Marruecos, lejos de ser un vecino apaciguado por actos unilaterales y de sumisión de España como la cesión del Sáhara Occidental por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, ha oficializado un paso crucial en sus ambiciones expansionistas: la creación del «Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla». Este organismo, respaldado por más de 100 organizaciones civiles marroquíes, es un nuevo paso en el proceso de conquista y anexión de Ceuta y Melilla y que amenaza con alterar el equilibrio en la región, no solo a nivel diplomático, sino también militar.
Una hoja de ruta hacia la invasión
El nuevo comité no es un movimiento aislado ni una simple manifestación de propaganda nacionalista. Según altos cargos militares, se trata de un «hito estratégico» encabezado por Abdelhamid Aakid, un hombre al servicio de Marruecos y conocido por su carácter belicista y su papel en el diseño de las aspiraciones expansionistas de Marruecos. Este organismo tiene como objetivo institucionalizar estas aspiraciones sobre Ceuta, Melilla y Canarias, en un plan que se desarrollaría gradualmente hasta culminar tras el Mundial de 2030, cuando Rabat podría proceder a «eliminar cualquier rastro de soberanía española» en estas regiones.
El modus operandi es claro: Marruecos emplea una estrategia gradualista basada en la presión económica, diplomática y militar, acompañada de una intensa propaganda que presenta a Ceuta y Melilla como «territorios ocupados». Este discurso se refuerza con la coordinación de las comunidades marroquíes residentes en España, lo que añade una dimensión interna al desafío.
Un contexto de debilidad española
Las acciones de Marruecos no se producen en un vacío. El debilitamiento de la posición española en este conflicto ha sido, en parte, facilitado por la entrega unilateral del Sáhara Occidental a Rabat por parte de Pedro Sánchez. Este movimiento, calificado por expertos como un «acto de humillación y vasallaje», no ha servido para garantizar la estabilidad en la relación bilateral. Por el contrario, ha reforzado la percepción de que España cede ante la presión, alentando a Marruecos a avanzar en su hoja de ruta.
El cierre unilateral de la aduana comercial en Melilla, que ha superado los 2.300 días de incumplimiento, y las interrupciones de flujos comerciales vitales son ejemplos concretos de cómo Marruecos utiliza herramientas económicas para ejercer presión. Todo esto, junto con la narrativa propagandística y la militarización progresiva de sus fuerzas armadas, configura un escenario de escalada que España parece no estar preparada para enfrentar.
El poderío militar marroquí: una amenaza tangible
En los últimos años, Marruecos ha modernizado significativamente su capacidad militar, lo que supone un desafío directo para la seguridad de España en el Estrecho y las costas próximas a Canarias. Las adquisiciones de drones turcos Bayraktar TB2, sistemas antiaéreos Patriot y corbetas europeas avanzadas, entre otros, han fortalecido su poderío estratégico.
Estos avances no solo le permiten a Marruecos proyectar fuerza en la región, sino que también configuran un escenario en el que una escalada militar podría materializarse de forma rápida y efectiva. La ubicación estratégica de Ceuta y Melilla en el norte de África, así como la importancia geopolítica de Canarias, convierten a estas regiones en objetivos de alta prioridad para Marruecos en su plan expansionista.
La respuesta española: una estrategia insuficiente
Ante este panorama, la falta de un plan de contingencia integral por parte de España para proteger Ceuta, Melilla y Canarias es evidente. Los expertos señalan que las capacidades de respuesta rápida en caso de un incidente territorial son nulas; o coordinamos al Ejército, o habrá guerra entre España y Marruecos, ya sea nacional o de defensa civil con nuestra movilización patriótica.
Esta afirmación subraya la necesidad de un enfoque coordinado y multidimensional que incluya no solo medidas militares, sino también acciones diplomáticas y de inteligencia para neutralizar la amenaza antes de que se materialice.
El factor de la inmigración ilegal masiva
Un elemento clave en esta estrategia de Marruecos es el uso de la inmigración -ilegal y legal- masiva como herramienta de invasión civil pacífica – de momento-, presión y desestabilización. La llegada de inmigrantes ilegales a través de las costas españolas, en muchas ocasiones con la connivencia de las autoridades marroquíes, forma parte de un plan a largo plazo para alterar el equilibrio demográfico y crear tensiones sociales internas en España.
Esta táctica, que ya ha mostrado su eficacia en crisis como las vividas en Ceuta y Canarias, es otro indicio de cómo Marruecos utiliza todos los recursos a su disposición para avanzar en su agenda.
Un futuro incierto: la sombra del Mundial de 2030
El Mundial de 2030, en el que Marruecos comparte sede con España y Portugal, marca un punto de inflexión en esta estrategia. Tras este evento, que le otorga una proyección internacional y un refuerzo de su imagen como socio de Europa, Marruecos podría sentirse lo suficientemente fuerte para dar pasos más directos hacia la consecución de sus objetivos expansionistas.
El escenario que se perfila es alarmante. Marruecos está implementando una estrategia clara y efectiva para avanzar en sus aspiraciones expansionistas para conquistar Ceuta, Melilla y Las Canarias, mientras España parece carecer de la voluntad política y la preparación estratégica para contrarrestarla.
La creación del «Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla» no es un acto simbólico; es una declaración de intenciones que debe ser tomada en serio antes de que sea demasiado tarde.
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