Creí que… Pero no | Pío Moa

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Yo creí que al denunciar la progresiva colonización cultural o gibraltarización del país, iba a despertar el activismo de muchas personas conscientes de la cultura e idioma españoles. Pero parece que esa conciencia apenas existe. Muchos se cabrean por lo que hacen los separatistas contra el español en alguna regiones, pero les deja indiferentes, por no decir que les encanta, el proceso de desplazamiento del español como lengua de cultura en favor del inglés. Llevo veinte años denunciándolo, y la respuesta ha sido insignificante. Y no porque se requiera mucho esfuerzo: bastaría difundir insistentemente en redes sociales y por otros medios los escritos de este blog. Debo de tener unos 30.000 seguidores entre el blog, Una hora con la historia y el programa de Luis del Pino (en este, seguramente muchos más), pero no creo que lleguen a uno por mil, incluso por diez mil, los que han decidido hacer algo, ni siquiera algo tan fácil como lo mencionado. Y, al contrario, salen “patriotas” que no solo no piensan hacer nada, sino que procuran sembrar el derrotismo. No dicen “no pienso mover un dedo”, sino “no hay nada que hacer, es una batalla perdida”. Son, así, los mayores auxiliares de la gibraltarización.  Han sido muchos años de descrédito de España y de “europeísmo” de perra gorda, y se nota el efecto.

Me esperaba que ningún partido mencionara la aljofifa y a Blas Infante en Andalucía, o lo hicieran muy tangencialmente, porque creen que eso no es rentable en votos. Pero creí que bastantes personas del común entenderían la transcendencia del asunto y difundirían la denuncia hasta que algunos políticos cambiaran de opinión. Me quedo con la sensación de que en el fondo a nadie, fuera de cuatro “perros verdes”, le motiva la cuestión.

La llamada educación sexual en España es más bien corrupción de menores a cargo de pederastas. Las concepciones lgtb de la sexualidad como una simple satisfacción sin importar el modo, abarcan de modo natural a los niños. Lógicamente, ¿por qué se les iba a negar esa satisfacción por parte de adultos más experimentados y “responsables” y que ya les “orientan” al respecto?  Esta política viene implícita en tal concepción de la sexualidad, y por lo demás existen campañas permanentes en pro de la pederastia desde foros preferentemente homosexuales. La pornografía complementa esa “educación”, en realidad es el principal elemento de ella, ya desde edades muy precoces. La concepción lgtbi de la sexualidad, hoy dominante en el mundo occidental, es el mayor corrosivo de las relaciones duraderas basadas en el amor, y por tanto de la familia y la reproducción humana, vistas más bien como un fastidio.

¿Se dan ustedes cuenta de lo interesante que sería, en la campaña electoral andaluza, una serie de documentales sobre los candidatos, recordando  su trayectoria, sus palabras en unas y otras ocasiones, etc.? En algunos casos ni siquiera harían falta explicaciones, bastaría ir tomando al personaje en diversas situaciones. Sería una labor –llevo proponiéndola hace años– muy necesaria en democracia, porque uno de los principales  defectos de las votaciones, es que casi nadie conoce nada  de los buscavotos aparte de lo  que ellos mismos cuentan de sí mismo en campañas publicitarias de partido. Un programa bien hecho sería una gran contribución a la democracia, y sin duda la limpiaría de  tanto pícaro, chorizo e irresponsable como sufrimos desde hace muchos años; o,  al menos, de muchos de ellos.

Pío Moa | Escritor

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