La pederastia: la Bestia y la Iglesia católica | Alicia Beatriz Montes Ferrer

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En la Iglesia católica las ideologías de la Agenda 2030 que nos pretenden llevar hacia una ética universal se comenzaron a introducir sutilmente hace años.  Y no por casualidad, sino de un modo premeditado, pues las creencias cristianas son consideradas por los responsables de estas políticas totalitarias, el enemigo a batir.

Actualmente nos enfrentamos al intento de normalización de la pedofilia para, a continuación, la legalización de la pederastia. Quizás en España la sociedad aún no esté preparada, pero tiempo al tiempo porque vamos de cabeza. El primer paso ya lo han dado, han abierto la ventana de Overton. Irene Montero soltó la bomba: “Los niños, las niñas y les niñes tienen derecho a saber que pueden tener sexo con quien quieran”. En sociedades que consideramos progresistas, avanzadas y hay quienes, ingenuamente, las consideran modélicas, como la sueca, la realidad es bien distinta. Hace unos años las juventudes del partido liberal sueco defendían legalizar la necrofilia y el incesto. Precisamente el índice de suicidios en esos países es el de los más elevados del mundo. A su vez, el consumo de antidepresivos y alcohol está disparado. En fin, no creo que haga falta mucha más explicación de lo que allí ocurre.

La respuesta que el cristianismo da a la pedofilia es clara y contundente. Es totalmente opuesta a la que nos encontramos, por ejemplo, en el budismo.

Para un monje budista, abusar sexualmente no supone un pecado como sí en el cristianismo. Hace unos días encontrábamos en las redes sociales unas imágenes del Dalai Lama que le pidió a un niño que le diera un beso en la boca. Para nosotros resulta escandaloso, pero en la filosofía budista es un acto que supone la iluminación de la víctima. Son muchos los budistas pederastas que ha habido a lo largo de la historia. Esta idea está introduciéndose sutilmente por medio de la New Age, que ha puesto de moda las prácticas budistas, de la mano del relativismo que elimina la percepción del bien y el mal.

Todos somos conscientes de los sucesos que se han destapado sobre casos de pedofilia en la Iglesia católica. Ha supuesto un verdadero terremoto que ha levantado ampollas y no pocos han aprovechado para arremeter sin escrúpulos contra la Iglesia, en concreto, la jerarquía. En el año 2012, por ejemplo, se hacían públicos 4000 casos de pederastia dentro de la Iglesia Católica. Se reconoció que la respuesta fue tardía y mala[1].

La Iglesia ha subsistido a lo largo de los siglos a pesar de los muchos escándalos que ha habido dentro de ella. Tal podría ser el caso del Papa Alejandro VI que tuvo 9 hijos con 6 concubinas distintas. Ya San Pablo, en sus Cartas, advertía de enemigos que se habían infiltrado en las comunidades de cristianos. La Iglesia continúa porque es Cristo quien la sostiene con su Espíritu Santo.

Los cristianos debemos saber defender la fe católica con nuestro ejemplo. De nada sirve entrar en confrontaciones defendiendo la labor de la Iglesia en defensa de los niños si lo hacemos atacando e insultando. Estamos llamados a responder con sabiduría y según la verdad, pero con humildad y misericordia. Ciertamente las prácticas sexuales ejercidas sobre los menores han provocado mucho daño, algunas veces irreparable. Pero, ¿Qué hacemos ante esto? ¿nos rasgamos las vestiduras? ¿apostatamos de la Iglesia? ¿miramos hacia otro lado? La Iglesia, nosotros los cristianos, ahora debemos acoger con caridad, consolar y dar ejemplo de defensa, denunciando todo abuso hacia la infancia. Ahora es el momento de demostrar la autenticidad del sentido de la Iglesia. Debemos alzar la voz contra todo abuso y la ideología de género, mediante su perspectiva sexual liberticida, es una aberración y un maltrato hacia la infancia.

Benedicto XVI, en el año 2019, a raíz de la cumbre realizada un año antes sobre los abusos de menores en la Iglesia[2], expuso el panorama de la Iglesia en este asunto, pero partiendo de donde surge la mentalidad que ha llevado a estas situaciones.

En Europa la educación sexual se está desarrollando en los centros educativos desde hace muchas más décadas que en España. Una sexualidad vacía de su sentido que debería estar enmarcada dentro de un vínculo estable de un amor unitivo, fecundo y que, para los cristianos, es reflejo del amor infinito y sublime de Cristo a su Iglesia.

Alicia Rubio, en su último libro publicado “…Y os utilizaron por ser niños. Adoctrinamiento y desprotección para legalizar la pederastia”, hace un análisis exhaustivo del adoctrinamiento en las aulas en España que se lleva haciendo, según lo constatado, desde los años 90, principalmente por COGAM[3].

A los niños se les está mostrando una sexualidad que busca el placer y el gozo como máximo a alcanzar. Se les invita a tener sexo con quienes deseen, eso sí, con responsabilidad para no quedarse embarazadas. Se les introduce en lo que llaman las “diversas expresiones sexuales” acercándoles a la pornografía, la masturbación y las prácticas sadomasoquistas. En programas educativos fomentados desde la ONU, en concreto desde la OMS, se les habla a los niños de los juegos eróticos, jugando a tocarse los genitales. Esta educación sexual pone a los niños en bandeja para los pedófilos. Los colectivos de gays niegan que haya relación entre los homosexuales y los pedófilos, sin embargo, los datos están ahí. Según los estudios realizados en Polonia hace unos años, aunque los homosexuales representaban entre el 1-2% de la población, eran responsables de hasta el 40% de los casos de abusos sexuales a los niños.

Ya en esos estándares educativos de la OMS publicados en el año 2018, se hacía hincapié en las “relaciones sexuales consentidas” de los niños. En Polonia y Alemania los pedófilos, usando estos programas sexuales, imparten clases y talleres en los centros educativos. Según estadísticas policiales, en 2017 en Alemania, unos 13.539 menores de 14 años fueron víctimas de pederastas. ¡Estamos hablando de 36 niños abusados, algunos brutalmente, al día[4]!.

Los casos de denuncias a homosexuales que han violado a niños incluso vendido a pederastas, se ocultan a los medios de comunicación. Aumentan las redes de pederastas pertenecientes a los lobbys LGTBI que han adoctrinado a miles de docentes y alumnos y que han abusado de miles de niños. El problema principal ante el que se enfrentan los denunciantes es que se les tilda de homófobos y la cuestión queda en el olvido.

En esta educación en prácticas sexuales homosexuales, se les muestran  a los niños imágenes pornográficas y se les induce a satisfacer sus deseos sexuales abiertamente, no es ciencia ficción, es una realidad en prácticamente toda Europa. A España ha llegado más tarde, pero ya está aquí el gran dragón que quiere devorar a nuestros hijos.

Podemos encontrar incluso colectivos LGTB que se dicen ser cristianos, que tienen sus propias Biblias gay y que han elaborado programas educativos para las clases de religión en los que tergiversan estos términos en favor del concepto de la sexualidad que les interesa.

Encontramos varios ejemplos en la Guía las Unidades didácticas para el tratamiento de la diversidad afectivo-sexual en el área de Religión Católica, elaborado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), coordinado por el Área de Educación y el Área de Asuntos Religiosos.

En relación al placer mediante el sexo, podemos hallar referencias a textos del judaísmo, budismo y del Islam mediante los que se les explica a los alumnos, que no está mal visto el sexo fuera del sentido de la procreación, practicándose en función de satisfacer el deseo como voluntad divina. Por lo tanto, según esto, la promiscuidad y la pederastia no serían tan malos como nos lo pitan los curas, ¿no?

En la guía encontramos también, en relación al gozo y el placer en la sexualidad, una serie de lecturas que se les propone a alumnos de bachillerato. Veamos algún ejemplo:

Lectura 1: “La sexualidad es fuente de felicidad y gozo” (…) la sexualidad es buena, muy buena; es fuente de felicidad y de gozo. a) La palabra «gozar» es una de las que mejor le cuadran a la sexualidad humana. Somos seres sexuados para gozar más, para llevar una vida más feliz. La sexualidad es una de las mayores fuentes de gozo y de realización personal. Sin embargo, para algunas personas ha sido motivo de sufrimientos, a causa de normas, temores y recelos. Una moral estrecha y oscurantista ha imperado en amplios sectores de la Iglesia, y ha sido causa de sufrimientos para muchos matrimonios cristianos. (…) Es triste que hayan ocurrido y sigan ocurriendo estas cosas. Dios quiere, precisamente, todo lo contrario. Su voluntad es que, gracias a la sexualidad, gocemos más y nos realicemos mejor. Debemos mirar a la sexualidad con optimismo e ilusión, oyendo estas palabras de Dios: gozad lo más posible, sed felices de verdad.

Como podemos observar se tergiversa deliberadamente la moral católica sobre la sexualidad y se le da a entender que hay una parte de la Iglesia que está equivocada, pero claro, ellos están en lo cierto. En ningún momento se les habla de que Dios nos ha creado seres sexuados para “ser fecundos y multiplicarnos”, tampoco hay atisbo de hablarles de una relación de entrega mutua sin intereses egoístas… Al contrario, se les habla de “fuente de gozo y de realización personal”, es decir, el narcisismo en pleno auge.

Benedicto XVI, nos hablaba de las consecuencias de la libertad sexual que comenzó en la década de los 60 del siglo pasado[5].

Wilhelm Reich, considerado uno de los promotores de la revolución sexual de los 60, sostenía que la represión de la sexualidad era la causa de todos los males. Por ello defendía la destrucción de la familia, del matrimonio, la liberación sexual de la infancia y del instinto sexual[6]. Ni que decir tiene que este hombre no andaría muy bien de la cabeza pues tenía sexo hasta con animales, pero sus ideas han sido claves en la sociedad de aquellos años y son la base sobre la que se han desarrollado las ideologías actuales que campan a sus anchas en las aulas de los niños.

En los años 80, en Alemania, había un partido político “Los Verdes”, que defendía la pedofilia[7]. Pedían la legalización de todas las relaciones sexuales entre niños y adultos y se hacía en base a la idea de que no respetaban “los derechos a la autodeterminación y a la búsqueda de la felicidad de los niños”. Según una investigación hecha por el profesor de la universidad de Göttingen, Franz Walter, se llega a esta situación como fruto del clima antiautoritario de la época: “este era el espíritu de todos aquellos que se veían a sí mismos como defensores de los derechos civiles y querían liberar completamente a la sociedad de la ‘atmósfera viciada’ de la era de Adenauer y de la mojigatería antisexual de la Iglesia Católica”. Ciertamente, no hace falta ser muy hábil para darse cuenta que en España estamos actualmente sumergidos en este panorama ideológico.

Ante los cambios que había en la sociedad debido a esta permisividad sexual sin atisbo de normas morales, la Iglesia sufrió una profunda crisis de la teología moral que se apoyaba en la Ley natural, pero dejó paso a la búsqueda de respuestas basadas solo en las Escrituras y en el relativismo.

  1. Juán Pablo II quiso dar respuesta a esta situación de la Iglesia con la encíclica “Veritatis Splendor[8]. En ella el Santo Padre expresó que hay acciones intrínsecamente malas, lo que suscitó muchas respuestas opuestas por parte de teólogos. En el nº. 44, la encíclica afirma: “(…) el hombre puede reconocer el bien y el mal gracias a aquel discernimiento del bien y del mal que él mismo realiza mediante su razón iluminada por la revelación divina y por la fe (…)”

En la II Jornada Libertas Ideologías y cristianismo[9], el Padre Custodio Ballester nos expuso la problemática de los seminarios en aquellos años de la revolución sexual cuando se introdujeron muchos homosexuales aspirantes al sacerdocio. Las consecuencias se han vivido hasta nuestros días. La mentalidad de estos seminaristas y futuros sacerdotes iba en la línea anteriormente expuesta alejada de la verdadera doctrina católica de la moral sexual.

En los años 80 en EEUU la pedofilia llegó a su pico más álgido ante lo que los Obispos pidieron ayuda a Roma.

Benedicto XVI asignó, con el Papa Juan Pablo II, a la Congregación para la Doctrina de la Fe la competencia sobre abusos de menores. Con el nombre de Delicta maiora contra fidem. posibilitó imponer la pena máxima, que suponía la expulsión del sacerdote al que había cometido el delito, con el fin de preservar la fe católica del daño que estaban causando algunos clérigos.

En definitiva, la práctica de la pedofilia, no es más que la consecuencia, tanto dentro de la Iglesia como fuera, de vivir alejados de Dios. La sociedad en la que vivimos sin moralidad ni límites sexuales, se refleja dentro de la Iglesia cuando se vive una fe superficial y distorsionada de su verdad. Al igual que se ha ido aceptando en algunos sectores de la Iglesia el aborto y las relaciones homosexuales, la pedofilia podría ser normalizada con el tiempo.

El Papa S. Juan Pablo II en un viaje realizado a la República Checa en 1997 expresaba que “Un síntoma de una situación de grave malestar social es también la difusión de fenómenos como la pornografía, la prostitución y la pedofilia”. La Iglesia era consciente del daño que estos hechos hacen en el ser humano, especialmente en los niños. En el año 2006, el Papa Benedicto XVI, a los Obispos irlandeses les advertía en relación a la pederastia:

“…durante los últimos años habéis tenido que responder a muchos casos dolorosos de abuso sexual de menores. Son mucho más trágicos cuando el pederasta es un clérigo. Las heridas causadas por estos actos son profundas, y es urgente reconstruir la confianza donde ha sido dañada”[10]

La Iglesia es clara en su postura ante las relaciones sexuales. Por supuesto que considera que el sexo y el placer son buenos, sin embargo, dentro del plan de salvación del hombre. Dentro de la historia de amor que hace con cada uno de nosotros por medio de la vocación a la que hemos sido llamados. La base es el amor de Dios que se manifiesta por medio de nuestra vida, unos siendo religiosos y consagrados, otros casados o solteros. La continencia es un medio de autocontrol que nos ayuda en nuestra integridad como personas. Lo mismo para una persona con inclinación homosexual que quiera vivir su fe rectamente.

Con el pretexto de respetar la libertad de los niños, tanto de su conciencia como de sus derechos, se introduce la pederastia como una opción más. Ni que decir tiene que el término libertad según esta mentalidad está totalmente distorsionado de su verdad. No se es libre por dejarse llevar por los instintos, los impulsos, por los deseos, los sentimientos ni las propias creencias siquiera. La libertad tan sólo se consigue dirigiendo con inteligencia, con la fuerza de la razón, nuestra voluntad, hacia el bien y la Verdad[11].

Cuando a un niño se le ha enseñado todo lo contrario, caerá en un círculo vicioso y sin salida. Aceptará la ideología de género y las relaciones sexuales promiscuas y con adultos. Pensará que esa es la verdad y es bueno, pero tras esa cortina de humo le espera un camino duro de sufrimiento. Porque la sexualidad separada de su sentido lleva al egoísmo más profundo y al vacío existencial al no dar respuesta al amor verdadero que se ansía.

El Papa Francisco, en un discurso realizado en la clausura del encuentro “La protección de los menores en la Iglesia” en el Vaticano en Febrero del año 2019, afirmaba con contundencia:

“Si se detecta un solo caso de abuso en la Iglesia, que en sí mismo representa una monstruosidad, este caso será tratado con la mayor seriedad. (…) El eco del grito silencioso de los pequeños, que en vez de encontrar en ellos paternidad y guías espirituales han encontrado verdugos, hará temblar los corazones anestesiados por la hipocresía y el poder. Tenemos el deber de escuchar atentamente este grito silencioso y sofocado».

¿Vamos a seguir mirando hacia otro lado dando la espalda a la Bestia que va a por nuestros hijos, o vamos a levantarnos para luchar por ellos?

Alicia Beatriz Montes Ferrer |

Master en Ciencias para la Familia | Orientadora Familiar 

 

 

 

 

[1] https://www.20minutos.es/noticia/1300329/0/vaticano-4000/casos-pederastia/respuesta-inadecuada/

[2] https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2018/12/18/cart.html

[3] Asociación de homosexuales ligada al sindicato CCOO

[4] https://elespañoldigital.com/wp-content/uploads/2020/01/poradnik_stop-pedofilii_2019-editado-convertido_es.pdf

[5] https://www.aceprensa.com/religion/un-diagnostico-de-benedicto-xvi-sobre-los-abusos-de-menores-en-la-iglesia/

[6] http://laguerracontralapoblacion.blogspot.com/2011/03/71-wilhelm-reich-el-ideologo-de-la.html

[7] https://www.aceprensa.com/sociedad/cuando-los-verdes-alemanes-defendian-la-pedofilia/

[8] https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_06081993_veritatis-splendor.html

[9] https://asociacionlibertas.es/2022/09/28/resumen-ii-jornada-libertas-ideologias-y-cristianismo/

[10] https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/october/documents/hf_ben-xvi_spe_20061028_ad-limina-ireland.html

[11] Catecismo de la Iglesia Católica, nº. 1791.

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