El Ministerio de Igualdad, con la comunista Irene Montero al frente, no desiste en su hoja de ruta de ideología de género y aprovecha cualquier ocasión gracias al erario público.

La última ocurrencia es que, y si alguien no lo remedia, la Dirección General de Tráfico estudia una propuesta para que sean obligatorias las clases sobre género para obtener y renovar el permiso de conducir. Ya era hora, porque los semáforos ya están siendo revisados por su «impacto discriminatorio de género».

El Ministerio del Interior ya tiene en su poder el Estudio de la seguridad vial desde la perspectiva de género, en él se incorporan propuestas como «incorporar módulos de género obligatorios en los programas para obtener y renovar el permiso de conducir», y que cuestionen la representación social de la masculinidad como sinónimo de riesgo, agresividad, velocidad, etc.».

El modelo en el que se inspira el Ministerio del Interior es el del Gobierno de Argentina, que desde 2021 impone «un curso obligatorio para obtener la Licencia Nacional de Conducir con un módulo de valores de igualdad y la deslegitimación de la violencia contra las mujeres en la conducción de vehículos». El temario de ese curso incluye conceptos como «género, roles y estereotipos», «identidad de género», «masculinidades: patriarcado y heteronormatividad», «femicidios, travesticidios y crímenes de odio», «herramientas y formas de abordaje contra la violencia en la conducción de vehículos» o, entre otros, «acceso y participación de mujeres y diversidades en el sector transporte».

La DGT también plantea «organizar talleres de sensibilización en materia de género dirigidos a las personas profesionales de las autoescuelas o centros de enseñanza de los diferentes permisos«, por lo que los profesores de autoescuela tendrán que superar estos cursos para no ser machistas en sus clases, llegando a «exigir un mínimo de horas de formación en igualdad como una formación transversal más, para poder ser profesor o profesora de autoescuela».

Y por supuesto, hay que centrar el mensaje en que su forma de desplazarse en las carreteras es más positiva y es un modelo más interesante a imitar que el de los hombres.

Además, hay que empoderar a las mujeres al volante, por ellos piden «incluir, en los cursos de educación vial, técnicas de empoderamiento para las mujeres como la mejora del conocimiento del vehículo y de su capacidad de acción-reacción».

Y como toda ayuda es poca, se contempla «hacer campañas de sensibilización poniendo el foco en aquellas prácticas positivas de las mujeres en materia de conducción y su comportamiento vial (paciencia, respeto a las señales, sin excesos, seguridad, autocontrol, cuidado con las personas pasajeras, etc.)».

Abogan por «campañas con mensajes claros dirigidas a los chicos jóvenes y a los hombres en general, visibilizando el coste para la sociedad y para su propia vida de la adopción de comportamientos de riesgo al volante» y «fomentar campañas donde se valore un ritmo de vida más sosegado y tranquilo, identificando los aspectos negativos para la salud de las personas de los ritmos acelerados, agresivos y ruidosos».

Pero todo esto hay que fomentarlo desde la más tierna infancia, por lo que hay que «revisar y adecuar las campañas de juguetes de coches, camiones, motos, pistas de carreteras, etc., evitando que el uso del lenguaje, los tonos, la voz en off y las imágenes estimulen la agresividad, los choques, la velocidad, etc.».