Gibraltar y los avellanos (Oreshnik) | José María Manrique

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El ataque a Dnipró

Dentro de la permanente escalada de provocaciones de Estados Unidos a Rusia, enmarcadas en la guerra por poderes de Ucrania, el pasado 21 de noviembre Rusia empleó por primera vez en la historia un misil balístico de alcance intermedio (IRBM), concretamente el novedoso 9M729 “Oreshnik” (Орешник, avellano). Este tipo de armas estuvo prohibido por el Tratado INF desde lo firmaron los presidentes Reagan y Gorbachov, el 8 de diciembre de 1987, hasta que Estados Unidos lo abandonó el 2 de febrero de 2019.

Hay que recordar que el Presidente Biden, y sus homólogos inglés y francés, habían autorizado a Ucrania a lanzar misiles de largo alcance (ATACMS, tierra-tierra, y Storm ShadowSCALP aire-tierra, con unos 300 km de vuelo) contra el interior de Rusia; unas armas que necesariamente necesitan no solo un apoyo extranjero para manejarlas, sino también poderosos medios no ucranianos de información de objetivos y de ayuda a su navegación.

El misil ruso fue lanzado desde un campo de pruebas en la región de Astracán, a orillas del mar Caspio, contra la gran fábrica de misiles de Pivdenmash (antes Yuzhmash), en Dnipró (Dnipropetrovsk, Ucrania central), a unos 900 km de su punto de lanzamiento, el polígono de pruebas de Kapustin Yar (Volvogrado). El tiempo de vuelo fue de un cuarto de hora y la defensa antiaérea ucraniana ni siquiera pudo reaccionar. En un cortísimo espacio de tiempo el complejo industrial fue alcanzado por seis tandas de otros tantos proyectiles, dado que la cabeza de combate del misil desprendió seis vehículos de reentrada (MIRV) y cada uno de ellos dispersó media docena de submuniciones. Todas impactaron en el perímetro industrial, concretamente dentro de una zona de dispersión menor de 1’5×0’5 km.

Según la información disponible, estas últimas eran inertes, pero solo por la energía que desprendieron, dada su altísima velocidad, produjo efectos devastadores, tanto en superficie como en profundidad. Por supuesto, esas submuniciones podrían haber sido, de haber querido Rusia, proyectiles nucleares o de otros tipos.

Respecto a los daños producidos en la fábrica, como no podía ser de otra forma, en medios OTAN se han minimizado, mostrando imágenes satelitales supuestamente posteriores al ataque. Incluso se ha insinuando que hubo faltas de precisión en los impactos al haber sido dañadas, viviendas alejadas, cosa que, de haberse producido, puede haber sido por los señuelos que acompañan a las cargas de combate o por las cubiertas protectoras desprendidas de las mismas.

Lo que sí ha quedado generalmente admitido es que los proyectiles que impactaron eran inertes y que fueron seis por cada uno de los otros tantos vehículos de reentrada. El vídeo tomado desde tierra de los impactos refleja la gran luminosidad que acompaña a cada una de las submuniciones, seguramente por la formación de plasma causado por el rozamiento a velocidad superior a Mach 10 (unos 13.000 km/h), o aún mayor, en función la altura que alcance el vértice de la trayectoria exoatmosférica. Si cada submunición pesara unos 30 kg, a esa velocidad la energía de cada impacto equivaldría a la explosión de unos 200 kg de trilita (36×200=7.200 kg TNT).

Las versiones oficiales occidentales hay que compararlas con las del contrario. Si la versión rusa fuera falsa, los todo poderosos useños habrían aceptado el reto de Putin  a Occidente de que se intentara derribar un Oreshnik disparado al blanco mejor defendido que la OTAN eligiera, para dejar mal parada a Rusia al neutralizar sus “imprecisos avellanos” con la gorra.

Gibraltar

Una cosa interesante a saber es que España, la España irredenta de Gibraltar, la España de la dinastía borbónico-liberal (conservadores o progresistas, PP o PSOE) puede que tenga el dramático honor de conocer estas armas en sus carnes.

¿Se imaginan ustedes qué efectos hubiera producido simplemente la carga inerte de ese misil en Gibraltar? Recordemos que El Peñón está horadado por más de 50 km de túneles, los cuales muchas veces sufren espontáneos derrumbamientos debido a su peculiar estructura calcárea. ¿Es aventurado pensar que, por lo menos, se hubiera convertido en un cementerio nuclear? Porque nadie medianamente informado puede negar que Gibraltar es un depósito de armas nucleares inglesas.

¿Y porqué iban a apuntar los rusos al Peñón? No es una cuestión fruto de teorías conspiranóicas. El propio Ministerio de Defensa inglés ha manifestado que está revisando la seguridad de Gibraltar y Chipre por este motivo. Y María Zakharova, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, dijo hace meses que Moscú atacará objetivos militares ingleses si Ucrania utiliza armas británicas para atacar territorio ruso, cosa que ya se ha producido, precisando que los blancos podrían ser “en el territorio de Ucrania y más allá de sus fronteras… también instalaciones militares en Gibraltar, las Islas Malvinas y algunas en África, como Sierra Leona”.

Han leído bien, Gibraltar, que está dentro de los 5.000 km de alcance del Oreshnik (3.400 km entre el Estrecho y el Mar Caspio) y tiene una superficie militar de cuatro veces superior a la fábrica ucraniana atacada. Y, como dijo recientemente el Capitán de Navío Ángel Liberal, «con un solo ataque a un submarino nuclear en Gibraltar, se acaba todo”. Al respecto, hace muy pocos días se reparó en Gibraltar el submarino nuclear yanqui USS Indiana (remenber Santiago de Cuba 1898). Porque, aunque cuando España entró en la OTAN se estableció que ningún buque de la organización podría hacer escala en Gibraltar, Usa, y otros “aliados”, se sienten con total libertad para incumplirlo y humillarnos. Por ejemplo, cuatro submarinos nucleares norteamericanos repararon averías en Gibraltar en 2022.

¿Es consciente el pacifista e irresponsable pueblo español de los riesgos que asume? Personalmente dudo que ni sus autoridades, civiles o militares, lo consideren. Pero el peligro aumenta cada día.

José María Manrique | Escritor. Coronel de Artillería (r)

 

 

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