Invierno duro y medidas erróneas: El «plan de ahorro energético» nace muerto

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Aunque durante mucho tiempo lo ha negado, el Gobierno, por fin, reconoce que España se enfrenta a un invierno duro. Hasta Moody’s, agencia de calificación de riesgos prevé una caída de la economía española que retrasaría todavía más la recuperación del PIB de 2019, previo a la pandemia.
Pero el problema no es que España se enfrente a un invierno muy duro sino que lo hace con las peores medidas posibles. El «plan de ahorro energético» propuesto ha nacido muerto al reducir la demanda de energía pero aumentar la de gas natural.
Las causas de ese fracaso vienen de lejos. España tiene un mix energético volátil, intermitente y muy caro y es así por diseño político. En los meses de verano, con la ola de calor, la producción eólica y solar se han visto muy afectadas. Sí, la producción solar pierde eficiencia con el calor y el exceso de sol. Es más, el plan energético no tiene sentido cuando el Gobierno mantiene un atasco burocrático en las licitaciones solares que puede poner en peligro las expectativas de capacidad instalada a 2023.
Adicionalmente, el Gobierno mantiene la decisión de desmantelar la central nuclear de Garoña, continúa con sus planes de cierre de nucleares y además seguirá con la política de quitar pantanos. Conclusión, menos energía autóctona y menor seguridad de suministro. Y es que se repite algo recurrente con este Gobierno. Copia lo que hacen mal nuestros socios europeos y lo hace mucho peor, e ignora lo que hacen bien. Este Gobierno solo se compara con los socios europeos para gastar y subir impuestos y para imponer medidas contra los derechos y libertades civiles. Y, efectivamente, cuando se trata de cercenar libertades y aumentar los desequilibrios fiscales, el Gobierno resalta en su proactividad.

No solo son malas medidas energéticas, sino también económicas. El Gobierno de Pedro Sánchez ha implementado más de cuarenta subidas de impuestos desde su llegada, el 80% de ellas contra la clase media, además de seguir negándose a deflactar los impuestos a la inflación, lo cual deja a los españoles sufriendo más inflación y pagando más impuestos por ella.

Los españoles asalariados se enfrentan a un duro invierno con la mayor caída de poder adquisitivo en dos décadas y más impuestos. El Gobierno, además, quiere seguir subiendo más la carga fiscal con peajes en todas las autovías, un proyecto rescatado de nuevo, impuestos en el aire acondicionado y otros que se les ocurrirán.

Ya explicamos la semana pasada que los datos de España son claros. Partimos de la peor recuperación, más endeudados y con la mayor tasa de paro de la Unión Europea y nos enfrentamos a una crisis con políticas que empeoran la situación de todos.

Sánchez lleva a cabo una política en la que los contribuyentes, familias y empresas están al servicio del Gobierno y no al revés. No se ha anunciado la más mínima medida de reducción de ministerios, gasto superfluo, asesores, etc. Para el ciudadano español, el invierno será muy duro. Serán los afectados. Los ciudadanos serán los responsables de las medidas que les impongan. Para el Gobierno y sus socios, como si nada. Ellos no son responsables de nada.

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