El plan del Gobierno para ‘liquidar’ la Religión en las aulas

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El desarrollo de la Ley Celaá que el Gobierno pretende imponer en las aulas no hay alusión a la asignatura de Religión que la propia ley margina.

La asignatura de Religión no computará

El plan del Gobierno es que esta materia no compute a efectos académicos. La nota tampoco contará para becas ni la asignatura tendrá una alternativa, como ocurría hasta ahora. El Ejecutivo sí prevé implantar otra nueva: la enseñanza «no confesional de Cultura de las Religiones». La Religión podrá seguir ofertándose, pero no tendrá efectos prácticos.

En el nuevo proyecto educativo, el estudio de la Religión quedará, por tanto,  eliminado o arrinconado en el aula, reducido a la marginación y a la insignificancia.

Ideología sectaria en vez de conocimientos

Al tiempo que margina la Religión, el Ejecutivo sí quiere dar impulso a su nueva asignatura sobre «valores cívicos y éticos», que será obligatoria en Primaria y con la que Sánchez pretende adoctrinar a los menores en múltiples asuntos de la vida cotidiana.

El Gobierno pretende así convertir las escuelas en centros de adoctrinamiento en los que se prime la ideología de los alumnos en detrimento de la exigencia y el rigor que permita a los estudiantes dotarse de una sólida base cultural y técnica. Así, «se pondrá especial atención a la orientación, la educación emocional y en valores» y el alumno deberá «afrontar cuestiones éticas de relevancia, como las referidas a la autonomía y heteronomía moral, la distinción entre ser y debe ser, la práctica e identificación de las virtudes y sentimientos morales y, en general, la reflexión en torno a los valores, principios y normas que han de orientar nuestras vidas como personas y ciudadanos».

Una reflexión que se impregna de toda la ideología del Gobierno, condensada en leyes tan polémicas como la del ‘sólo sí es sí’ o la ley trans.

En los materiales se reconoce también que se inculcará a los pequeños una «alfabetización cívica». Esto es, prepararlos para la «vida en colectividad» hablándoles de «diversidad familiar», de la «interacción en espacios públicos desde una perspectiva de género», de «diversidad cultural», de la «cultura de la paz y la no violencia», de «las principales actividades profesionales y laborales de hombres y mujeres» o de la «igualdad de género y conducta no sexista». Conocimientos, de nuevo, en los que se impondrá el sesgo socialcomunista.

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