Inquietud por las prisas del BCE por el euro digital: la privacidad, la seguridad nacional y la soberanía económica están en juego

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Inquietud por las prisas del BCE para lanzar el euro digital: «Hay que defender el efectivo por seguridad nacional»

Tal como señalábamos en el editorial de Adelante España, el Banco Central Europeo (BCE) acelera sus planes para el lanzamiento del euro digital en octubre del 2025, adelantándose dos años respecto a la previsión inicial de 2027. Esta decisión ha despertado preocupación entre asociaciones y ciudadanos, que ven en este proyecto una posible herramienta de control y una amenaza a la privacidad financiera y a la seguridad nacional.

El BCE y su afán por imponer el euro digital

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha dejado claro su interés en acelerar el proceso, asegurando que están trabajando «con todas las partes interesadas (Parlamento Europeo, Consejo Europeo y Comisión Europea) para que, finalmente, no lo demos por perdido, sino que lo hagamos realidad». Lagarde ha marcado octubre de 2025 como la fecha límite para su implementación y ha subrayado que el euro digital es «crucial» y «más relevante e imperativo que nunca».

Las asociaciones alertan: “Hay que defender el efectivo por seguridad nacional”

Diversas asociaciones en defensa del dinero en efectivo han mostrado su inquietud ante el adelanto de los planes del BCE. La organización Denaria, que lleva años denunciando las barreras impuestas al uso del efectivo en España, ha sido una de las primeras en pronunciarse, tal como recoge Libre Mercado.

«Se hablaba de 2027 y ahora estamos hablando del 2025. Esto genera muchas dudas y temores», afirman desde la asociación. Además, critican las medidas restrictivas impuestas por el Gobierno de Pedro Sánchez, como la limitación del pago en efectivo a 1.000 euros, lo que convierte a España en «el país más restrictivo de Europa» en este sentido.

El presidente de Denaria ha advertido que «el dinero físico posee unos principios y valores que el dinero digital no puede alcanzar». Entre ellos, destaca la seguridad, ya que «si sólo hubiera dinero digital, ¿qué ocurriría si se cae el sistema o hay una emergencia nacional?». También resalta la privacidad, algo que el euro digital podría amenazar gravemente.

Control y vigilancia: la preocupación por la falta de anonimato

A pesar de que el BCE insiste en que el euro digital «sería un complemento del efectivo y no un sustituto», muchas voces advierten, y cada vez más, que podría ser el primer paso hacia la eliminación del dinero físico.

Las declaraciones de Lagarde en 2022 refuerzan estos temores. En aquel entonces, la presidenta del BCE afirmó que «el anonimato total, como el que ofrece el efectivo, no es, en mi opinión, una opción viable» para la nueva moneda digital. Estas palabras confirman que el euro digital no garantizaría los mismos niveles de privacidad que el dinero en efectivo, permitiendo una vigilancia financiera sin precedentes.

El control sobre las transacciones digitales podría abrir la puerta a futuras restricciones sobre el acceso a nuestros propios fondos, otorgando un poder absoluto a los organismos emisores. En un mundo donde las libertades individuales se ven cada vez más amenazadas, la desaparición del efectivo podría significar el fin de la autonomía financiera de los ciudadanos.

Un proyecto que avanza sin oposición suficiente

A pesar de la gravedad del asunto, el número de asociaciones y movimientos que luchan contra la imposición del euro digital sigue siendo reducido. El debate en la opinión pública es mínimo y la mayoría de los gobiernos europeos respaldan el proyecto sin cuestionamientos.

Sin embargo, el rechazo al dinero digital impuesto por los bancos centrales no es un fenómeno aislado. En Estados Unidos, Donald Trump ha dejado claro su rechazo a la creación de un dólar digital, precisamente por el riesgo de que se convierta en una herramienta de vigilancia. Este ejemplo podría servir de inspiración para que los países europeos reconsideren el camino que están tomando.

El futuro del dinero y de la privacidad está en juego

El adelanto en la implantación del euro digital y las declaraciones de Lagarde dejan en evidencia que el verdadero objetivo del BCE es un mayor control sobre la economía y las transacciones de los ciudadanos.

Si no se reacciona a tiempo, la desaparición del dinero en efectivo podría convertirse en una realidad inminente, con graves consecuencias para la privacidad, la seguridad nacional y la soberanía económica. La batalla por la libertad financiera ha comenzado, y es responsabilidad de la sociedad defender el efectivo como una opción imprescindible en un mundo cada vez más digitalizado.

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