Gobierno pro Gibraltar inglés | Pío Moa

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Los manejos ingleses en relación con Gibraltar tienen por objeto pretender que la colonia no tiene relación  con España, sino con la UE, un ente mucho más difuso y manejable para Londres, cuyos intereses siempre ha apoyado la UE  por encima de los españoles. Aquí, como en el caso del separatismo, todo el problema se reduce a las políticas de los gobiernos, tanto del PP como del PSOE, que han dado impulso, poder y medios a todo lo que vaya en perjuicio de España, y de paso de la libertad. Ahora mismo la mafia del Doctor está de acuerdo con las pretensiones inglesas. Es un gobierno progibraltareño, como lo es proseparatista y proetarra.

La cuestión de Gibraltar comenzó a resolverse en serio en el franquismo, que derrotó políticamente a Londres en la ONU.  Como Inglaterra incumple por sistema las resoluciones y acuerdos que no le convienen (empezando en este caso por los de Utrech), España cerró la verja, convirtió a la colonia  en una ruina, y de paso industrializó el Campo de Gibraltar.  A pesar de ello, Londres no cedió porque, por larga experiencia histórica, entiende que los políticos españoles suelen ser corruptos y miserables, y pensó que antes o después encontraría aquí gobernantes “comprensivos”.

Y así fue en la transición, con el apoyo además de la CEE, embrión de la Unión Europea, cuyos países también habían apoyado a Inglaterra  contra España en la ONU. El fulano de la UCD Leopoldo Calvo Sotelo fue el primero en anunciar la apertura de la verja, aunque no le dio tiempo a llevarla a cabo.  La sucia tarea correspondió a Felipe González, una de sus primeras jugadas, seguida del ataque a la independencia judicial y de una corrupción galopante. Gibraltar pasó a ser, de una ruina para Londres, un enorme emporio de negocios opacos, contrabando, etc., que por una parte depauperaba todo el territorio español en torno y por otra, más grave, dispone de abundantes fondos para comprar abogados,  periodistas e influencias en Andalucía y Madrid.

Y esta es la realidad. Como en el caso de los separatismos, el problema, la parte principal de él, no está en Londres, como lo esencial del problema separatista no está en Barcelona o Bilbao: en todos los casos está en Madrid,  en la canallesca chusma política que ha venido formándose “democráticamente” sobre la base de la condena al franquismo, el ataque a  la libertad de los españoles  y  la corrosión de la soberanía nacional.

Pío Moa | Escritor

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