¡Viva Cristo Rey!
Tras detenerlo el 26 de julio de 1936 , “lo llevaron a la comisaría y de allí a la prisión improvisada en el convento de las religiosas Adoratrices”.
El 3 de agosto lo trasladaron al barco “Segarra”, y en la madrugada del 15 de agosto lo ejecutaron en la playa. Más tarde arrojaron el cadáver al mar, con los de otros fusilados.
“Antes de la ejecución, estuvo animando a todos desde el punto de vista de la fe, murieron gritando ‘¡Viva Cristo Rey!’ y más tarde les lanzaron al mar”.
Debido a que Fructuoso siempre mantuvo firmes sus valores y principios cristianos, los cuales defendía al ejercer su labor como periodista, llegó a ser denunciado, procesado e incluso encarcelado y ejecutado.
Además, desde la cárcel continuó escribiendo algunos artículos, que tituló “Tras las rejas”.
Coherencia en la fe
“Era simpático, sencillo, al servicio de la Iglesia siempre. Era un santo, le gustaba hablar con los pobres, inmejorable, educado, muy religioso, bondadoso, y de buen carácter”.
(Con información de Aciprensa)
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