España tarda en desalojar a un okupa ilegal, según cifras del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), una media de 18,1 meses. Un tiempo excesivo, muy excesivo, algo más de año y medio, y más, si se tiene en cuenta que otros países de nuestro entorno tienen leyes mucho más duras que hacen que la desokupación vayan más rápido. Así, mientras que España tarda 9,6 meses en «procedimientos verbales posesorios» en los Juzgados de primera Instancia e Instrucción y otros 8,5 meses en «apelaciones de sentencias de juicios verbales» de las Audiencias Provinciales, otras naciones lo solucionan en pocos días mediante un juicio rápido.

Es el caso de Reino Unido. Allí, la policía puede entrar en un edifico o casa sin notificación judicial: basta con la sospecha de que en esa vivienda se está produciendo un delito de okupación. Si los propietarios son quienes detectan que hay okupas en su vivienda, pueden denunciar o, si no han pasado 28 días, rellenar el formulario de ‘orden de posesión interina’. Este documento, una vez aprobado por las autoridades, es entregado a los okupas. A partir de ese momento, tienen 24 horas para abandonar el domicilio. En caso de no hacerlo, la policía puede detenerlos y enviarles a prisión, con penas de hasta 51 semanas de cárcel y/o 5.000 libras.

En Italia, la policía no puede entrar en una vivienda okupada, salvo que exista una denuncia, aunque una vez esta se produce, el proceso judicial no se alarga en el tiempo: un tribunal evalúa el caso en un juicio rápido y en caso de que los okupas sean culpables, se ordena su desalojo inmediato. Además de la pena -que puede incluir multa y/o prisión-, se evalúan los daños ocasionados en la vivienda, que también corren a cargo de los okupas.

En Países BajosAlemaniaSuecia Dinamarca no es necesaria la existencia de una sentencia judicial: basta con ir a una comisaría de policía, denunciar lo sucedido y demostrar ser el legítimo propietario. En ese instante, las autoridades activan un dispositivo para desalojar a los okupas de manera automática. Una vez realizado el desalojo, los tribunales deciden qué pena imponer a los infractores.

En Francia,  una vez se pone la denuncia, un policía judicial acude a la vivienda para constatar que se está produciendo un delito. En caso de ser así, este emite una solicitud de desalojo y un prefecto debe responder en menos de 48 horas con una decisión: desalojar la vivienda o no. En caso afirmativo, se solicita a los okupas que abandonen la vivienda en 24 horas; si no lo hacen, se produce un desalojo por la fuerza. Además, en este 2023, el Ejecutivo francés ha endurecido las penas por okupar una vivienda: estas han aumentado de un máximo de un año de prisión a tres y de una multa máxima de 15.000 euros a 45.000 euros.

Es decir, hay muchos ejemplos de países europeos que constatan que cuando hay voluntad política, se puede terminar con un problema como la okupación. Es simplemente querer.

(Con información de OK diario)