Vox se juega mucho más que unas leyes Lgtbi: la credibilidad

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En la Comunidad de Madrid se esta librando una batalla sin precedentes y que puede decidir el futuro y la credibilidad de Vox. Son las leyes LGTBI de la Comunidad de Madrid. El tira y afloja ya ha comenzado y Vox se encuentra en una etapa de negociación.

Hasta ahora, Vox ha considerado que había que derogar estas leyes, que era una línea roja y que no iba a pactar ya que es para ellos fundamental. Por el contrario,  Ayuso no quiere derogar las dos normativas de materia de género vigentes en la región. Ayuso quiere que Vox acepte tan solo un retoque de maquillaje en dichas leyes pero nada más. El problema es que si Vox cede ante Ayuso, perderá gran parte de su credibilidad en electorado y hará ver que son lo mismo que el resto de los partidos políticos y que son capaces de renunciar a sus ideas con tal de estar un poco cerca del poder.

El futuro de las leyes LGTBI de la Comunidad de Madrid amenaza con poner fin a la luna de miel política que viven la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y Vox. Y es que en las cuestiones ideológicas generan más controversia entre dos interlocutores que compiten en las urnas por el mismo electorado.

Primera propuesta de Ayuso insuficiente

La presidenta ha admitido que dichas leyes necesitan una reforma y que existen aspectos en los que es necesario el cambio. El Gobierno regional ha remitido a Vox una primera propuesta de modificación de varios artículos de dichas normas autonómicas que ya han rechazado y están a la espera de una segunda versión alternativa. Aun así, siguen reclamando la derogación total y dan a entender que no les valdría otra solución que no fuera un cambio radical de la literalidad de ambos textos.

Son varios los puntos principales a discutir

La carga de la prueba.
Por parte de la Comunidad de Madrid prefieren no dar detalles de la misma hasta que no esté cerrada y lo único que hasta ahora ha trascendido públicamente es la predisposición a eliminar las menciones a la inversión de la carga de la prueba ya que el PP y Vox están de acuerdo en la injusticia que supone la falta de presunción de inocencia y en que sea el denunciado el que deba probar que no ha cometido un delito. Para Vox esto es directamente «una aberración jurídica».
Autodeterminación de género. Entre ellos destaca la «autodeterminación de género», que permite a las personas transexuales ser atendidas en el sistema sanitario «por el principio de consentimiento informado y libre decisión del paciente o tutor legal».

«Adoctrinamiento» en las aulas

La gran batalla ideológica de Vox sigue siendo la del «adoctrinamiento» en las aulas que, a su juicio, amparan estas normas. Al argumento de que no se ha registrado ninguna denuncia al respecto -como aseguran en la Consejería de Educación- responden que es porque «no existen los cauces adecuados para tramitarlas» e insisten en que se está instando a «contar sus prácticas sexuales a niños de ocho años que no saben ni de lo que les están hablando».

Obras con perspectiva de género

Vox considera que «no tiene ni pies ni cabeza» que todas las obras que se hacen en Madrid tengan que contar preceptivamente con informes sobre «su impacto por razón de orientación sexual, identidad o expresión de género», que acaban encargándose «a las asociaciones que se erigen en portavoces de los colectivos». Además de la burocracia que implican critican el coste de dichos informes, que en el caso del soterramiento de la M-30 fue de 52.000 euros.

También vox rechaza que estas leyes contemplen un plan de hormonado a muy baja edad o que en los colegios pueda entrar cualquier persona «que con apuntarse tres sábados a un curso ya son profesores que juegan con los niños a cambiar de identidad sexual».

Posibles salidas

En una semana clave en la que los grupos de la extrema izquierda han convocado una movilización en Sol, el próximo día 16, en contra de la derogación de las leyes Lgtbi y Trans o cualquier modificación que consideran un retroceso en derechos, PP y Vox no logran encontrarse en lo que a este asunto concierne y  tendrán que mantener las negociaciones que pueden llegar a durar meses.

Vox, por una parte, tiene en sus manos un arma que obligará al PP a posicionarse sobre este asunto ante su electorado en plena pugna por el liderazgo de la derecha a nivel, no sólo autonómico, sino nacional.

Por su parte, y es el escenario más posible, Vox tendrá que dar su brazo a torcer y acceder a una reforma de las dos leyes vigentes.

Y en este contexto Vox , si no negocia bien, puede perder más de lo que gane.

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