Girauta: «España acabará por dar las gracias a ETA»

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Asegura que lo de la memoria democrática no es ninguna cortina de humo.

Juan Carlos Girauta tiene claro hacia dónde se dirige Pedro Sánchez, que no es a otra cosa que la erradicación de una parte de la Historia de España o, mejor dicho, a intentar retorcer los acontecimiento que sucedieron durante el franquismo para acomodarlos a sus intereses:

La pésima gestión de la pandemia y la próxima legislación orwelliana sobre la historia brotan de una misma planta venenosa que se llama impunidad. No hace falta dilucidar si Franco es una cortina de humo. El meollo está en la impunidad. Desde la sensación de poseerla –siempre engañosa porque, tarde o temprano, todo se paga– se permite el régimen sanchista miccionar sobre la Justicia valiéndose de una fiscalía de parte.

Comenta como la táctica para esa parte de la Historia que se quiere reescribir también vale para disfrazar la chapucera gestión sanitaria por el coronavirus para transformarla en una labor diligente:

Orwell ayuda a entender que la gestión sanitaria se califique de diligente y se decida no investigarla mientras el resto de Europa hurga en la conducta de sus gobiernos. Las activas fiscalías italiana o francesa se pondrían las botas si allí se hubiera rechazado en febrero por tres veces, como hizo Illa, la recomendación europea de comprar material de protección; si solo hubieran despertado cuando la demanda se había saturado; si hubieran disfrazado su negligencia con una campaña, de consecuencias letales, contra el uso de mascarillas.

También con Orwell entendemos que la «memoria democrática» es pura neolengua para fabular un cuento chino que atenta contra la historia. Y sin la sensación de impunidad nadie osaría invitarnos al olvido de los asesinatos recientes mientras se refrescan los remotos. Así pues, lo que caracteriza al régimen sanchista es el uso de esas herramientas y comodidades, no la materia sobre la que trabaja, que es todo. El sanchismo es totalizante, por eso los comunistas encajan como parte constituyente del régimen, no como accidente o epifenómeno.

Subraya que la única tabla de salvación puede ser la de que no se aprueben los Presupuestos y que, por tanto, la legislatura decaiga:

Si no se abortan los Presupuestos, único modo de zanjar la legislatura, nos conducirán a una sociedad sin crítica y sin oposición (pues esta siempre será ilegítima). Eso sí, con una apariencia tan atractiva, por lo visto, como para recibir el apoyo de las grandes corporaciones y, desde luego, para aprovechar en el extranjero la increíble pervivencia del mito romántico de la Guerra Civil.

Pero asegura que si el sanchismo sigue adelante, los ciudadanos podrán presenciar cuestiones inverosímiles:

Si nadie les planta cara, si no se denuncia lo orwelliano ni se les jura que su impunidad se acabará, España acabará dándole las gracias a la ETA y revolcándose en un elaborado recuerdo inducido. Ahí los socialistas no organizaron el alzamiento de octubre del 34 (habrá que prohibir las memorias de Indalecio Prieto) ni mataron a Calvo Sotelo. Ahí Negrín no le propuso al presidente Azaña (que se negó a firmar) la transferencia a una sociedad anónima de todos los activos de España en el exterior. Ahí los socialistas no desvalijaron las cajas de seguridad de la banca privada. Ahí Prieto no sacó una pistola en el Congreso, ni Galarza (diputado, fiscal general del Estado, ministro) dijo en Pleno que «la violencia contra el jefe del partido monárquico no sería un delito», ni ordenó el asesinato de la periodista francesa Carmen de Bati, ni el de Luis Calamita por un asunto de faldas. Ahí El Socialista no celebraba al torturador y asesino de 800 personas García Atadell, con su Brigada del Amanecer.

(Juan Velarde. Periodista Digita)

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