Dos tazas | Luis Losada Pescador

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Sánchez pretendía apaciguar a los separatistas y los ha encendido todavía más.

Fue por lana y salió tranquilado. No quería caldo y recibió por tazas. El presidente Pedro Sánchez trató de apaciguar a sus socios independentistas con un ‘streaptease’ políticamente obsceno: a mi también me espiaron. De esta forma pretendía pasar de verdugo a víctima. Y se armó el belén…

En primer lugar por la sensación generalizada de inseguridad y vodevil. En segundo por el desprestigio institucional. Dejar al CNI a los pies de los caballos es garantía de apagón informativo. Y ya tenemos líneas de investigación antiyihadista cerradas por culpa de una estrategia de comunicación fallida.

Desde el gobierno ‘venden’ que son los más transparentes del mundo. No entienden o no quieren entender que la discreción también es un valor. Y además, mienten. Porque conocían del espionaje desde hacía un año.

Pero es que además no se pueden comparar las churras con las merinas. El espionaje a Pere Aragonés y al entorno independentista se hizo con autorización judicial y en el marco de la persecución de un delito por el que luego fueron condenados por sentencia firme y unánime del Supremo. Sí, fueron indultados, pero antes fueron condenados. Es la permanente contradicción de colaborar institucionalmente con el desleal por naturaleza.

El espionaje de Sánchez y Marruecos no gozó de autorización judicial porque lo practicó presuntamente Marruecos para poder chantajear al gobierno. Ahora se evidencia el entreguismo español en relación al Sahara y la pérdida de una relación fluida con la vecina Argelia. El mejor escenario para engrasar las relaciones diplomáticas…

El otro ejercicio de ‘transparencia’ tampoco ha dado los frutas deseados. ¿Qué esperaban si meten a ERC, Bildu y las CUP con calzador en la comisión de secretos oficiales?, ¿pretendían que quien tiene como objetivo dinamitar la nación respete las reglas de juego del Estado?, ¿quizás pretendían que la directora general del CNI hiciera un paripé en su comparecencia?, ¿se cree alguien que el CNI está para ‘performance’?, ¿quizás por eso piden ahora su cabeza hasta los socialistas?

La directora general del CNI acudió al Congreso a rendir cuentas. El Congreso es la sede de la soberanía nacional y el órgano capacitado para exigir cuentas. Y su obligación es darlas. Si el Congreso retorció el reglamento para dar cabida a quien no debía no es su responsabilidad. Si algunos grupos incumplen el decoro y su obligación de sigilo tampoco es su responsabilidad. Si lo es dar fe de lo que sabe y responder a cuanto se le pregunta. Y así lo hizo.

Y así sabemos que Aragonés y su entorno fueron espiados. Regresamos al victimismo, pero esta vez elevado a la enésima potencia. Y ahora. ¿qué?, ¿se rompe la legislatura? De eso nada: Sánchez es un chollo y fuera de Moncloa hace mucho frío. 

¿Quién pagará el desaguisado? Robles protege a la directora general del CNI y apunta a Bolaños. El ministro de la Presidencia se defiende. ¿Y Marlaska? Voilá. Quizás por eso está tan nervioso.

Luis Losada Pescador

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