnos, ni contando con ayudas presidenciales.

Yo sólo digo que aquellos que siguen una bandera que se llama estrellada, copiada, falsa e inventada por un tío medio nazi no están bien del todo de la cabeza. Por cierto que la “estrellada” al no tener historia ninguna, estuvo registrada de 2013 al 2017 por un señor de Rosas, Gerona, que la puso a su nombre en la oficina de patentes. El tribunal superior de Justicia catalán le dio (qué cosas) la razón a los secesionistas y le quito sus derechos a este señor, por lo que desde entonces su uso es libre, lo que no impide que sea falsa como Judas y fea como una patada, además de ahistótica y una copia de la copia de la americana. Vamos, una bazofia. Un refrito. Por lo menos, llamémosla “estrellada” creo que ya es hora de llamar a las cosas por su nombre y eso que llevamos ganado. Es hora de que la estrellada se estrelle.

Paco Álvarez | Escritor

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