Investigan adjudicaciones de obra en los cuarteles de la Guardia Civil
Más allá de la corrupción moral de cerrar una operación con prostitutas, está la corrupción jurídica: el uso de un puesto público para tomar al asalto el dinero de todos. O sea, la malversación de fondos públicos y el tráfico de influencias. Que el mediador utilizara un catálogo de chicas como si fuera al super y hablara de ellas como de productos de mercado es repugnante, aunque resulta aún más repulsivo el silencio cómplice de las mujeres socialistas…
Pero además de lo chusco y zafio del ‘modus operandi’, el juzgado investiga la corrupción. Ya dispone de la información del despacho del Tito Berni en el Congreso. Llega tarde y con tiempo suficiente para que sus compañeros -y compañeras, e incluso compañeres- lo hayan limpiado convenientemente. Pero también está aflorando información inquietante. Al parecer, muchas obras en las casas cuartel de la Guardia Civil se hicieron con coima ligada a la trama. Y la coima no era pequeña. Y el ministerio del Interior de Grande Marlaska presuntamente habría mirado para otro lado.
La corrupción de lo mejor es lo peor. Y la Guardia Civil es lo mejor que tiene España. Su corrupción es la muestra de la peor degradación de la política española, con generales de la Benemérita con efectivo en cajas de zapatos. ¿Se puede ser más ‘torrenteteril’?
El PSOE trata de poner un cortafuegos en el Tito Berni. “Teníamos un polizón y lo bajamos del barco”, dice Pedro Sánchez. La realidad es que el Tito Berni parece sólo la punta del iceberg. Porque la investigación interna del PSOE apunta a diputados y senadores. Y las adjudicaciones en las casas cuartel tampoco pintan bien.
La investigación judicial promete mucha luz sobre el caso. Una contingencia para el PSOE en plena campaña electoral. El horizonte penal cada día más nublado. Vuelve el ‘corrupsoe’. En su peor tradición: con prostitutas y cocaína.
Luis Losada Pescador | Periodista 7NN