Por mi vinculación emocional con las posesiones españolas en el Norte de África, en mi condición de antiguo soldado del Regimiento Regulares de Tetuán Nº1 y Miembro de la Hermandad de Regulares de Ceuta, permíteme amable lector que comparta hoy una triste efeméride, que en mi opinión los medios de comunicación no han querido dar suficiente difusión.
El Desastre de Annual, ocurrido entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, es uno de los episodios más trágicos y emblemáticos de la historia militar de España. Este evento tuvo lugar en el contexto de la Guerra del Rif, un conflicto entre el ejército español y las fuerzas rebeldes rifeñas en el norte de Marruecos. La derrota no solo marcó una catástrofe militar para España, sino que también tuvo profundas repercusiones políticas y sociales en el país.
Contexto histórico
A principios del siglo XX, España vivía una época de cambios y desafíos. La pérdida de las últimas colonias en América y Asia tras la Guerra Hispanoamericana de 1898, había dejado al país sumido en una crisis de identidad y en un proceso de introspección sobre su papel en el mundo. Este período, conocido como la «Generación del 98», estuvo marcado por debates intelectuales y políticos sobre la regeneración de España. En medio de esta búsqueda de un nuevo rumbo, España mantuvo ambiciones coloniales en África, especialmente en el norte de Marruecos. En 1912, tras la firma del Tratado de Fez, Marruecos se dividió en zonas de influencia francesa y española. España recibió el control del Rif, una región montañosa y conflictiva en el norte del país.
El establecimiento del Protectorado español en Marruecos fue un intento de compensar la pérdida de las colonias y de proyectar una imagen de poder y modernidad. Sin embargo, la administración del protectorado fue difícil desde el principio. Las tribus bereberes del Rif, conocidas por su fuerte espíritu independiente y resistencia a la ocupación extranjera, presentaron una constante amenaza para el control español. La región del Rif estaba plagada de desafíos. La geografía montañosa dificultaba las comunicaciones y la logística, y la economía local era precaria. Las tribus rifeñas, lideradas por figuras como Abd el-Krim, estaban decididas a resistir la dominación extranjera, lo que llevó a continuos conflictos y enfrentamientos.
En este contexto, la política colonial española en Marruecos oscilaba entre la negociación y la confrontación. Sin embargo, a medida que avanzaba la década de 1910, el enfoque militar se volvió predominante. El general Manuel Fernández Silvestre, nombrado comandante de las fuerzas españolas en el Rif en 1920, adoptó una estrategia agresiva para expandir el control español y sofocar la resistencia rifeña. Silvestre, conocido por su bravura y su deseo de obtener una victoria rápida y decisiva, subestimó la capacidad de resistencia de los rifeños y la complejidad del terreno. Sus operaciones carecían de la planificación logística y del apoyo adecuado, lo que preparó el terreno para el desastre que se avecinaba.
Mientras tanto, en la península ibérica, España enfrentaba sus propios problemas. La inestabilidad política era una constante, con gobiernos que cambiaban frecuentemente y una creciente insatisfacción social. El país estaba dividido entre las fuerzas tradicionales y las emergentes demandas de modernización y reforma. La situación económica también era complicada, con una inflación galopante y un malestar social creciente. Las clases trabajadoras y campesinas estaban cada vez más descontentas con las condiciones de vida y la falta de oportunidades. Este ambiente de tensión interna se trasladó a la cuestión marroquí, donde muchos veían el conflicto como una carga costosa y sin sentido.
A principios de 1921, el general Silvestre decidió lanzar una ofensiva hacia el interior del Rif, con el objetivo de pacificar la región y consolidar el control español. Durante el Desastre de Annual, las unidades españolas presentes en la zona incluían una brigada de infantería, dos grupos de regulares (tropas indígenas del ejército español), una compañía de ametralladoras y un grupo de artillería de montaña. También había algunos destacamentos de la Guardia Civil y de la Policía Indígena, encargados de mantener el orden en la zona. Sin embargo, la falta de una planificación adecuada y la subestimación de la capacidad de los rifeños llevaron a un avance precipitado y mal preparado. La ofensiva culminó en la batalla de Annual, donde las fuerzas españolas, mal equipadas y desmoralizadas, enfrentaron una feroz resistencia por parte de las tribus rifeñas. La derrota en Annual fue rápida y decisiva, resultando en una retirada caótica y en la pérdida de miles de vidas.
El Desastre
La ofensiva y la caída de Annual: En julio de 1921, el general Manuel Fernández Silvestre inició una ofensiva para consolidar el control español en el Rif, avanzando hacia la localidad de Annual. Las tropas españolas, aunque numerosas, estaban mal preparadas y poco equipadas. La moral era baja, y la logística deficiente, factores que pronto se demostrarían fatales. El 22 de julio de 1921, las fuerzas rifeñas, lideradas por Abd el-Krim, lanzaron un ataque sorpresivo contra las posiciones españolas en Annual. El ataque fue devastador. Los rifeños, aprovechando su conocimiento del terreno y su habilidad en la guerra de guerrillas, rápidamente superaron a las tropas españolas.
La desbandada y la derrota: La retirada de las tropas españolas desde Annual se convirtió en una desbandada caótica. Sin una estrategia clara ni un liderazgo efectivo, las unidades españolas fueron atacadas continuamente durante su retirada. Los rifeños, bien organizados y motivados, infligieron enormes pérdidas a las fuerzas españolas. La retirada se extendió hacia Melilla, con las tropas españolas sufriendo emboscadas y ataques constantes. La desorganización y el pánico aumentaron las bajas. Se estima que alrededor de 13,000 soldados españoles murieron en el transcurso de unos pocos días. Fue una de las peores derrotas militares en la historia de España.
El cerco de Monte Arruit: Después de la aplastante derrota en Annual en julio de 1921, las fuerzas españolas intentaron reorganizarse y buscar refugio en varias posiciones defensivas en la región del Rif. Uno de los principales puntos de concentración fue la posición de Monte Arruit, situada a unos 60 kilómetros al suroeste de Melilla. Este enclave se convirtió en el escenario de una de las más desgarradoras tragedias del conflicto.
El 29 de julio de 1921, aproximadamente 3,000 soldados españoles, muchos de ellos ya agotados y heridos tras los enfrentamientos y la retirada desde Annual, llegaron a Monte Arruit. La posición, aunque fortificada, estaba mal equipada y sin provisiones suficientes para un asedio prolongado. A pesar de las difíciles circunstancias, los soldados, bajo el mando del general Felipe Navarro, esperaban resistir hasta la llegada de refuerzos desde Melilla.
Las fuerzas rifeñas, lideradas por Abd el-Krim, rápidamente rodearon Monte Arruit, cortando cualquier posibilidad de escape o suministro. Los rifeños, bien organizados y motivados, comenzaron un asedio riguroso. La situación dentro de la fortaleza se deterioró rápidamente debido a la escasez de agua, alimentos y suministros médicos. Las condiciones insalubres y la creciente desesperación hicieron mella en la moral de los defensores. A lo largo del asedio, que duró varios días, los rifeños lanzaron ataques constantes contra la posición, aprovechando su conocimiento del terreno y la debilidad de las defensas españolas. Los defensores, aunque superados en número y recursos, mostraron una heróica resistencia y valentía.
El 9 de agosto de 1921, tras varios días de resistencia y sin ninguna esperanza de socorro, el general Navarro decidió negociar la rendición para evitar una masacre total de sus hombres. Las negociaciones llevaron a un acuerdo en el que se prometía a los soldados españoles un trato humanitario si entregaban las armas. Sin embargo, tras la rendición, las tropas rifeñas incumplieron los términos del acuerdo. La mayoría de los soldados españoles, agotados y debilitados, fueron asesinados de inmediato. Se estima que cerca de 3,000 soldados españoles fueron masacrados, aunque algunos sobrevivientes fueron llevados como prisioneros y sufrieron duras condiciones de cautiverio antes de ser liberados más tarde.
El Regimiento de Cazadores de Alcántara n.º 14 de Caballería, bajo el mando del teniente coronel Fernando Primo de Rivera, jugó un papel crucial en la retirada de las fuerzas españolas. Este regimiento, compuesto por unos 691 hombres, fue uno de los pocos que mantuvo su cohesión y disciplina en medio del caos general.
Para asegurar la retirada, el Regimiento de Alcántara, al grito de ¡Viva España!, jinetes realizaron varias cargas de caballería contra las fuerzas rifeñas. Estas cargas no solo tenían como objetivo frenar el avance enemigo, sino también cubrir la retirada de la infantería española y permitir la reorganización de las tropas.
Las cargas fueron llevadas a cabo con gran valentía y sacrificio. En condiciones extremadamente difíciles, enfrentando un fuego enemigo intenso y con una superioridad numérica abrumadora del adversario, los soldados de Alcántara realizaron múltiples cargas. La caballería atacó repetidamente, sufriendo grandes bajas pero logrando retrasar el avance enemigo.
El heroísmo del Regimiento de Alcántara tuvo un costo elevado. De los 691 hombres que componían el regimiento, alrededor de 541 murieron en combate. Las acciones valientes y decisivas de estos soldados permitieron que muchas unidades españolas pudieran retirarse y reorganizarse en posiciones más defensivas.
Todas aquellas cargas las llevaron a cabo, por si cabe alguna duda, sabedores de que lo que les esperaba era el otro mundo. No en vano, el teniente coronel Fernando Primo de Rivera (al frente del Alcántara durante el Desastre de Annual ) espetó lo siguiente a sus hombres antes de que comenzara la lid: «¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio, que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos». Y desde luego, no lo fueron
El sacrificio del Regimiento de Alcántara no fue olvidado. En reconocimiento a su valor y sacrificio, el regimiento fue galardonado con la Cruz Laureada de San Fernando, la más alta condecoración militar española, otorgada en 2012. Este reconocimiento tardío subraya la importancia y el impacto duradero de su heroísmo.
Consecuencias políticas y militares del Desastre de Annual
Consecuencias políticas
Crisis de confianza en el Gobierno: El Desastre de Annual tuvo un impacto devastador en la confianza del público español en su gobierno y liderazgo militar. La magnitud de la derrota y las horrendas condiciones en las que murieron miles de soldados causaron una gran conmoción e indignación en España. La opinión pública exigía explicaciones y responsabilidades, lo que llevó a una crisis política significativa.
El Expediente Picasso: Para investigar las causas del desastre, se creó una comisión encabezada por el general Juan Picasso González, conocida como el Expediente Picasso. Este informe detalló una serie de negligencias, errores estratégicos y deficiencias en la preparación y logística del ejército español. Aunque el informe señalaba claramente las fallas y responsabilidades, las consecuencias prácticas fueron limitadas debido a la resistencia dentro de las altas esferas militares y políticas.
Caída del Gobierno: La presión pública y las revelaciones del Expediente Picasso debilitaron al gobierno español, que ya estaba luchando con inestabilidad y descontento social. La incapacidad de gestionar adecuadamente la situación en Marruecos y la falta de reformas significativas llevaron a una creciente desilusión con el sistema político.
Golpe de estado y Dictadura de Primo de Rivera: El descontento culminó en el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923. Primo de Rivera estableció una dictadura militar con el objetivo de restaurar el orden y llevar a cabo reformas en el ejército y la administración pública. La dictadura duró hasta 1930 y marcó un período de cambios significativos en la política y la sociedad española.
Consecuencias militares
Reformas en el Ejército: El Desastre de Annual subrayó la necesidad urgente de reformar el ejército español. Las deficiencias en la logística, la estrategia y el liderazgo quedaron expuestas de manera brutal. Durante la dictadura de Primo de Rivera, se llevaron a cabo algunas reformas militares, aunque muchas de ellas fueron insuficientes y tardías. La modernización del ejército se convirtió en una prioridad, aunque el progreso fue limitado debido a la resistencia interna y la falta de recursos.
Reevaluación de la estrategia colonial: La derrota en Annual llevó a una reevaluación de la política colonial española en Marruecos. La necesidad de una estrategia más efectiva y coordinada se hizo evidente. Eventualmente, España colaboró con Francia en una campaña conjunta para pacificar el Rif. En 1926, las fuerzas franco-españolas lograron derrotar a las fuerzas de Abd el-Krim, poniendo fin a la Guerra del Rif.
Impacto en la moral y la psicología militar: El Desastre de Annual dejó una cicatriz profunda en la moral del ejército español. La brutalidad de la derrota y las terribles condiciones experimentadas por los soldados afectaron profundamente la psicología militar. La necesidad de mejorar la preparación, el entrenamiento y el equipamiento de las tropas se volvió una lección clave derivada del desastre.
Lecciones aprendidas: El Desastre de Annual se convirtió en un estudio de caso sobre los errores y las deficiencias en la planificación y ejecución militar. El Desastre de Annual subrayó la crucial importancia de la preparación y la logística en las operaciones militares. La falta de suministros adecuados, planificación logística y estrategia coherente fueron factores determinantes en la derrota. Estas lecciones influenciaron la doctrina militar y las futuras operaciones de las fuerzas armadas españolas.
La subestimación de la capacidad y determinación de las fuerzas rifeñas fue un error crítico. El desastre enseñó la importancia de comprender y respetar al enemigo, así como la necesidad de una inteligencia militar adecuada y precisa.
El colapso de la cadena de mando y la moral durante la retirada subrayaron la importancia del liderazgo competente y la motivación de las tropas. Las lecciones sobre liderazgo y moral se incorporaron en la formación y doctrina militar en los años posteriores.
Impacto en la sociedad
Impacto a largo plazo: El Desastre de Annual también influyó en la percepción del colonialismo en España. La tragedia subrayó los costos humanos y materiales de las aventuras coloniales mal gestionadas. Aunque la derrota no marcó el fin del colonialismo español, sí contribuyó a un mayor escepticismo y debate sobre la viabilidad y el valor de mantener imperios coloniales en el siglo XX.
Influencia en la política española: A largo plazo, el Desastre de Annual tuvo un impacto duradero en la política española. La dictadura de Primo de Rivera y los cambios subsiguientes en el sistema político español se pueden ver, en parte, como una respuesta a la crisis generada por el desastre. La inestabilidad y las divisiones internas exacerbadas por Annual también influyeron en los eventos que llevaron a la Guerra Civil Española en 1936.
El legado
El Desastre de Annual es recordado en España como uno de los episodios más trágicos y dolorosos de su historia militar. La valentía y el sacrificio de los soldados españoles, así como las horribles condiciones de su muerte, se han convertido en un símbolo de patriotismo y heroísmo. Monumentos y memoriales en España honran a los caídos, y el recuerdo de Annual permanece vivo en la memoria colectiva del país.
El Desastre de Annual ha sido tema de numerosos libros, ensayos y artículos, así como de estudios históricos y militares. La literatura española, especialmente durante la primera mitad del siglo XX, reflejó el impacto de la derrota y las lecciones aprendidas. Obras como «Imán» de Ramón J. Sender exploraron las experiencias y los horrores vividos por los soldados, capturando el sufrimiento y la desesperación que caracterizaron la tragedia.
Conclusión
El Desastre de Annual tuvo consecuencias políticas y militares profundas y duraderas en España. La crisis de confianza, las investigaciones y las reformas resultantes, junto con el golpe de Estado de Primo de Rivera, marcaron un período de cambio y revaluación en la política y la estrategia militar española. Las lecciones aprendidas de esta trágica derrota influenciaron tanto la doctrina militar como la percepción del colonialismo en España, dejando una marca indeleble en la historia del país. Gracias una vez más por leerme.
Albert Mesa Rey es de formación Diplomado en Enfermería y Diplomado Executive por C1b3rwall Academy en 2022 y en 2023. Soldado Enfermero de 1ª (rvh) del Grupo de Regulares de Ceuta Nº 54, Colaborador de la Red Nacional de Radio de Emergencia (REMER) y Clinical Research Associate (jubilado). Escritor y divulgador. |
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