El impacto de la crisis de natalidad: se hundirá el mercado laboral en 10 años por el envejecimiento de la «generación babyboomer» 

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En 2030, el 40% de la población activa superará los 50 años y en una década se jubilará casi el 30%. En el empleo público, el porcentaje roza el 60%. El gasto en dependencia se ha disparado un 251% en cuatro años

La crisis de natalidad en España, provocada por décadas de abandono institucional – ya sea el PP o el PSOE- hacia las familias y la promoción de políticas antinatalistas, está dejando huellas profundas en la estructura social y económica del país. Las consecuencias de estas decisiones políticas son ahora ineludibles: un mercado laboral al borde del colapso y un sistema de pensiones bajo una presión creciente. Como reza el dicho popular, «no puedes sembrar viento y no esperar tempestades».

Un mercado laboral envejecido y frágil

Según señala el diario La Razón, en el horizonte del 2030, el 40% de la población activa española tendrá más de 50 años, y casi un 30% estará en edad de jubilación. Actualmente, los mayores de 55 años ya representan el 26% de los trabajadores en las empresas del país, un incremento de 10 puntos en tan solo un año. Además, casi la mitad de los empleados tienen más de 45 años, una situación que se ha agravado desde 2005, cuando este grupo constituía solo el 26,4% de la fuerza laboral.

El envejecimiento es aún más alarmante en el sector público. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), un 59% de los empleados públicos autonómicos supera los 55 años, mientras que en los entes locales y la Administración Central, los jubilados previstos para la próxima década suman más de un millón de personas. Esto plantea un desafío titánico para renovar las plantillas gubernamentales, considerando la falta de jóvenes que puedan cubrir estos puestos debido al desplome demográfico.

El reto generacional en sectores clave

El envejecimiento también afecta a sectores estratégicos como la banca y la construcción. En el sector bancario, más del 50% de los empleados tiene más de 45 años, y un 20% se jubilará en la próxima década. Según Randstad Research, este sector, que emplea a 440.000 personas, está experimentando un descenso del 8% en su fuerza laboral en comparación con el año pasado. Además, la necesidad de transición hacia perfiles tecnológicos como analistas de inteligencia artificial y científicos de datos pone de manifiesto la urgencia de adaptarse a un mercado cambiante.

En la construcción, los menores de 30 años representan apenas el 11% de los ocupados, mientras que más del 20% tiene más de 55 años, un desequilibrio que amenaza la sostenibilidad del sector a largo plazo.

Un sistema de pensiones al borde del colapso

Las consecuencias del envejecimiento no se limitan al mercado laboral. Según Funcas, y recoge La Razón, en las próximas dos décadas, el gasto público en pensiones alcanzará el 48% del presupuesto para 2035 y superará el 52% en 2050. Este aumento pone en jaque la sostenibilidad del sistema tributario, ya que la base de contribuyentes activos se reduce a medida que crece el número de jubilados.

Por ejemplo, el porcentaje de declarantes mayores de 65 años ha aumentado del 15,3% en 2004 al 25% actual, mientras que las pensiones representan una proporción creciente dentro de las rentas gravadas por el IRPF. Al mismo tiempo, el consumo de bienes y servicios no sujetos a impuestos también crece, disminuyendo la recaudación fiscal.

La dependencia, un sector en auge por necesidad

El envejecimiento también ha disparado el gasto en dependencia, que se ha incrementado un 251% entre 2020 y 2024, según datos de Fedea. España destina ya el 0,9% de su PIB a cuidados de larga duración, y el sector emplea a 700.000 personas, un 12% más que en 2023. Sin embargo, la demanda de estos servicios sigue superando la oferta, lo que subraya la urgencia de políticas públicas que garanticen su sostenibilidad.

Reformas necesarias para mitigar la crisis

La situación actual exige reformas estructurales inmediatas. En el ámbito laboral, es fundamental erradicar el edadismo en los procesos de selección y fomentar una transición gradual hacia la jubilación. Además, es imprescindible invertir en políticas de natalidad y apoyo a las familias, promoviendo un cambio cultural que valore la maternidad y la paternidad como pilares de la sociedad.

Las consecuencias de años de desidia política son ahora evidentes, y solo con una visión de futuro podremos garantizar una España próspera y sostenible para las generaciones venideras.

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